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Mostrando las entradas de abril, 2008

5o domingo de Pascua

5º domingo de Pascua, 20 abr. 08 Lect.: Hech 6: 1 – 7; 1 Pedr 2: 4 – 9; Jn 14: 1 – 12 1. A menudo nos acercamos al evangelio con una actitud muy literal, fundamentalista. Por ejemplo, en este texto de Jn, cuando oímos hablar de las moradas que hay en la casa del Padre, tendemos con ingenuidad a pensar o bien en los templos físicos, como casas de Dios, o bien en el más allá, como un cielo prometido, especie de morada posterior a este mundo. Pero si releemos el NT como adultos, esforzándonos por captar el sentido detrás de los símbolos, empezaremos a sospechar que se nos está hablando de otra realidad mucho más rica. Ya Pedro en la 2ª lectura nos daba una pista cuando nos dice que todos nosotros somos el conjunto de piedras vivas que, sobre la piedra angular que es Cristo, constituimos el templo del Espíritu. La casa, la morada de que se nos habla somos esta familia de creyentes, de hombres y mujeres renacidos del Espíritu. El evangelio de Jn nos recuerda de diversas formas que al hab

4o domingo de Pascua

4º domingo de Pascua, 13 abr. 08 Lect.: Hech 2 14 a; 36 – 41; 1 Pedr 2: 20b – 25; Jn 10: 1 – 10 1. Cada año celebramos la Pascua y reafirmamos nuestra fe en que se inaugura una vida nueva para nosotros. Pero el entusiasmo con que lo decimos no elimina una realidad de problemas, de amenazas, de inseguridades, de enfermedades que nos rodean y que los noticieros de cada día se encargan de recordárnoslos continuamente. El texto de Jn hoy habla incluso de peligros dentro y fuera de la comunidad, expresados con los términos de “salteadores y bandidos”, pero que se refieren a otros muchos peligros, ya no solo materiales, sino a nivel de desorientación, de inseguridad, de vulnerabilidad que nos afectan a todos, incluso a los que de buena voluntad nos encontramos dentro de la Iglesia de Cristo. Esa es la vida real, de cada día. Entonces, ¿qué quiere decir esa frase maravillosa del final del texto de hoy, “he venido para que tengan vida, y la tengan abundante”? Todo un reto contestar esta pr

3er domingo de Pascua

3er domingo de Pascua, 6 abr. 08 Lect.: Hech 2: 14. 22 – 28; 1 Pedr 1: 17 – 21; Lc 24: 13 – 35 1. Hay una frase central en lo que acabamos de leer. Dice Lc: “A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. Además de “central” al relato, es muy relevante para nosotros, porque nos empuja a hacernos la pregunta, ¿será que nosotros, los que estamos aquí esta tarde, ya tenemos los ojos abiertos para captar la realidad espiritual y religiosa? ¿será que ya hemos reconocido a Jesús en su nueva forma de presencia espiritual, como resucitado? No son preguntas que sobren. No podemos dar por supuesto que las respuestas para cada uno de nosotros sean afirmativas. Puede que algunos ya lo hayan logrado, pero muchos de nosotros todavía debemos preguntárnoslo. No es garantía el que tengamos 20, 30 o muchos más años de estar en la Iglesia Católica. Simplemente “estar” garantiza muy poco. Repitamos las preguntas: ¿será que nosotros, los que estamos aquí esta tarde, ya tenemos los ojos abiertos