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Mostrando las entradas de septiembre, 2010

25º domingo tiempo ordinario

25º domingo tiempo ordinario, 19 de sep. de 10 Lect.: Amós 8: 4 – 7: 1 Tim 2: 1 -8; Lc 16: 1 – 13 1. El tema de hoy sirve para levantar roncha. Es el tema del uso del dinero, desde la perspectiva del evangelio. Digo que sirve para levantar roncha, o para encogerse de hombros y decir que estas enseñanzas no son realistas. Es un tema que molesta a muchos que viven muy bien, con exceso de confort y beneficiándose privilegiadamente de la actual dinámica de la economía y que creen que su modo de vida no debería cuestionarse. Algunos se defenderían diciendo que estos asuntos de plata no tienen que ver con lo religioso. Otros, que se refugian en esas llamadas “megaiglesias” o “iglesias de la prosperidad” pretenden que las enseñanzas bíblicas dicen que las riquezas son una prueba de la bendición divina. Otros, en fin, dirían que las enseñanzas espirituales evangélicas no entienden de estas cosas, y son muy idealistas, no aplicables en la vida real. Sin embargo ahí tenemos esta parábola de ho

24º domingo tiempo ordinario

24º domingo t.o., 12 septiembre de 2010 Lect.: Éx 32: 7 – 11. 13 – 14; 1 Tim 1: 12 – 17; Lc 15: 1 – 32 1. Se supone que los católicos diferenciamos el “pecado” de otras acciones humanas negativas que llamamos delitos, infracciones, errores, fallas, … Se supone que por siglos los cristianos cuando decimos “pecado” hablamos de una acción que tiene sentido religioso porque se refiere a Dios. Y también por siglos, teólogos, catecismos y pastores se han dedicado a tratar de entender qué es eso del “pecado” por la necesidad que tenemos de entendernos mejor a nosotros mismos y de entender nuestra relación con Dios. Entonces podemos encontrar páginas y escritos donde se nos dice que el pecado es una ofensa a Dios, que es un abuso de la libertad, que es salirse de la ley divina… por mencionar las concepciones más frecuentes. Y en torno a esta idea de pecado, sobre todo la de ofensa a Dios, se ha escrito también sobre la necesidad de pagar por ese pecado, incluso con la sangre de Cristo… En fin,

23º domingo tiempo ordinario

23º domingo t.o., 5 de septiembre 2010 Lect.: Sab 9: 13 – 19; Fil 9b-10. 12 – 17; Lc 14: 25 – 33 1. El evangelio de Lc está escrito de tal manera que podemos enredarnos en su lectura. A veces el evangelista pone juntos dichos y hechos de Jesús que se dijeron en distintas ocasiones. Por ejemplo, hoy, el autor recopila y reúne tres enseñanzas distintas, —aunque puede encontrarse su interrelación— y las pone en tal orden que uno puede preguntarse, en resumen, cuál es el mensaje. Vamos a hacer el intento de armar una posible respuesta. En el medio del texto, parece que Jesús está refiriéndose a un consejo de sentido común todavía repetido hoy día: si uno está claro y decidido a lograr un objetivo y una meta, debe estar igualmente claro en cuáles son los recursos que necesita para alcanzar ese propósito, y cuáles los costos en que deberá incurrir. Los ejemplos abundan: construcción de una casa, planes trabajo, promesas de políticos, etc. No hace falta un maestro de la categoría de Jesús pa