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Mostrando las entradas de junio, 2013

13º domingo t.o.

Lect.: : I Reyes 19, 16b. 19-21;  Gálatas 5, 1. 13-18;  Lucas 9, 51-62 Sabemos que cada evangelista tiene su énfasis propio al presentar el mensaje de Jesús. Y también su manera de presentar este mensaje. Sabemos también que su interés no está en proporcionarnos una crónica de acontecimientos ni de describirnos un tour en el que nos dé a conocer lugares de interés de Palestina. Lo que quieren es armar la narración de tal manera que por sí misma ayude a comunicar el mensaje. Así, por ejemplo, cuando Lucas empieza con el texto de hoy a narrar el camino de subida de Jesús a Jerusalén lo que está haciendo es hablarnos de algo más profundo. Al mismo tiempo nos está hablando de cómo fue el camino que Jesús siguió en su vida y cómo debe ser el camino de quienes queremos ser discípulos suyos. La idea de "camino" le sirve para mostrar cómo se avanza hacia la propia realización, en la perspectiva evangélica. Y como introducción a ese camino describe varios rasg

12o domingo t.o.

Lect.: Zac. 12 Gal 3. Lc 9: 18 - 24 La discusión sobre la identidad de Jesús es, en realidad, una discusión sobre la identidad de la Iglesia . Un debate sobre lo que somos como comunidad de seguidores de Jesús . El texto de Lc de hoy, como los textos paralelos en Mc y Mt, están colocados justo antes de la invitación de Jesús a seguirle y, en aquel momento, a hacer con él el camino de subida a Jerusalén. Para adherirse  a alguien, como discípulo, como seguidor de su movimiento, de su forma de vida, uno  tiene que estar claro de quién es, qué es aquel a quien va  a seguir . Por eso les resultaba vital a las primeras comunidades cristianas, debatir el tema. Después de oír hablar tan atractivamente a Jesús, después de verle realizar hechos tan extraordinarios,... ¿A quién estaban siguiendo, ¿a un sabio filósofo? A un hacedor de milagros que les va a conseguir premios y beneficios fuera de serie? ¿A alguien que les va a salvar de todo mal y sufrimiento? ¿Al gran lí

11 domingo t.o.

Lect.: 2 Sam 12: 7 – 10. 13; Gal 2: 16. 19 – 21; Lc 7: 36 – 8: 3 Es inevitable que en nuestros pequeños intentos por comprender la realidad divina, que los humanos usemos nuestros limitados conceptos y experiencias de vida, a veces desafortunadas. Por eso hemos construido imágenes desacertadas de un Dios cruel, o de un dios egoísta rival del ser humano, reflejo de nuestras propias imperfecciones. Por eso, en cambio, por medio de las experiencias positivas de la vida de Jesús, experimentamos la divinidad de una manera distinta y maravillosamente humanizadora. A través de la comprensión que Jesús va teniendo de su ser humano profundo, va también teniendo una maravillosa experiencia de Dios y esto es lo que nos transmite con sus parábolas y signos . El domingo pasado el evangelio de Lc nos mostraba las dimensiones de la compasión de Jesús, que reflejan su experiencia de un Dios compasivo que le hace sentir con el que sufre enfermedad, muerte

10º domingo t.o.

Lect.: I Reyes 17, 17-24     Gálatas 1, 11-19 ;Lc 7:11-17 En la puerta de la pequeña ciudad de Naín, nos dice Lucas, se topan dos procesiones. Una, que viene entrando, un gran gentío en torno a Jesús, podemos imaginarlos llenos de entusiasmo y esperanzas en torno al Maestro. Y otra que viene saliendo, acompañando a una pobre viuda que a enterrar a su único hijo.  Una procesión pletóricos de vida que se cruza con otra doblegada por la muerte. Retomamos este domingo las narraciones sobre la vida cotidiana de Jesús y empezamos con este escenario de muerte y vida, de dolor y alegría, que marcará toda la existencia terrena de Jesús, igual que marca toda la existencia de cada uno de nosotros. Y al cruzarse los dos grupos, Jesús , definiendo el comportamiento de quienes lo acompañan, no pasa de largo, no queda indiferente ante la tragedia de aquella pobre mujer con que se cruza. Todo lo contrario. Jesús siente que se le conmueven todas las entrañas (eso expresa la pa