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Mostrando las entradas de julio, 2008

17o domingo tiempo ordinario

17º domingo t.o., 27 jul. 08 Lect.: 1 Reg 3. 5. 7 – 12; Rom 8: 23 – 28; Mt 13: 44 – 52 1. No se si todavía se acostumbra a hacer fiestas sorpresa, “asaltos” lo llamábamos hace unos años. Un cumpleaños, todos los amigos y familiares puestos de acuerdo, invaden la casa, cada uno con un plato y regalo, la cumpleañera no sabe nada, llega del trabajo, incluso resentida porque muchos cercanos no la han llamado en todo el día, abre la puerta, la casa a oscuras, solo ve bultos en la penumbra, y de repente, ¡todas las luces se prenden, todos salen de su escondite, la música suena, todos ríen, cantan, la abrazan y besan, el espacio se transforma ¡y empieza la fiesta! Se me ocurre esta comparación, pensando en el reino de Dios. Está aquí, estamos en él, nos rodea, incluye a todos los que queremos y a los que podemos querer, pero no se nos han prendido las luces y no lo vemos todavía, no caemos en la cuenta que ya está aquí y ahora. En el momento en que se ilumina todo, en que se cae la venda d

16o domingo tiempo ordinario

16º domingo t.o., 20 jul. 08 Lect.: Sap 12: 13. 16 – 19; Rom 8: 26 – 27; Mt 13: 24-43 1. Hay dos formas típicas de inmadurez y de inseguridad en las que a veces caemos, —personas y grupos— cuando nos topamos con las dificultades de la vida diaria. Una primera es la de imaginar un mundo en el que, como en las películas de aventuras, hay buenos y malos —nosotros, por supuesto estaríamos en la lista de los buenos— y si algo malo nos pasa, o le pasa a nuestra familia o a nuestro país, culpabilizamos a otros de todo eso malo que (nos) sucede. Tenemos ejemplos en el orden político (Bush, Occidente, el “no nos dejan gobernar”, o “solo restan, no suman” de políticos locales…) y también en el plano personal (ante fracasos en el trabajo, o en las relaciones…). Es un comportamiento incapaz de asumir responsabilidades y temeroso de descubrir el posible “lado oscuro” que cada uno de nosotros también tiene. La otra forma de inmadurez, contraria en alguna medida, es la de cerrar los ojos a todo lo

15o domingo tiempo ordinario

15º domingo t.o. 13 jul. 08 Lect.: Is 55: 10 – 11; Rom 8: 18 – 23; Mt 13: 1 – 23 1. Un dicho antiguo afirma que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Jn mismo nos narra aquella historia en la que el ciego de nacimiento llega a ver mejor que los fariseos que se decían videntes. Podríamos hoy corregir un poquito el dicho para destacar que ese “no querer ver” lo que significa es que todos tenemos, por una u otra razón, impedimentos para poder ver y entender las cosas como son. No me refiero a la capacidad intelectual que, en promedio, permite entender lo importante de la vida. Hay otras cosas que ciegan nuestro entendimiento. A veces son las “pasiones” que obsesionan y enturbian la visión. Por ej., uno muy enojado con alguien es incapaz de ver ningún detalle positivo en la otra persona. O alguien, cegado por la codicia no ve a quién está atropellando para ganar dinero, o qué principios está quebrantando. Otras veces, excitados por la necesidad sexual, y con la posibilidad de un

14o domingo tiempo ordinario

14º domingo t.o., 6 jul. 08 Lect.: Zac 9: 9-10; Rom 8: 9. 11 – 13; Mt 11: 25 – 30 1. Voy a empezar hoy constatando algo desagradable, algo que nos puede molestar y que no quisiéramos que fuera así: La mayoría de los que estamos aquí, somos capaces de cometer las peores barbaridades. Podríamos hacer daño a los demás y a nosotros mismos. No les suene exagerado: podrían nuestros nombres aparecer en páginas de sucesos de los periódicos, como autores de fraudes, robos, violencia doméstica y sexual, y cosas peores. Somos capaces de todo eso. Y si Uds. me dicen que no lo hacemos, porque tenemos un buen nivel educativo, o porque vivimos en un buen ambiente social, con un nivel económico medio, es cierto. Pero hay gente que ha alcanzado mayor nivel educativo y que vive en un ambiente de mayor confort y siguen cometiendo barbaridades: por ejemplo, acumulando bienes y posesiones de modo egoísta, sin preocuparse si afectan la vida de otros; o utilizando puestos políticos para su propio benefici

13o domingo tiempo ordinario.

1 3º domingo t.o., 29 jun. 08 Lect.: 2 Reg 4: 8 – 11; 14 – 16 a; Rom 6: 3 -4; 8 – 11; Mt 10: 37 – 42 1. Aunque hoy se celebra la fiesta de San Pedro y San Pablo, vamos a leer las lecturas del domingo correspondiente. Nos dan oportunidad de una reflexión más profunda, de una relación básica sobre la cual, por supuesto, también se construye la de la pertenencia a la Iglesia y la relación con el Papa. --- Todos estamos claros de que llamamos “vida cristiana” a la que tratamos de vivir, por la relación que tenemos con Cristo. En lo que puede ser que estemos menos claros es en cómo entender esa relación. Damos por supuesto que ya lo entendemos y no nos esforzamos por reflexionar. Lo malo es que si la entendemos incorrectamente, nuestro comportamiento también lo será. ¿Cómo solemos entender esta relación? No tenemos esa relación, simplemente, por el hecho de pertenecer a la Iglesia, y estar unidos al Pontífice Romano. ¿Cómo, entonces? Lo más frecuente es pensar en Jesucristo como un media