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Mostrando las entradas de noviembre, 2010

1er domingo de adviento

1er domingo de Adviento, 28 de noviembre de 2010, Lect.: Is 2: 1 – 5; Rom 13: 11 – 14; Mt 24: 37 – 44 1. La proximidad de la navidad creo que a casi todos nos cambia el ánimo. Cuando empieza diciembre, aún y con esta meteorología tan cambiante, se desatan otro tipo de aires refrescantes que nos alegran desde dentro. Incluso para quienes no creen, o creen pero no practican; o para quienes han sido atrapados por el comercialismo y superficialidad de la navidad de las compras y ventas. Para la gran mayoría estas fechas que se acercan son una época del año, por breve que sea, que necesitamos para seguir viviendo. El resto del año, ya desde la “cuesta de enero”, estará marcada por el trabajo y el esfuerzo para ganarse la vida, por los problemas y limitaciones cotidianas. Pareciera, entonces, que a cada uno de nosotros nos resulta indispensable al menos unos cuantos días de fiestas anuales, para cargar baterías, para liberarse un tanto de las estrecheces de la vida cotidiana. Y la forma de

34º domingo tiempo ordinario, Cristo Rey

34º domingo del tiempo ordinario, 21 de noviembre de 2010 Lect.: 2 Sam 5: 1 – 3; Col 1: 12 – 20; Lc 23: 35 – 43 1. Si hay algo que queda muy claro en los evangelios es que para Jesús de Nazaret el centro de su práctica y su predicación lo consistía el anuncio de lo que él llamaba el “reino o reinado de Dios”. Es su prioridad número uno. Todas las parábolas hablan de esa realidad nueva. Su acción y misión empiezan diciéndole a la gente que ese reino ya llegó, que está en medio de nosotros. Les habla de cómo hay que hacer para entrar en ese reino. Al mismo tiempo, otra cosa que queda muy clara en los textos evangélicos es que Jesús nunca se predica a sí mismo y mucho menos como una figura política, como rey. Al comienzo de su vida pública, en la narración de las tentaciones, rechaza rotundamente la tentación de satanás de entregarle todos los reinos de este mundo, la tentación del poder. Cuando las gentes, impresionadas por la multiplicación de los panes, quieren proclamarle rey, él se

33º domingo tiempo ordinario

33º domingo tiempo ordinario, 14 noviembre 2010 Lect.: Mal 4: 1 – 2 a; 2 Tes 3: 7 – 12; Lc 21: 5 – 19 1. No me canso de decirlo y confío en que Uds. no se cansen de oírlo: al leer los evangelios hay que hacer el esfuerzo por ponerse en los zapatos de Jesús, en su momento y su ambiente para tratar de captar el sentido de sus palabras y acciones. Y, al mismo tiempo, hay que hacer el esfuerzo por distinguir lo que fueron las palabras y acciones de Jesús de las que luego ponen los evangelistas unas décadas después, sin duda sin traicionar el mensaje original, pero ya adaptándolo a las nuevas inquietudes, problemas e intereses de la nueva época en que vivían. Solo con este esfuerzo podremos recuperar el sentido que pueden tener estos textos para el mundo en que vivimos hoy, tan distinto del que vivió Jesús y vivieron los evangelistas. En la lectura de Lc de este domingo tenemos un caso bien ilustrativo de lo que estoy diciendo. Una cosa es lo que probablemente dijo Jesús en su momento, otr

32º domingo tiempo odinario

32º domingo tiempo ordinario, 7 de noviembre 2010. Lect.: 2º Mac 7: 1 – 2; 2 Tes 2: 15. 3-5; Lc 20: 27 – 38 1. Al leer libros serios de divulgación científica contemporánea, uno se queda pasmado al ver que tras muchos esfuerzos de diversas ramas de la ciencia, todavía el origen de la vida en nuestro planeta no está claro. Se ha avanzado, gracias en buena parte, a los registros fósiles, para ir descubriendo la forma como la vida fue evolucionando a lo largo de miles de millones de años desde formas muy elementales y primitivas hasta llegar a esta maravilla de planeta verde del que hoy formamos parte. Pero cómo empezó la vida, en qué momento se dieron las condiciones para que apareciera, y qué es propiamente, son cuestiones que todavía se resisten a ser comprendidas. Por otra parte, si pegamos un salto y pasamos a los libros sagrados de las diversas tradiciones, incluida nuestra Biblia, vemos también que todas nos confrontan con una realidad profunda que llamamos Dios, pero que escapa p