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Mostrando las entradas de junio, 2021

13º domingo t.o.: el anuncio de la Buena Nueva liberación de hombres y mujeres

Lect.     Sab 1,13-15;2,23-24; 8:7.9.13-15; Mc 5:21-43) Continuamos uno de los temas iniciados el pasado domingo, el de   enfrentar la idea de que Jesús era un “taumaturgo”, es decir, un “hacedor de milagros” y que esa función lo definiría principalmente. Un “hacedor de milagros” que nos estaría relativizando el valor del mundo natural y estaría mostrándonos otra vía, otro atajo, más sencillo para resolver problemas que afectan nuestra vida humana.   Por extensión, probablemente, de esa creencia se ha pasado a ver a santos y santas como otros tantos “hacedores de milagros”. Y de ahí podría conectarse con esa otra actitud   en muchos cristianos que, ante las enfermedades y los problemas difíciles, subestiman las soluciones de la ciencia y la técnica y las leyes de la naturaleza, y recurren a implorar intervenciones divinas obtenidas por intercesiones de santos y santas, para poder “saltarse” esas leyes cuando dentro de su marco no podemos solucionar problemas que afectan nuestra vida. P

12º domingo t.o.: "Los milagros hablan de las posibilidades de la vida" (González Faus)

“ en este mundo ambiguo y negativo, la presencia de Dios no es un factor exterior, sino el milagro mismo de lo humano llevado a su profundidad última”.  (González Faus) Lect.: Job 38, 1. 8-11; 2 Cor 5, 14-17; Mc 4,35-41 Con alguna frecuencia, todavía, se habla del discurso de Jesús como de un discurso “revolucionario”. El anuncio del Reino de Dios, que es el corazón de la predicación cristiana, se caracterizaría por proclamar la necesidad de una sociedad nueva, justa, fraterna, equitativa; y por impulsar a los seguidores del evangelio a trabajar de todo corazón y con todas la fuerzas por el cambio de la situación, para lograr esa nueva comunidad humana. Pero el anuncio del Reino no se queda en esa proclamación. El anuncio no es solo lo que sale de la boca de un Maestro —o de un analista o líder político contemporáneos— como enseñanza, sino lo que se refrenda como una acción que contribuye a realizar lo que anuncia. Es decir, no son solo palabras lo que anuncian la llegada del reino d

11º domingo t.o.: “El Reino de Dios se parece a…”: comienzan las historietas

Lect.:  Ez 17, 22-24; 2 Cor 5, 6-10; Mc 4, 26-34 Ya pasaron los tiempos especiales de preparación y celebración de la Pascua, así como un par de fiestas  “dogmáticas”. Volvemos ahora al ciclo ordinario en el que este año meditamos el evangelio de Marcos. Se nos da la oportunidad de escuchar la proclamación del Reino de Dios, de palabra y con acciones, en el relato de este evangelista. Ese tema central del anuncio  que hace Jesús de la Buena Noticia, nos lo irán presentando en sencillas historietas —las parábolas—, y en acciones para traer la salud física y espiritual a personas necesitadas —los milagros—. En una ocasión, una señora o señorita que me escribió a mi muro de Facebook, a la que se le notaba un toque de molestia, me preguntó por qué yo “complicaba” el evangelio con mis explicaciones  siendo así que el mensaje de Jesús es muy sencillo. La sencillez puede constatarse en una parábola como las dos de hoy, con comparaciones del mundo agrícola. Y a pesar de ello, el texto dice

Domingo celebración del Corpus Christi: ¿NOSTALGIA DE LA MISA?

 Lect.: Ex 24,3-8; Hb 9,11-15; Mc 14,12-16.22-26 De tanto en tanto surgen en las redes sociales las preocupaciones o quejas por las restricciones en materia de salud que afectan la asistencia a la celebración eucarística. Directamente por los aforos impuestos, e indirectamente porque el  propio temor al contagio en aglomeraciones inhibe a muchas personas del cumplimiento dominical. También ocasionalmente se han producido diferencias de opinión en cuanto a la importancia de “asistir” virtualmente a transmisiones  televisivas de celebraciones de la misa.  El tema es que, tras más de un año de encontrarnos afectados por la pandemia,  con el ritmo de contagios todavía alto y un avance de la vacunación no tan rápido, para los católicos practicantes la inquietud se plantea sobre cuántos meses más habrán de pasar antes de recuperar la asistencia “normal” a celebraciones “normales” de la misa. Sin embargo, esta situación incierta que hemos venido viviendo tiene algo de muy bueno: nos da