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Mostrando las entradas de agosto, 2018

21º domingo t.o.: ¿Y uds también quieren marcharse? ¿cuál es su opción?

Lect,:  Josué 24:1-2, 15-18;  Efesios 5:2, 25-32; Juan 6:60-69 La semana pasada terminamos la meditación sobre el llamado discurso del Pan de vida, del capítulo 6 de Juan. Hoy el texto evangélico nos habla de la reacción que tuvieron los discípulos al escuchar este discurso. Antes de entrar en este punto quiero hacer una aclaración que me han pedido en Facebook, en los comentarios a mis homilías de estos últimos domingos. Una pregunta que me hacen es si el pan de vida del que trata el discurso se refiere a la eucaristía o al modo y compromiso de vida de Jesús.  Esas dudas son normales y creo que son efecto de catequesis incompletas que hemos recibido a lo largo de nuestra historia personal en la Iglesia. Por decirlo de manera breve: la Eucaristía y el compromiso con la forma de vida de Jesús son inseparables. Lo que pasa es que se nos solía presentar la Eucaristía —y quizás todavía se hace— como si se tratara de un rito, o sacramento, aislado del contexto de lo que fue la vid

20º domingo t.o.: No se trata de imponer sino de interiorizar un estilo de vida

Lect.:  Proverbios 9:1-6;  Efesios 5:15-20; Juan 6:51-58 Estoy seguro de que todas y todos hemos reaccionado con estupefacción, con indignación y alarma ante los hechos criminales que grupos extremistas realizaron ayer contra hermanos nicaragüenses refugiados en nuestro país. ¿qué podemos hacer los católicos, los cristianos, para evitar que estas actitudes violentas destrocen nuestra convivencia?   Es oportuno que el evangelio de Juan de estos domingos nos recuerden que   la salud de nuestra comunidad no se logra con meras disposiciones legales, ni con represión, ni rasgándonos las vestiduras por esta ruptura de las mejores tradiciones costarricenses de asilo. Con el texto de hoy del evangelio de Juan, se concluye el discurso sobre el pan de vida, reiterando   cuatro enseñanzas principales que podemos traducir de la siguiente manera .   Primera , la   realización plena de cada cristiana o cristiano se alcanza asimilando (“ comiendo ”) el modo de vida de Jesús de Nazaret, —de

19º domingo t.o. "No hay don de Espíritu donde no hay don de 'la carne' "

Lect.: 1 Reyes 19:4-8; Efesios 4:30--5:2; Juan 6:41-51 El domingo pasado explicábamos que la expresión “pan de vida” en este discurso del cap. 6 de san Juan, el “ pan de Dios ”, es una   forma metafórica que utiliza el evangelista para   significar lo que alimenta en profundidad la vida del ser humano . Con la metáfora “ pan de vida ” el evangelista quiere referirse a     la   comunicación permanente que Dios hace de su propia vida divina a toda la humanidad.  Así como en la historia del Éxodo, el maná que descendía del cielo, garantizaba en buena parte la alimentación permanente del pueblo peregrino en el desierto, ahora la alimentación y fortalecimiento espiritual del pueblo se garantiza por una nueva forma de “pan de vida” dada por el Padre.     Es la comunicación de su propia vida divina, a la que nadie ha visto nunca pero que ahora se revela en la forma de vivir del Hijo del Hombre,     Jesús de Nazaret. No es un alimento físico, sino   una forma de vida que alimenta, reali

18º domingo t.o.: Ser pan de vida para los demás

18º domingo t.o. Lect.: Éxodo 16:2-4, 12-15; Efesios 4:17. 20-24; Juan 6:24-35 Nos encontramos en el texto de hoy de Juan, toda una paradoja: nos dice que a Jesús lo seguía mucha gente. Sin embargo, hace ver que a las multitudes que seguían a Jesús les costaba mucho descubrir la novedad de su mensaje, y eso se refleja todavía en estos textos redactados por las comunidades de Juan cincuenta años después de la muerte del Maestro. Es más, a las gentes les costaba descubrir el significado mismo de la     persona de Jesús y de la misión que realizaba. Y lo más     curioso, para nosotros, es que la dificultad que enfrentaban para entender, provenía del mismo andamiaje, de la misma estructura religiosa en que estaban inmersos. No entendían a Jesús ni el fondo de su mensaje, no porque fueran ateos, o agnósticos, diríamos hoy, o secularizados, sino   porque eran excesivamente religiosos y todo mensaje espiritual lo encajonaban en los conceptos, en las leyes y en las tradiciones de  su