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Mostrando las entradas de diciembre, 2018

Domingo posterior a la Navidad: Palabra y Proyecto

Lect.:  I Samuel 1:20-22, 24-28; I Juan 3:1-2, 21-24;  L ucas 2:22-40;  Durante las semanas de Adviento el mensaje de la liturgia subrayó la presentación de Jesús como el “Hijo del Hombre”, ser humano pleno, en quien se realizan por completo todas las mejores cualidades que nos distinguen a hombres y mujeres. El día de Navidad, ese mensaje se resaltó aún más al sugerir en el Prólogo del evangelio de Juan, que Jesús es la  Palabra de Dios . El término griego utilizado, “ logos ” (que por mucho tiempo en la Escritura en castellano se tradujo como “el verbo”), significa dos cosas:  Palabra y  Proyecto . La primera nos hace ver cómo las comunidades originarias tenían la convicción de que Jesús, como palabra, era la  expresión de toda la divinidad . Como lo dice el mismo Prólogo, “ Nadie ha visto jamá s  a Dios;  el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre (Jn 1:18)”. Por su parte, al utilizar el significado de “ proyecto ”, se refleja la otra convicción de

4º domingo de Adviento: Preñados de Dios

Lect.:  Miqueas 5:1-4 ;  Hebreos 10:5-10 ; Lc 1: 39 - 45 Probablemente hay bastante gente, aun entre los católicos piadosos que se quedan con dudas    cuando leen los relatos del evangelio en torno a la anunciación, el nacimiento y otros cuadros pintados por Lucas o Mateo sobre los primeros años de vida de Jesús.   Si uno es un poquito reflexivo es inevitable pararse a pensar un poco, al menos por la duda que se genera, ¿de dónde salieron esos relatos siendo así que en ese momento no solo Belén era un rincón oscuro de Palestina, sino que ni María, ni José, ni el propio Jesús tenían ninguna relevancia como para pensar que alguien podría estar guardando informaciones sobre ellos? ¿Se tratará de escritos “revelados” o, más bien, de historietas legendarias, tiernas y emotivas, casi del género de los cuentos de hadas? Hay razón en dudar y en buscar respuestas inteligentes, —nunca la inteligencia debería de verse como rival de la fe. Las inquietudes se agudizan al darse cuenta de que

3er domingo de Adviento: un mensaje sobre lo esencial posible

Lect.: Sofonías 3:14-18; Filipenses 4:4-7; Lucas 3:10-18 Con la predicación del Bautista presentada hoy por Lucas se nos sigue aclarando y precisando  el panorama de lo que celebramos en este Adviento y en la próxima Navidad . De lo que se trata es de p reparar el nacimiento del Hijo del Hombre en cada uno de nosotros. Lo hemos dicho siempre, cuando hemos repetido que festejamos el nacimiento de Jesús el Hijo del Hombre pero, probablemente, no teníamos conciencia como ahora, de que se trata también de nuestro propio nacimiento como hijos e hijas del hombre, imagen plena de Dios. Ese “Hijo del Hombre” está ya en gestación en nosotros, lo estamos dando a luz y vamos a hacerlo crecer “hasta la misma estatura de Cristo,” “ al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). Si lo que preparamos en Adviento y Navidad es la celebración de este acontecimiento tan importante, es lógico que brote en nuestros labios la misma pregunta que l

2º domingo de Adviento: lo que hemos recibido, anunciémoslo

Lect.: Baruc 5:1-9; Filipenses 1:4-6, 8-11; Lucas 3:1-6. Al comenzar este período de Adviento Lucas nos presentaba a Jesús de Nazaret como “el Hijo del hombre”, es decir, el hombre pleno, en quien se dan plenamente desarrollados todos los rasgos del ser humano, hombre y mujer. Y, por eso, con esa visión Lucas nos da la oportunidad de descubrir a Jesús como revelación de lo que somos nosotros mismos, cada uno de nosotros. “ El Hijo del hombre somos todos y cada uno de nosotros , —decíamos el domingo pasado—,  aunque aun no se ha manifestado plenamente lo que somos ”. Esta convicción,  en la medida en que la vamos transformando en vivencia personal, es nuestra principal fuente de esperanza que nos alienta en medio de todos los problemas y fuentes de miedo. Nos da confianza en nosotros mismos, una confianza que se funde con la confianza en Dios. Pero, en este segundo domingo, Lucas nos permite  avanzar en la reflexión  y  cobrar conciencia de que esta experiencia personal, por s

1er domingo de Adviento: en la espera activa del ser humano pleno

--> Lect.: Jer 33: 14 -16; I Tesalonicenses 3:12--4:2; Lucas 21:25-28, 34-36 Ante una situación como la que vivimos en la actualidad, nacional e internacionalmente, uno puede preguntarse, ¿por dónde se puede encontrar una luz en el túnel? dicho de otra manera, ¿cuál es el problema peor más básico, venciendo el cual se pueden desamarrar todos los nudos de la madeja? Porque los problemas son muchos y variados. ¿Cuál será el problema raíz que impide la solución de los demás? Para un teólogo y pastor que leo a menudo, el desafío mayor que enfrentamos no es ni la guerra u otra formas de violencia. Ni la desigualdad económica, ni la agitación o descontento de nuestras sociedades, ni los prejuicios o la división… el mayor desafío es el miedo, vencer nuestro miedo. Por varias razones, pero especialmente porque el miedo está en la raíz de todos los demás problemas mencionados. El miedo, nos recuerda este teólogo, es el mecanismo por el cual distorsionamos a aquellos qu