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Mostrando las entradas de mayo, 2010

Fiesta de la Stma. Trinidad

Fiesta de la Santísima Trinidad Lect.: Prov 8: 22 – 31; Rom 5: 1 – 5; Jn 16 12 – 15 1.En las lecturas de hoy hay dos llamadas de atención bien fuertes para sacudir nuestra manera de entender y vivir la vida religiosa. La primera nos la da el libro de los Proverbios. Al referirse a la sabiduría de Dios, a la vida de Dios, nos hace pegar un salto extraordinario. Nos habla de una realidad que está en la base de toda la realidad, incluso antes de que la tierra y nosotros existiéramos. Está en las cosas que se van creando y que está gozando en la existencia de los seres humanos. Es un salto que nos enfrenta a la enormidad del misterio de lo que llamamos Dios y que es, al mismo tiempo el misterio de lo que es la creación y lo que somos los seres humanos. Hay muchos otros textos en la SE que nos hacen esa misma llamada de atención. Pero citemos solo uno más, narrado con hermosa sencillez. En Éxodo 33,18 ss, está Moisés en la Tienda de Encuentro, dialogando con Dios, ante la nube de incienso q

Fiesta de Pentecostés

Fiesta de Pentecostés, 23 de mayo 2010. Lect.: Hech 2: 1 – 11; 1 Cor 12: 3b – 7. 12 – 13; Jn 20: 19 – 23 1.Como decíamos en domingos anteriores, no tiene sentido leer estos textos de estas fiestas como si fueran una crónica de acontecimientos. Más bien hay que verlos como formas culturales que los primeros discípulos utilizaron para expresar la gran experiencia de la vida nueva de la que estaban cobrando conciencia. Por eso, algunos lo expresan (Lc, por ej.) como una sucesión de tres momentos (Resurrección, Ascensión y Pentecostés), mientras que otros (como Jn) lo expresan como un solo acontecimiento con tres dimensiones. Lo importante de su mensaje en una u otra forma es proclamar que para ellos, ser cristianos estaba ligado a una extraordinaria experiencia, la de vivir la misma vida del Espíritu de Dios. Pero, ¿cuáles son las características más importantes e inmediatas de esa vida en el Espíritu que están experimentando? Si nos atenemos tan solo a las lecturas de hoy queda claro lo

Fiesta de la Ascensión

Fiesta de la Ascensión, 16 mayo 2010. Lect.: Hech 1: 1 – 11; Ef 1: 17 – 23: Lc 24: 46 – 53 1.Mientras meditábamos en mi comunidad los textos de este domingo, uno de los compañeros puso un ejemplo ilustrativo para saber leer la Biblia. Recordó la canción, ya muy vieja, “Muñequita linda” y lo absurdo y contradictorio que resultaría tomarla literalmente. Lo mismo podría decirse de otras canciones contemporáneas. Y de toda poesía. Quizás nadie nos lo ha enseñado, pero todos hemos aprendido que esas palabras y esos símbolos, esas expresiones artísticas, nos conducen a descubrir dimensiones de nuestra vida humana que se encuentran más allá de lo puramente físico. Dimensiones muy ricas y no menos reales que la realidad física, como el amor, la generosidad, la simpatía, la ternura. Nadie diría que no existen. Pero nadie tampoco pretendería decir que para que existan tenemos que verlas, tocarlas o encerrarlas en conceptos. Lo que podemos percibir son sus efectos y podemos hablar de esas realida

6º domingo de Pascua

6º domingo de Pascua, 9 de mayo de 2010. Lect.: Hech 15: 1 – 2. 22 - 29; Apoc 21: 10 – 14. 22 - 23; Jn 14: 23 – 29 1.Estos capítulos de Jn, del 13 al 17 son lo que conocemos como Discurso de Jesús en la Última Cena. Uno puede preguntarse por qué vuelven a aparecer en la liturgia en este tiempo de Pascua. Quizás lo entendamos mejor al pensar que estos discursos de despedida eran una forma literaria típica de épocas antiguas en Oriente para recoger lo esencial del pensamiento de alguna persona notable, como es el caso de Moisés, los Patriarcas o Jesús. Los discípulos reflexionan sobre los recuerdos que tenían, en este caso de Jesús, y subrayan y recogen en un solo conjunto algunas de las enseñanzas que consideraban centrales, claves en lo que Jesús había enseñado a sus primeros seguidores. A la luz de la Pascua, es decir, después de la muerte y resurrección de Jesús, estos recuerdos se tornan más luminosos y, al contrastarlos con las nuevas experiencias que están viviendo las comunidade

5º Domingo de Pascua

5º domingo de Pascua, 2 de mayo 2010. Lect.: Hech 14: 20b – 26; Apoc 21: 1 – 5 a; Jn 13: 31 – 33 a 1.A finales del siglo I, sesenta y pico de años después de la muerte de Jesús, el autor del Apocalipsis, reflejando los temores, deseos y esperanzas de los cristianos perseguidos, cae en un sueño, una visión religiosa, y ve “un cielo nuevo y una tierra nueva”, una nueva ciudad santa vestida como una novia, donde ya no habrá ni muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque el primer cielo y la primera tierra, en los que vivimos, ya habrán pasado. Veinte siglos después los seres humanos seguimos soñando no solo con algo mejor, sino con algo distinto de lo que tenemos, que se acerque a esa visión del apocalipsis. Si muchos no nos dedicamos a soñar y a trabajar por ese mundo distinto es, quizás, porque tememos que sea imposible, no queremos frustrarnos más persiguiéndolo y preferimos conformarnos con pequeños logros. Pero el sueño del apocalipsis está ahí, en el trasfondo de nuestras colectivi