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Mostrando las entradas de junio, 2015

13º domingo t.o.

Lect:  Sab 1,13-15;2,23-24; II Cor 8,7.9.13-15; Marcos 5,21-43 En el texto evangélico del domingo pasado, a los discípulos muertos de miedo por la tormenta, Jesús les recrimina que no tengan fe. Tener fe es lo contrario de tener miedo, para el evangelio. Es tener confianza. Hoy Mc pone a Jesús encontrándose con tres personas sumamente golpeados, heridos en su vida: un jefe de sinagoga, desecho porque su hijita está en las últimas; la propia hija que está perdiendo toda posibilidad de vida a los doce años; y una mujer que sufre una enfermedad hasta ese momento incurable y que, además, la margina de todas las relaciones sociales normales, por las leyes machistas de pureza del judaísmo. Una diferencia de los discípulos en la barca es que estos tres personajes no se enfrentan a peligros posibles que los amenazan, sino a heridas reales que ya les han caído encima, que los hacen llegar a lo que consideran el límite de sus fuerzas . Una semejanza con el episodio de la barca es que

12º domingo t.o.

--> Lect.: Job 38,1.8-11; II Cor 5,14-17; Mc 4,35-40 Lo que se nos presenta hoy en el texto de Marcos con la apariencia de un relato de milagro es, en realidad, una catequesis con la que el evangelista cierra su colección de parábolas del cap. 4. Y es una catequesis sobre la confianza o, por decirlo de otra forma, sobre la fe entendida como confianza . Hace pocos días, en una actividad que tuvimos en el Centro de Formación de mi Comunidad religiosa, el profesor invitado sorprendió a los participantes insistiendo en una llamativa idea: lo contrario de la fe —dijo— no es el ateísmo o la increencia. Lo contrario de la fe es el miedo . Y hoy vemos confirmada esta afirmación en esta catequesis de Marcos. Jesús regaña a sus discípulos asustados ante la tormenta diciéndoles: ¿Por qué son tan cobardes? ¿por qué tienen miedo? ¿Es que aún no tienen fe?” Está claro que, una vez más, esta catequesis nos está hablando con símbolos. No se está refiriendo a una tempestad concret

11º domingo t.o.

--> Lect.: Ez 17: 22 - 24; 2 Cor 5: 6 - 10; Mc 4: 26: 34 En las primeras páginas de Marcos, el evangelista nos presenta a Jesús dándose a conocer con acciones sanadoras, con gestos cariñosos de acogida a pecadores y a otros que la sociedad de entones ha excluido por  considerarlos poseídos de demonios o leprosos. A partir del cap. 4, Mc cambia la figura de Jesús: ahora Jesús es el sembrador. Su proyecto de la Buena Noticia, de la Palabra, es presentado como un proyecto de siembra , en el que interactúan la potente semilla y la tierra fecunda .  Cambia también el escenario: ya no actúa en las casas, en las calles, sino que se va a la orilla del mar . En estos detalles, aparentemente insignificantes, se nos dibuja un Jesús que contrasta mucho con figuras señeras del pueblo judío como Moisés .  No podemos leer, lamentablemente, todo el capítulo 4 que correspondía iniciar hace dos domingos, porque la liturgia lo sustituyó con las fiestas de la Trinidad y del Corpus. Pero,

Fiesta del Corpus Christi

Lect.:  Exodo 24,3-8; Hebr 9,11-15; Mc 14,12-16.22-26 El domingo pasado hicimos un esfuerzo por releer el texto de la gran misión que Jesús encarga a sus discípulos. Hicimos ese esfuerzo porque a pesar de tratarse de un texto tan importante no siempre, a lo largo de la historia, los cristianos lo hemos leído correctamente. Hoy, escuchando el texto de Mc sobre la última Cena, también podemos preguntarnos, ¿será que entendemos bien el sentido de la Eucaristía como Jesús deseaba que lo entendiéramos? ¿será posible que algo tan central en la vida de nuestra comunidad no lo estemos comprendiendo de manera adecuada o completa? Una celebración como la de hoy es, precisamente, la oportunidad para tratar de entender mejor lo que creemos entender de la Eucaristía. Como siempre, no hay que extrañarse de nuestras limitaciones de comprensión . El texto de Mc nos muestra que los mismos discípulos no estaban preparados para entender lo que Jesús quería comunicarles. Ell