Lect.: Hechos 5:27-32, 40-41; Salmo 30:2, 4-6, 11-13; Apoc 5:11-14; Jn 21:1-19 Seguimos de la mano del evangelista Juan, descubriendo los signos en los que los primeros discípulos pudieron experimentar la presencia de Cristo viviente. Una cosa es la manera como expresaron luego sus experiencias —generalmente narrándolas como “apariciones”— y otra, muy distinta, las características de la experiencia pascual por la que atravesaron. Estas parecen sugerirse en los textos como asociadas a transformaciones profundas que experimentaron en su propia vida y que relacionaron con la presencia del Cristo Viviente. Ya, el domingo de pascua, nos mostró Juan cómo el primer signo fue la capacidad que se despertó en ellos para volver a reunirse , a constituir comunidad superando la dispersión y alejamiento en los que se habían dejado arrastrar tras el miedo que les generó la crucifixión. Incluso vimos cómo Lc, en el libro de los Hechos, añade como otro signo de la vida del resucitado, la fuer...
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.