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Mostrando las entradas de abril, 2013

5º domingo de Pascua

Vuelvo a repetir lo dicho en domingos previos:  Resucitar, para nosotros, o nacer de nuevo, conlleva una nueva manera de experimentar a Dios en Jesús y de experimentarnos a nosotros mismos en Dios. Así fue para los primeros discípulos. Y en los primeros momentos después de la muerte de Jesús, trataron de expresar esas experiencias hablando de apariciones, de visiones, de descripciones casi físicas de Jesús. Pero conforme las comunidades cristianas crecen en madurez, dan un salto para expresar esa experiencia de la resurrección. Sesenta años después del drama del Calvario, las comunidades reunidas en torno al evangelista Juan, ponen el énfasis en las relaciones de amor, como el lugar privilegiado en el que se experimenta a Jesús resucitado y a nosotros y a Dios en él. Ya no tratan estos primeros cristianos de usar expresiones corporales, para hacer ver a un Jesús presente con ellos. Ahora caen en la cuenta de que trascender la realidad individual de cada uno, los

4º domingo de Pascua

Lect.: Hech  13:14. 43-52; Apoc 7:9.14-17;  Jn 10: 27 - 30 Resucitar, para nosotros, o nacer de nuevo, conlleva una nueva manera de experimentar a Dios en Jesús y de experimentarnos a nosotros mismos en Dios. Hace una semana comentábamos cómo para los primeros discípulos resultaba difícil  los primeros momentos después de la muerte de Jesús, reconocer a Jesús y a Dios de una manera diferente. Lo que llaman las "apariciones" son las nuevas experiencias que tienen de esa nueva realidad que está viviendo Jesús y que ellos están viviendo en él. En el texto de hoy el evangelista trata de ayudarnos a entender mejor de qué se trata esa nueva experiencia de Dios. Está ligada a la experiencia de la vida propia ,de las raíces y la fuente de la vida de cada uno, que es la vida del Eterno y que Jesús nos da, porque él y el Padre son uno solo. En el mismo capítulo 10, de san Juan, unos versículos antes de los que acabamos de leer, discutiendo con un grupo de judíos, J

3er domingo de Pascua

Lect: Hech 5:27 b - 32. 40 b  - 41; Apoc 5: 11 - 14; Jn 21: 1 - 19 Como hemos venido diciendo, estos relatos en torno a la Pascua son de carácter simbólico, porque tratan de comunicar una experiencia interior de los primeros discípulos, experiencia que no se puede transmitir con conceptos o descripciones de hechos físicos ordinarios. Los símbolos, en cambio, ayudan a cada uno a abrirse a un nivel superior de entendimiento, en el que se puede experimentar la vida real en toda su profundidad. Precisamente, en el relato de hoy  se quiere subrayar el contraste entre la manifestación de Cristo y la dificultad  de los discípulos para captar lo que él manifiesta .  Se contrapone la oscuridad de la noche, cuando habían estado pescando sin éxito, y la luz del amanecer, cuando Jesús se aparece y fructifican sus esfuerzos. Se contrapone también a Jesús hablándoles, dejándose ver, con la incapacidad inicial de ellos de reconocerlo. Pega este episodio co

2o domingo de Pascua

Lect.:  Hechos 5, 12-16;  Apoc  1, 9-11a. 12-13. 17-19  Evangelio: Juan 20, 19-31 1.       Cinco semanas, cinco domingos de este tiempo que llamamos Pascual, no es suficiente para profundizar lo que los evangelios quieren enseñarnos sobre ese acontecimiento que llamamos "resurrección".  Es apenas para empezar a darnos pistas que tenemos que recorrer y desarrollar. Por una parte, nos sirve para superar ideas equivocadas, que traíamos quizás desde nuestra etapa infantil de un mundo mágico. En primer lugar, como decíamos la semana pasada, caer en la cuenta de que lo que el NT llama "resurrección" no es la vuelta a la vida de un cadáver. Si lo pensamos con cuidado, aparte de que este no es el acontecimiento del que hablan los evangelistas referido a Jesús, no sería tampoco un gran regalo resucitar de esa manera. Equivaldría a volver a la vieja condición de debilidad corporal y mental. Sería algo así como repetir el mismo espectáculo, con toda la c