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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

3er domingo de adviento: JESÚS UN PROFETA DE ESPERANZA Y ALEGRÍA, NO DE AMENAZAS Y TEMOR

         Lect.:   Is  35, 1-6a. 10 ; Sant  5, 7-10 ;  Mt  11, 2-11   Llevamos varias semanas tratando de aclararnos si la vida cristiana se construye sobre la base del temor y  de las amenazas o sobre la esperanza y la alegría. La experiencia histórica nos atestigua que, tanto entre católicos, como en protestantes y en modernos neopentecostales, encontramos esas dos líneas de prácticas y doctrinas. Hay quienes, por temperamento, por tradición familiar o educación, tienden a una visión rigorista de lo religioso, apegada a leyes y doctrinas como referentes prioritarios. Otros, más bien, también, quizás, por el beneficio de experiencias e influencias muy benefactoras, nos hemos sentido tocados por la maravilla de la Buena Noticia, y progresivamente hemos ido tratando de formarnos por sentimientos, por apasionamiento  a partir de la persona de ese Jesús hecho todo para todos.  En este tercer domingo de Adviento lo que se narra de Jesús y de Juan el Bautista nos hace ver cómo  este dilema,

2º domingo de Adviento: CAMBIEMOS DE MENTALIDAD, SI CREEMOS QUE EL REINO DE DIOS YA HA LLEGADO

 Lect.:  Is 11, 1-10; Rom 15, 4-9 ;Mt 3, 1-12 La figura de Juan el Bautista en este 2º domingo de Adviento sirve a Lucas para que nos respondamos, al menos parcialmente, dos de las principales preguntas que nos formulábamos al final de nuestra reflexión del domingo pasado. La principal,  ¿nuestra fe cristiana es fuente de esperanza y alegría por un mundo nuevo que vendrá —o que ya ha empezado—, o solo de temor ante el juicio de un dios tremendo juez, que se prepara para castigar con fuerza? Aun construyendo solo una breve escena, Mateo destaca a Juan no tanto como bautizador, sino como profeta, que es capaz de descubrir que el reino de los cielos ya  ha llegado. Y este anuncio,  coincide con el que presenta a Jesús y a los inicios de su misión en  el siguiente capítulo cuando dice: “A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca» y “recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y