Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de abril, 2014

2º domingo de Pascua.

Lect.:  Hech 2: 42 - 47; I Pedr 3 - 9; Jn 20: 19 - 31 Mi predicación del domingo pasado, fiesta de la Pascua, dio lugar a reacciones fuertes. Si no muchas, alguna sí bastante fuerte. Y me guío por los comentarios a mi blog de homilías escritas tan solo porque, lamentablemente, no tenemos oportunidad de escuchar las reacciones de los que vienen aquí al templo y escuchan directamente la predicación. Pero esto me ha hecho pensar, una vez más, no solo en cuál puede ser la reacción de cada uno de quienes vienen a la eucaristía ante las reflexiones que me escuchan sino, más profundamente, cuál es su reacción ante estos relatos de la resurrección . ¿Cómo los toman? ¿Cómo los interpretan? Y, sobre todo, ¿qué les dice para su vida personal hoy día? Esto último es lo más importante, sin duda, según lo dice el último párrafo del texto de Juan: "Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena, a los Do

Jueves Santo, la Cena del Señor.

Lect.:   Ex 12,1-8.11-14;    I Cor 11,23-26;     Jn 13,1-15 La tendencia a creernos en posesión de la única verdad, a ser los únicos que tienen razón, a sentirnos más capacitados que los demás para entender cómo hay que pensar y vivir, parece ser una de las más extendidas debilidades de la humanidad, una debilidad que genera conflictos, rivalidades y peleas abiertas y, peor aún, da lugar a la subestima e incluso al desprecio de los que no piensan o viven  como nosotros. Es una debilidad que encontramos en las relaciones entre países, y dentro de los países, entre partidos políticos, entre organizaciones entre clases sociales, entre aficiones de diversos equipos deportivos y hasta entre vecinos y dentro de las mismas familias. Pero el colmo de los colmos es que esta tendencia se encuentre también en los grupos religiosos, en las iglesias y, contradictoriamente, en iglesias que se dicen cristianas. La celebración de hoy, Jueves Santo, es el momento de cobrar conciencia clara de cóm

Domingo de Ramos

Lect.:  Is 50: 4 - 7;  Flp 2, 6-11;   Mt. 21: 1 - 9 Durante varios años, principalmente en tierras de Galilea Jesús anunció un " mundo al revés", para lo que se pensaba y creía entonces, y vivió y practicó conforme a lo nuevo que anunciaba. "Al revés" para lo que oficialmente enseñaban y predicaban los sacerdotes del Templo. Desde las sinagogas y el Templo tenían perfectamente definida y controlada la enseñanza de la palabra de Dios. Tenían bien establecido quién era un judío justo y puro y quien no lo era; tenían bien definido en que consistía cumplir la voluntad de Dios y cómo había que considerar impuros a quienes no la cumplían. Desde una posición de control religioso, político y económico, eran capaces los dirigentes religiosos de decidir sobre la salvación y no salvación del pueblo. Capaces de juzgarles por la paja que tenían en el ojo, pasando por alto la viga que tenían en el propio. Durante varios años Jesús, en cambio, se mezcló, acompañó y llevó co

5º domingo de cuaresma

Lect.:  Ezequiel 37,12-14; Romanos 8,8-11; Juan 11,1-45 Con el texto de hoy, la resurrección de Lázaro, concluimos lo que para las primeras comunidades cristianas eran tres grandes catequesis preparatorias de la conmemoración de la Pasión y muerte y la celebración de la Pascua. Tres grandes relatos que, cargados de simbolismo, vienen a anticiparnos a los cristianos el sentido de la vida plena que Jesús proclama. Primero fue la catequesis de la mujer en el pozo . Con la imagen del agua viva, Jesús intentaba que la samaritana diera un salto de comprensión . Que pasara del nivel de las meras necesidades materiales, también importantes, al de la capacidad profunda que podemos realizar los seres humanos para hacer que surja en nosotros mismos un manantial de vida eterna, de vida de Dios. Luego, el relato de la curación del ciego de nacimiento sirve al evangelista para narrar la propia vivencia de las comunidades que, al hacer suya la Buena Nueva de Jesús, experimentaron el paso d