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Mostrando las entradas de julio, 2012

17º domingo t.o.

Lect.: II Reyes 4,42-44, Ef 4,1-6, Jn 6,1-15 Por distraídos que estemos en misa, nos sorprenderá que, de repente, sin ninguna fiesta especial de por medio que lo justifique, se interrumpa la lectura continua del evangelio de Marcos —tan concreto y aterrizado en el seguimiento de la vida de Jesús— y se sustituya por un texto de Juan, —que no deja de ser complicado, con símbolos no fáciles y distantes culturalmente. Más sorprende que este remplazo se haga durante cinco domingos seguidos. Si queremos preguntar la razón a liturgistas, —al menos, vía internet— no encontraremos más que dos aparentes razones no muy convincentes: que el evangelio de Marcos es muy corto y no da para “rellenar” cuatro o cinco domingos del ciclo ordinario de este año; y que a veces se recurre a otro evangelio cuando hay que explicar o ahondar “un poco más en un tema”, —como si cada evangelista no hubiera tenido su propósito propio y de su comunidad, al escribir lo que escribió y como lo escribió

16º domingo t.o.

Lect.: Jeremías 23,1-6; Efesios 2,13-18; Marcos 6,30-34 1.      Hoy tenemos un pasaje más bien cotidiano, sin simbolismos mayores, en el que a propósito de un par de detalles del episodio se muestra el modo de ser normal, espontáneo, en el comportamiento habitual de Jesús. Un comportamiento de gran riqueza humana. Los discípulos regresan de la tarea que les había encargado. Se ve que sienten que les fue bien porque quieren contarle enseguida a Jesús los resultados de la misión. Y la reacción de Jesús, más que de someterles a una “rendición de cuentas” es la de invitarles a descansar un poco. Nota que vienen fatigados, se da cuenta de que la gente no les deja tiempo ni para comer, y su primera preocupación es que se repongan. 2.      Y cuando salen ya para disfrutar del descanso en una zona apartada, ¡sorpresa!, la gente se les ha adelantado. Siguen en su busca, porque “andaban como ovejas sin pastor”. La gente que sigue a Jesús y a los discípulos no solo padece enfer

15ª domingo t.o.

Lect.: Amós 7, 12-15, Efesios 1, 3-14, Mc 6: 7 – 13 1.      Varias cosas llaman la atención del pasaje de Mc de este domingo. La primera, la capacidad de Jesús no solo para no desanimarse, sino para que los aparentes fracasos los tome como un mayor estímulo para continuar con su proyecto. El domingo pasado lo veíamos rechazado en su patria chica, por su propia familia y sus conocidos. Tiene que estar muy convencido y animado por una fuerte esperanza para no echar para atrás y decidir expandir su misión, recorriendo otras aldeas y llamando incluso a los doce a compartir su tarea. 2.      El segundo detalle que llama la atención es el contenido y la forma como envía a los apóstoles a anunciar el reino de Dios. Es llamativo porque no les da instrucciones sobre los contenidos de la predicación, no les indica cuáles verdades deben enseñar, ni en cuáles principios morales deben insistir . Todo el énfasis está en cómo deben presentarse y en cuáles sus actitudes con la gente . Parecie

14º domingo t.o.

Lect.: Ez   2, 2-5, 2 Cor 12, 7-10, Mc 6: 1 – 6 1.      Tres pasajes de Marcos, en tres domingos sucesivos, nos muestran tres escenarios de la actividad de Jesús: “la otra orilla”, —tierra de paganos—, la “orilla de los judíos” donde encuentra gente de la institución religioso-política —Jairo   y su hija— y a excluidos de la misma institución —la mujer considerada “impura” por sus flujos de sangre. Y ahora, la “patria chica” de Jesús, su lugar natal, donde tiene que encontrarse con los “suyos”, en sentido cultural y geográficamente más propio y cercano. Pero es aquí, de manera llamativa a primera vista, donde la reacción es peor. Hasta tal punto que “no pudo hacer allí ningún milagro”, y “se sorprendió por su falta de fe”. 2.      De este episodio se ha derivado como dicho popular, al menos en nuestra lengua hispana, aquello de que “nadie es profeta en su tierra”. Pero, ¿a qué se debe en el evangelio de Marcos y en la liturgia de hoy ese rechazo del profeta propio? ¿C

13 domingo t.o.

13 domingo t.o.  Lect.: Sáb. 1: 13-15.2:23-24;2 Cor  8:7-9.13-15; Mc 5, 21-43 1. Jesús está de vuelta en "la orilla" de los judíos. En medio de los "suyos". Pero se destaca su encuentro con personajes representativos de determinados grupos sociales. Jairo es un funcionario público, no estrictamente religioso,  que está con su hija, representan los sometidos a la institución religiosa y política, pero que únicamente se toma la libertad de acercarse a alguien no aceptado por la institución para buscar la salud de su hija.  En ese sentido, está violando formalmente la ley. Y la mujer que padecía flujos de sangre que representa a los marginados y excluidos de la institución, por una interpretación ultra legalista de la Religión, que la consideraba impura. También viola la ley, y lo hace literalmente, al acercarse y tocar a Jesús. Ambos necesitan tomar esos riesgos buscando de alguna manera, salvación, la liberación en Jesús. 2. Importante mirar lo que Jesús les ofr