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Mostrando las entradas de marzo, 2012

5º domingo de Cuaresma

Jer 31:31-34; Hebr 5:7-9; Jn 12:20-33 1.    En ciertas visiones religiosas, un poco lúgubres, oscuras, casi masoquistas, se subrayaba el mensaje y la vida de Jesús como una invitación a un camino de sufrimiento, pero entendiéndola como si el dolor y el sacrificio por sí mismos "produjeran" la santidad. O también, como si el Dios de los cristianos fuera un dios sediento de sangre que exige su derramamiento para perdonar nuestras faltas. Con esta visión no es de extrañarse que muchos hayan visto a la Iglesia como una institución sombría, enemiga de la alegría, del placer y, en el fondo, de la vida humana tal como es. 2.    Muy diferente es el enfoque de Jesús y muy diferente el Dios de Jesús. La invitación del evangelio es una invitación a crecer, a no oponer resistencia a la fuerza que nos viene de dentro, del Espíritu que llevamos en nuestros corazones y que nos empuja a dejar caer, a perder capas de la forma de semilla en que nos encontramos, para convertirnos

4º domingo de Cuaresma

Lect.:  2 Crónicas 36:14-16.19-23; Ef 2: 4-10; Jn 3:14-21 1.    De pequeños nos acostumbramos a ver el mundo a través de los cuentos. En ellos creíamos descubrir que en la vida, aunque hubiera peligros, -piratas, brujas, asaltantes de caminos, duendecillos malévolos...- siempre había un héroe valeroso que acababa venciendo a los malos y liberándonos a los comunes mortales de todo tipo de amenazas. Cuando crecimos, el cine y la TV nos dieron versiones más modernas, más tecnológicas y galácticas, de esa visión, pero en el fondo coincidentes en presentarnos la  batalla de la vida como una lucha a la que estamos expuestos pero de la que siempre habrá un héroe que nos llevará a la victoria, incluso con recursos mágicos al estilo de Harry Potter o del Señor de los anillos. 2.    La pena es que hallamos transferido esa visión al plano religioso y nos sigamos pensando llenos y rodeados de peligros que llamamos "pecado" y para liberarnos del cual también necesitamos

3er domingo de Cuaresma

Éx 20:1-7; 1 Cor 1:22-25; Jn 2:13-25 1.     El fondo del mensaje de este texto evangélico de hoy está ligado a esa frase explicativa de Jn cuando, al preguntarle por lo que estaba haciendo y diciendo, Jesús dice que estaba refiriéndose a su cuerpo . Es decir, que sus actos al enfrentarse a los mercaderes y sus palabras relativas a la destrucción del templo los hace y dice con la autoridad de quien está convencido de que el verdadero templo, el verdadero lugar del encuentro con Dios está en su persona . 2.     Para entender el alcance de esta afirmación hay que recordar otros textos de este mismo evangelista, donde habla de ver a Dios y de dar culto a Dios. Empecemos  por el prólogo cuando dice que la palabra de Dios se ha hecho carne y que si a Dios nadie lo ha visto jamás, el hijo lo ha dado a conocer. Luego, cuando le dice a Nicodemo que los que han nacido de lo alto son los que pueden ver el reino de Dios. Y de manera contundente le responde a la samaritana que los

2o domingo de Cuaresma

Lect.: Gén 22:1-2.9 a.15-18; Rom 8:31b-34; Mc 9: 1-9 Habitualmente, el descubrimiento del lenguaje simbólico en los evangelistas nos resulta muy rico para captar el mensaje que nos transmiten las primeras comunidades. En el texto de hoy esto es notable. Probablemente el grupo de discípulos de Mc encontró en fuentes religiosas judías y no judías el uso de ese hermoso símbolo de las vestiduras blancas relucientes y en el del cielo que se rasga para dejar oír una voz, una forma de expresar el proceso de maduración espiritual que iba recorriendo Jesús, un proceso de profundización en su interioridad que iba marcando un proceso de descubrimiento y transformación de su identidad más profunda. Como auténticamente humano Jesús va creciendo, en gracia y sabiduría, según lo anunciaban ya los evangelios de infancia. Y con los símbolos de este episodio de la que llamamos "transfiguración" , la comunidad de Mc parece evocar aquellos momentos del proceso de Jesús en que él dio p