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Mostrando las entradas de 2012

4o domingo de Adviento

Lect.: Miq 5:4-1 a;   Hech 10:5-10; Lc 1:39-45 Anoche, al terminar la final del campeonato de fútbol, quedé inquieto por algunas de las expresiones religiosas en miembros del equipo triunfador. A primera vista parece  muy bien agradecer a Dios el gane y el campeonato. Hay algo bueno en ese reconocimiento, pero es todavía muy incompleto. Porque si se entiende que Dios dio el triunfo a un equipo, ¿qué quiere decirse? ¿Que no estuvo con los rivales o que estos no se encomendaron lo suficiente?  No es un problema que pasa solo en fútbol. También sucede, por ejemplo, en el campo de la salud, cuando agradecemos a Dios que nos haya liberado de una enfermedad que ha afectado, quizás a un amigo.  ¿Es que Dios no está con ese amigo enfermo y me tiene preferencia a mí? Esta hermosa meditación simbólica del texto de Lucas hoy nos pone en la figura de María la revelación de la condición de vida de cada uno de nosotros: todos estamos " preñados de Dios ". Todos: heredianos y liquistas,

3er domingo de Adviento

Lect.:  Sofonias  Flp   Lc3: 10 - 18 Juan el Bautista tiene que haber sido un tipo impresionante. Rudo, poco educado, un campesino simple, hijo de un sacerdote rural,  pero de una personalidad y de una honestidad que dejaba huella. De no ser así, el propio Jesús no hubiera formado parte de su grupo. Y, como comentábamos el domingo pasado, Jesús inicia su misión bajo la influencia del Bautista. En el Jordán Jesús recibe, con el bautismo, el impulso a su misión.  Y veintiún siglos después todavía existen grupos religiosos que se confiesan seguidores del Bautista. Son los llamados "mandeanos", de los que un cierto número se localiza en Australia y, hasta hace pocos años, se encontraban también en Irán, hasta que el régimen que domina ese país empezó a perseguirlos. Dos rasgos pueden destacarse en Juan, que lo hacía atractivo. Por una parte, un estilo de vida por completo austero, ascético. Y, por otro, el llamado a vivir con equidad, compartiendo lo que

2º domingo de Adviento, 9 diciembre 2012

Lect.: Baruc  5: 1 – 9; Flp 1: 4 – 6. 8-11; Lc 3: 1 – 6 A veces rutinizamos de tal manera nuestro cristianismo que más que hacerlo vida y seguimiento de una persona histórica, lo fabricamos en torno a ideas o doctrinas sobre Dios, creencias varias y sobre el propio Jesús. Olvidamos , entre otras cosas, que en nuestra confesión de fe se afirma con rotundidad que Jesús es un ser humano pleno . No es un extraterrestre que cae del cielo en paracaídas. Y como todo ser humano es fruto de un contexto, de su mundo, de sus relaciones. Es el contexto el que reta a Jesús y en el que se implica. Y al responder a esos retos cotidianos él va “creciendo en estatura, gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres”, como dice san Lucas (2:52). De ese contexto aprende muchas cosas y muchas otras cosas y personas lo influyen, entre ellas, también el Bautista y su grupo, al que sigue y con quienes se incorpora durante un tiempo. Luego lo supera y cambia incluso el énfasis del

1er domingo de adviento 2012

Lec 33, 14-16
 14 - 16; 1 Tes. 3, 12-4, 2
 ; Lc 21:; , 25-28. 34-36
 1.    Año con año nos reunimos aquí para repasar hechos –que hemos oído cientos de veces­–, sobre la historia de Jesús, empezando por la preparación de su nacimiento. No hay que extrañarse de estas repeticiones. También nos gusta repasar colecciones de fotos familiares, o volver a ver películas que nos encantaron o piezas musicales que nos fascinan. Al repetir el tiempo de adviento, retomamos lo que fue la experiencia humana, espiritual, que tuvieron aquellas primeras Comunidades de cristianos en torno a la figura de Jesús de Nazaret. Y repetir estos relatos no solo nos resulta hermoso sino que nos permite entender mejor esa experiencia espiritual y mejorar y profundizar nuestra propia experiencia religiosa. 2.    Para aquellos primeros cristianos el nacimiento de Jesús fue vivido como el cumplimiento de promesas de liberación según su trasfondo judío. Y ese cumplimiento de promesas venía pre

34º domingo t.o., Cristo Rey

Lect.: Dan 7: 13 -  14; Apoc 1: 5 – 8, jn 18. 33 - 37 Una de las tentaciones más profundas que nos obstaculizan nuestro crecimiento espiritual es la tentación  de dominar y oprimir a los demás. Tan profunda que casi nunca caemos en la cuenta de que tenemos esa tentación y de que nos dejamos vencer por ella.  Por eso ni siquiera aparece en nuestros exámenes de conciencia y en nuestras confesiones. Es una tentación que se nos aparece disfrazada. Se disfraza de deseos legítimos:  Cuando somos padres de familia, o profesores, o funcionarios públicos, se disfraza del deseo de colaborar con el orden y la disciplina. Cuando somos ministros religiosos se disfraza del afán de ayudar a que se cumpla la voluntad de Dios. Y, seamos lo que seamos, suele disfrazarse del legítimo deseo de crecer, de llegar a descubrir y a ocupar el puesto que nos corresponde en la vida. Todos esos deseos legítimos se ven distorsionados por la tentación de dominar y oprimir, cuando pretendemo

33º domingo t.o.

Lect.: Dan  12, 1-3 ; Hebr 10, 11-14. 18    ; Mc 13: 24-32 Hay un tango, cantado por Juan Manuel Serrat, por título "Cambalache", que empieza  con una frase bien fuerte y pareciera pesimista. Dice así, Que el mundo fue y será una porquería  ya lo sé...  (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!). Lo llamativo es que el resto de la canción no habla ni de las guerras, ni de la violencia y destrucción a gran escala, de las que nuestro mundo está plagado de ejemplos. Lo que más presenta el tango como "porquería" es que en nuestro tiempo se ha dado un despliegue de "maldá insolente", lo peor que está pasando dice es que "¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!...  ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! " No hace falta irse muy lejos para entender estas frases. En las últimas semanas, en nuestro país, nos ha tocado ser testigos de