Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2019

4º domingo de cuaresma: La ignorancia de la gratuidad

Lect.: Josué 5:9, 10-12; II Corintios 5:17-21; Lucas 15:1-3, 11-32 En cierto sentido, una parábola tan hermosa, tan poética, tan clara y elocuente como esta puede ser más difícil de “ traducirla ” a nuestra visión moderna. Uno puede pensar que está tan bien hecha queno admite ninguna modificación, porque habla por sí misma. Y sin embargo, debemos hacer el esfuerzo por traducirlo en el lenguaje de nuestra existencia actual. Igual que ante toda parábola, debemos también en este caso preguntarnos ¿qué nos dice hoy en profundidad a nosotros? ¿Qué significa para quienes vivimos en este siglo XXI ese amor incondicional e ilimitado de un padre, y qué significa que ninguno de los dos hijos de semejante padre hubieran llegado a entenderlo? Hay que pensar que Jesús utiliza siempre las parábolas para hablarnos de la realidad de un Dios que es  inexpresable  directamente, del que no se puede hablar en simples o complejos conceptos racionales y para referirse al cual, entonces, tiene que

3er domingo de Cuaresma: hacer nuestra la causa de los mártires

Lect.:   Lect.:   Éxodo 3:1-8, 13-15; I Corintios 10:1-6, 10-12; Lucas 13:1-9 En este relato de hoy Lucas nos presenta la posición de Jesús enfrentando  creencias de su época, de tinte y apariencia religiosa, pero profundamente negativas, destructivas  y que, por desgracia, por falta de formación moral y por ignorancia todavía se pueden encontrar hoy día en algunas personas. Son esas creencias en que se ve a la muerte prematura, inesperada o a la enfermedad como castigo por el pecado. Para Jesús está claro que la muerte y la enfermedad son parte de la condición humana. Si eso es así,  la muerte puede presentarse en el momento más imprevisto, como les sucedió a las víctimas del accidente de la torre de Siloé, al que se refiere el pasaje, o puede ser el resultado de las intenciones perversas de algunos que quieren hacer daño a otros, como el caso de los galileos asesinados por orden de Pilato.   Para quienes todavía mantienen la retorcida idea de que alguien muere por castigo de

1er domingo de Cuaresma: Trucos de la seducción del mal

Lect.: Deuteronomio 26:4-10; Salmo 91:1-2, 10-15;  Romanos 10:8-13; Lucas 4:1-13 Un pasaje tan conocido y tan aparentemente simple como el de las tentaciones de Jesús en el desierto, nos viene muy bien como enlace entre la reflexión que traíamos los últimos domingos pasados y   lo que puede constituirse en el eje de nuestra reflexión este tiempo de cuaresma . Decíamos hace ocho días que “ no hay realmente una distancia enorme entre cada uno de nosotros y aquellos a los que consideramos nuestros enemigos u ofensores. Comprender lo que hay en nosotros nos permite, entonces, comprender a los que llamamos enemigos o victimarios, y nos permite comprender, en nuestra propia experiencia, lo que significa que Dios hace llover sobre buenos y malos, sobre justos e injustos.  No se trata de dos categorías de personas, sino que se trata de dos dimensiones que todos tenemos dentro de nosotros mismos .” Al presentar Lucas a Jesús enfrentando una tentación, lo coloca en un momento de decisión,

8º domingo t.o.: Otra humanidad recreada es posible

Lect.: Eclesiástico 27:4-7; I Corintios 15:54-58; Lucas 6:39-45 El Sermón de Jesús en el Llano, según Lucas, nos dejó el domingo pasado con interrogantes fuertes, que nos desbalancean, sobre lo que nos pide Jesús respecto a los enemigos, a los que hacen daño, a quienes nos ofenden. Varios de Uds. y de otros que leyeron el comentario en mi Blog o en Facebook, tuvieron el sentido fraterno de compartir sus respuestas a esas preguntas. Los invito a que las lean completas por su valor de testimonios. Aquí solo voy a resumirlas.  Los énfasis recayeron en los siguientes criterios: la necesidad de perdonar para tener paz interior y ser libre uno mismo,   distinguir entre el pecado, que hay que aborrecer, y el pecador, quien siempre es imagen de Cristo, situarnos en la   otredad , es decir, comprender al otro como otro,   no convertir la deuda de quien comete el delito en deuda impagable, porque el victimario también debe ser liberado     dejar la justicia en manos de quienes la