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Mostrando las entradas de enero, 2010

4o domingo tiempo ordinario

4º domingo. t.o. 31 ene. 10 Lect.: Jer 1: 4 – 5. 17 – 19; 1 Cor 12: 31 – 13: 13; Lc 4: 21 – 30 1. Siempre nos ha llamado la atención que Lc ponga, ya en este cap. 4 la primer situación de rechazo a Jesús. Y no cualquier rechazo, sino uno violento. Toda la gente de la sinagoga, dice, se pusieron furiosos, y lo empujaron hasta el borde de un barranco con la intención de despeñarlo. Según el evangelista, Jesús acaba de proclamar el programa de su misión, con contenidos que más bien parecerían seductores y fascinantes para todos. Apuntan, como decíamos el domingo pasado, a construir una sociedad donde todos podamos vivir como hermanos, liberándonos de apegos egoístas y excluyentes. Con un ideal tan hermoso, tan constructivo, ¿por qué se iba a provocar una reacción negativa en los oyentes? El mismo Lc dice que todos expresaban su aprobación y se admiraban de sus palabras de gracia. ¿Entonces? El cambio tan súbito parece darse cuando Jesús cuestiona el carácter único y privilegiado del p

3er domingo tiempo ordinario

1. Dentro de dos semanas los costarricenses estaremos yendo a las urnas electorales. Se supone o más bien, es deseable que cada uno emita su voto consciente de cuál es el programa del partido o partidos por los que va a votar. Lamentablemente esto es un buen deseo que será muy difícil de hacer realidad. Porque la preparación que los partidos nos dan a los votantes para decidir, en su mayor parte no está fundada en un conocimiento más profundo y en una reflexión sobre sus programas, sobre los valores ético – sociales que los inspiran. Por desgracia, lo que ha predominado en la campaña es un inmenso marketing, el uso de las técnicas de mercadeo, para vender una imagen, un producto, como si se tratara de cualquier otro producto comercial que a las empresas y a las agencias publicitarias les conviene que compremos sin pensar mucho, porque beneficia sus intereses. Y por desgracia, también, en esta campaña, —en la que escandalosamente se han gastado a la fecha casi $ 5 millones— los conteni

2o domingo tiempo ordinario

2º domingo t.o., 17 ene. 10 Lect..: Is 62: 1 – 5; 1 Cor 12: 4 – 11; Jn 12: 4 – 11 1. En una cifra preliminar, NN.UU. hablaban esta semana de la necesidad de $ 550 millones para hacer frente a la tragedia causada por el terremoto de Haití. Por supuesto, se refieren a los daños materiales inmediatos, porque las más de 50.000 muertes, y el desagarre traumático de los supervivientes, no puede repararse con esa ni ninguna otra cifra. Y para reconstruir Puerto Príncipe de manera que tenga capacidad para enfrentar tragedias naturales como ésta, se requerirían inversiones muchísimo mayores. No se puede repetir el tipo de construcciones, ni las escasas medidas de seguridad con que contaba ese país. No se puede ayudar tan solo para volver a tener más de lo mismo. Es más, lo que hay que construir, prácticamente desde cero, es toda la infraestructura del Estado y la capacidad para impulsar un proceso íntegro de desarrollo humano. Desde hace décadas Haití ha sufrido una permanente crisis política,

Bautismo de Jesús

Bautismo de Jesús, 10 ene. 10 Lect.: Is 40: 1 – 5. 9 – 11; Tito 2: 11 – 14; 3: 4 – 7; Lc 3: 15 – 16. 21 – 22 1. En la época en que Juan el Bautista realiza su ministerio, había muchos otros que practicaban ritos, baños sagrados de purificación, para significar la necesidad de limpiarse de imperfecciones, contaminaciones morales y rituales. ¿Cuál fue aparentemente la diferencia en el bautismo practicado por Juan? Podemos decirlo de una manera muy sintética: se trataba de un enorme gesto simbólico que recordaba el proceso que tuvo que pasar el pueblo de Israel para reencontrarse con su Dios en la tierra prometida. Tuvieron que dejar todo tipo de seguridades e internarse en el desierto, y después de larga peregrinación, pasar el río Jordán, con la confianza en que Dios detendría el torrente de las aguas. El Bautista está entonces crudamente diciendo al pueblo que tiene que empezar de nuevo. Que no puede atenerse a que ya está establecido en la tierra prometida, y que cuenta con el Templo,

Fiesta de la Epifanía

Fiesta de la Epifanía, 3 ene. 10 Lect.: Is 60: 1 – 6; Ef 3: 2 – 3 a. 5 – 6; Mt 2: 1 – 12 1. Como pasa a menudo, las tradiciones y leyendas en torno a la navidad, sin pretenderlo, acaban ocultando o cambiando parte del sentido original evangélico del nacimiento de Jesús. No hay que extrañarse, en parte por la cantidad de símbolos usados en los relatos de la infancia, aparecen luego bien intencionadas pero arbitrarias modificaciones. Por ejemplo, en el relato de hoy Mt solo habla de “unos magos de Oriente”, pero la imaginación popular habla luego de 3, o 12, o 60; les pone nombre, los ve como sabios y, casi peor aún, los llama “reyes”. Es la intención de realzar la figura de Jesús. Pero con el riesgo real de perder de vista lo que es central en el pasaje: que para los judíos, los “magos de Oriente” eran figuras sospechosas, por decir lo menos, despreciadas, de prácticas falsas, creyenceros en aplicaciones y manejos de fuerzas más o menos ocultas y, encima, de razas y culturas que no era

Domingo infraoctavo de Navidad

Domingo infraoctavo de Navidad - Sagrada Familia, 27 de diciembre de 2009 Lect.: 1 Sam 1: 20 – 22. 24 – 28; Col 3: 12 – 21; Lc 2: 41 – 52. 1. Al repasar un año más los evangelios de la infancia de Jesús nos puede sorprender lo poco que sabemos de su familia. Al hablar de ésta pensamos de inmediato en la imagen del portal: José, María y el niño, y los imaginamos luego en los años posteriores en una casita humilde, con la carpintería dentro, en una vida tranquila y ejemplar, viviendo los tres juntitos sin mayores complicaciones. Sin embargo la cosa debió de ser muy distinta, según lo sabemos por estudios históricos de la época y la región. En un pueblo como Nazaret, lo que se consideraba familia entonces era una familia ampliada. Es decir, la familia no se reducía al pequeño hogar formado por los padres y sus hijos, sino que se extendía a todo el clan familiar, bajo una autoridad patriarcal integrando a todos los que se hallaban vinculados en algún grado por parentesco de sangre o por