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Mostrando las entradas de julio, 2010

17 domingo tiempo ordinario

17º domingo t.o., 25 de julio de 2010 Lect.: Gén 18: 20 – 32; Col 2: 12 – 14; Lc 11: 1 – 13 1.Me preguntaba, al meditar sobre estos textos, ¿por qué le piden los discípulos a Jesús que les enseñe a orar? Y además, refiriéndose a Juan el Bautista, como otro que había enseñado a sus discípulos a orar. No puede uno dejar de formularse esta pregunta, porque los discípulos, como todos los demás que seguían a Jesús, eran gente muy religiosa. Estaban acostumbrados a orar en el Templo y en la Sinagoga. Entonces, ¿no era que ya sabían rezar? Sin duda que en ese sentido, como estaba mandado y como era tradicional, ya eran personas piadosas que rezaban. Es decir, sabían salmos y otras oraciones de memoria, y las repetían a diario, y las ofrecían como alabanza a Dios, o para llamar su atención sobre sus necesidades y angustias. Y cumplían con las obligaciones de rezar de manera especial, cuando estaba prescrito. Es decir, rezaban mucho y en formas y tiempos señalados y espontáneos, parecido a com

16º domingo tiempo ordinario

16º domingo t.o., 18 julio 2010 Lect.: Gén 18: 1 – 10 a; Col 1: 24 – 28; Lc 10: 38 – 42 1.Hay textos del evangelio, como el de hoy, que uno puede leer a varios niveles. En la superficie, lo podemos leer como una anécdota cotidiana de la vida de Jesús. Y, en un segundo nivel, lo podemos leer como parte de una catequesis en la que las primeras comunidades cristianas querían ponernos a pensar sobre algo más de fondo. Si lo leemos en el 1er nivel, de todas maneras es hermoso. Un poco a la luz de la 1ª lectura de hoy ver la práctica de la hospitalidad, tan valorada por los pueblos orientales de entonces y que Jesús disfruta y alaba en casa de estas amigas suyas. Ya esto nos da para pensar en el estilo de vida actual y en nuestra capacidad de abrir nuestras puertas a otros, amigos, vecinos o necesitados. Pero quisiera fijarme en el 2º nivel de lectura. Donde la reflexión de aquellas comunidades nos conduce a pensar en otras dimensiones que podemos descubrir en la escena y en particular en la

14º domingo tiempo ordinario

14º domingo tiempo ordinario, 4 de julio 2010 Lect.: Is 66: 10 – 14 a; Gal 6: 14 – 18; Lc 10: 1 – 12; 17 – 20 1.Nos exponemos a una gran tentación al leer este texto evangélico: pensar que lo que a Jesús le interesaba era crear una gran religión, una gran institución, poseedora de las únicas doctrinas verdaderas y las únicas reglas de vida exactas y que, para impulsar este propósito, requería contar con un sinnúmero de seguidores que tratara de hacer proselitismo a como hubiera lugar. Resulta que primero envió a los Doce, y como no tuvieron mucho éxito, ahora envía a los Setenta o Setenta y dos, para cubrir todos los pueblos de la tierra. Si caemos en la tentación de pensar así también nos creeremos que lo importante para la comunidad cristiana es el número de bautismos, de conversiones que logramos, de gente que viene a misa y a celebrar los sacramentos. Cuando la Iglesia razona de esta manera, fácilmente se resbala en ponerse como centro de la película, y en priorizar su doctrina, s

13º domingo tiempo ordinario

13º domingo tiempo ordinario, 27 junio 2010 Lect.: 1 Reg 19: 16 b. 19 – 21; Gal 4: 31 b. 5: 1. 13 – 18; Lc 9: 51 – 62 1.Con demasiada frecuencia el evangelio nos desconcierta, al menos si lo leemos con atención y apertura y no de manera rutinaria. Y es muy bueno ese desconcierto que nos crea, porque eso nos sornaguea, nos hace pensar y cuestionarnos. Por ejemplo hoy, cuando uno ve la reacción de Jesús ante esos tres que querían seguirlo. Jesús les pone dificultades en vez de tratar de atraerlos con diferente tipo de promesas, para aumentar su grupo. Con la mentalidad de algunos dirigentes religiosos de hoy día, se vería absurda esta actitud de Jesús. Poniendo obstáculos no va a crecer el número de discípulos. Pero además, veamos el tipo de dificultades que plantea: directa o indirectamente afectan a un campo de los más valiosos del ser humano, el de los valores familiares. Si para nosotros la familia es importante, para aquella gente de la época de Jesús lo era todavía más. Y, tomadas

12º domingo tiempo ordinario

12º domingo t.o., 20 de junio 2010 Lect.: Zac 12: 10 – 11; Gal 3: 26 – 29; Lc 9: 18 – 24 1.“Una vez que Jesús estaba orando solo, mientras estaban los discípulos con él”… De nuevo tenemos aquí una de esas frases breves del evangelio, profundamente reveladoras, pero que, una vez más, se nos pasan inadvertidas, no le damos mayor importancia, y no se nos ocurre pensar lo que implican y lo que nos interpelan en nuestra manera de entender a Jesús y a nosotros mismos. Lo lógico, desde la posición católica tradicional, sería que nos preguntáramos: ¿cómo es eso de que Jesús oraba? ¿acaso no es Dios, el Hijo de Dios, como lo hemos aprendido desde pequeños? Entonces, ¿para qué ora o qué hace en su oración? ¿pedir? ¿puede Dios pedirse a sí mismo? ¿alabar y dar gracias? Quedamos en las mismas. Como vemos, el texto tan sencillo nos invita a replantearnos, más allá de nuestras creencias de siempre, cómo era Jesús y lo que esto significa para nosotros. Pero no podemos en una breve homilía, desarrolla