Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de noviembre, 2019

34º domingo t.o. Fiesta de Cristo Rey, ¿Un título apropiado hoy?

Lect.: 2 Sam 5, 1-3; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43 Tanto nosotros, como las primeras comunidades cristianas, hemos tratado de mostrar nuestra admiración, cariño y respeto por Jesús de Nazaret aplicándole los que consideramos “mejores títulos” y calificativos. Así lo hemos llamado “ Cristo ”, es decir, ungido, también lo llamamos Mesías , Señor , … En los evangelios se le llama Maestro, Hijo del Hombre  Son siempre adjetivos influidos por la época y lugar en que vivimos, por nuestros rasgos culturales. Así, en 1925, escasamente hace un siglo, el papa Pío XI instituyó la fiesta de “Cristo Rey”, alarmado por la situación política y pre-bélica por la que atravesaba Europa. Quería recordar que mil seiscientos años antes, el Concilio de Nicea había añadido al Credo apostólico la frase “ y su reino no tendrá fin ”.   De ahí pasó a llamar a Jesús “rey”,. Éste como otros títulos que le hemos dado no pasa de un nivel metafórico, por supuesto. Pero hay que reconocer que un título como el d

33º domingo t.o. Perdiendo certezas y seguridades

33º domingo t.o. Lect.:   Mal 3, 19-20a; 2 Tes 3, 7-12 ;  Lc  21, 5-19 Estos textos de la eucaristía de hoy, que sirven de base a esta reflexión, pueden verse en http://textosparalaliturgia.blogspot.com/2016/10/leccionario-i-domingo-xxxiii-del-tiempo.html No es difícil imaginar el gran impacto que pudieron causar las palabras de Jesús a la multitud que lo rodeaba. Un auditorio judío que consideraba el Templo como un signo sagrado y de identidad nacional, como un monumento indestructible que permanecería hasta el fin de los tiempos, al escuchar al Maestro decir que de eso no quedaría piedra sobre piedra , lo consideró, sin duda, como una blasfemia. El Templo simbolizaba la propia identidad nacional y su fe monoteísta. Y, además, la élite sacerdotal que dirigía el Templo y la vida de Israel tenía que sentirse también atacada porque se anunciaba el final de su dominación sobre el pueblo. Era una “blasfemia” y un reto sociopolítico a la estructura de poder imperante.  Y era un

32º domingo t.o.: "Dios es un Dios de vivos", en Él somos y existimos.

Lect.: 2 Mac 7, 1-2. 9-14; 2 Tes 2, 16-3, 5; Lc  20, 27-38 Pueden leer los textos referidos en http://textosparalaliturgia.blogspot.com/2016/10/leccionario-i-domingo-xxxii-del-tiempo.html ¿Por qué nos interesa saber si tendremos otra vida después de esta? O, dicho en cristiano, ¿por qué nos interesa saber si después de nuestra muerte vamos a resucitar?   Hay una respuesta rápida y fácil, si somos capaces de reflexionar un poquito y es ésta. Instintivamente todos sentimos, es lo normal, que existir es algo bueno y todo lo bueno que nos puede pasar es porque existimos, y esto aventaja a los problemas y males que también vamos a encontrarnos en la vida . De ahí que, también instintivamente, en todas las épocas, los seres humanos temamos a la muerte como amenaza a dejar de existir y desaparecer.  Pero esa reacción instintiva, además, la vivimos como el apego a existir individualmente . Lo que todos parece que deseamos es que nuestro yo individual, con las características de nuestr

31º domingo t.o. Buscar lo que se ha perdido de nosotros mismos

Lect.    Sab 11, 22 — 12, 2 ;2  Tes  1, 11 — 2, 2 ; Lc  19, 1-10 Los textos pueden verse en http://textosparalaliturgia.blogspot.com/2016/09/leccionario-i-domingo-xxxi-del-tiempo.html La tendencia, más o menos inconsciente, que todos o la mayoría de nosotros tenemos, a clasificar a la gente que nos rodea es una forma, quizás, de protegernos de relaciones peligrosas, por una parte y, por otra,  de aprovecharnos de  quienes nos pueden beneficiar. En el fondo, un problema de inseguridad. Como tendencia humana no es ajena al ambiente en que se movió Jesús. Y se refleja en el relato de hoy, así como en el de los dos hombres que subieron al Templo a orar, uno fariseo y el otro publicano. La figura del publicano, que va saliéndonos ya en varios relatos evangélicos, se refiere a una categoría social que, en época de Jesús, simbolizaba, precisamente, a personas indeseables, por el oficio al que se dedicaban,  por la forma como habían cumulado riquezas y, en definitiva,  por su no cumpl