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Mostrando las entradas de mayo, 2020

"Ascensión", por supuesto, no en sentido literal

Fiesta de la Ascensión. Lect.: Hch  1, 1-11; Ef  1, 17-23; Mt 28, 16-20  Más de una vez he contado la anécdota de cómo, predicando en la fiesta de la Ascensión, hace muchos años, un señor mayor, muy apreciado por todos en la parroquia, al oírme decir que no podíamos tomar literalmente el pasaje del evangelio de Lucas en el que afirma que “ Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo ” (Lc 24: 50 - 51), se levantó desde su banca de atrás, y dijo en voz muy alta, “Padre eso no es como Ud. dice, porque desde que yo era muy pequeño me mostraron las estampitas donde se ve a Jesús subiendo al cielo”. Habría que ver si muchos de los que se sonríen con el argumento de la estampita habrán observado otros dos detalles respecto a la Ascensión. Primero, que el propio Lucas, en el libro de los Hechos, tiene otro relato pero con diferencias que Uds. podrán constatar (Ver Hech 1:

6º domingo de Pascua: Lo único sagrado, la realidad humana y el entorno del que forma parte

Lect.:   Hch  8, 5-8. 14-17 ; 1  Pe  3, 15-18; Jn 14, 15-21 No sé si Uds. se han puesto a pensar por qué, estando en los domingos de Pascua, “nos devolvemos” a leer los discursos que el evangelista Juan pone en labios de Jesús la víspera de su muerte, en la noche del Jueves Santo. Lo lógico sería continuar prolongando —hasta Pentecostés— la celebración de la Resurrección y la reflexión sobre lo que este acontecimiento significa, con relatos post - resurrección.  Respondamos solo con una constatación que nos sirva de recordatorio: de manera más clara que los otros evangelistas, Juan no intenta hacer un relato de episodios históricos de la vida de Jesús de Nazaret, sino “leer” detrás de esos acontecimientos, buscando su significado profundo, del que, a menudo solo son signos o expresiones simbólicas. Siendo el más tardío de los cuatro evangelios, el de Juan recoge ya la experiencia de comunidades de los años 90 del siglo primero, sesenta años después de la crucifixión, que les permi

5º domingo de Pascua: el que ve a ese Hombre, ve ahora a Dios

Lect.:    Hch  6, 1-7; 1  Pe  2, 4-9 ;  Jn  14, 1-12 1.       Como lo recuerdan otros colegas en comentarios semejantes a éste, y como lo he repetido en otras reflexiones anteriores, lo que transmite el evangelio de Juan es un conjunto de “ reflexiones de la comunidad [joanina] a través de muchos años de vivencia cristiana ”. Recordemos, una vez más, que este “Evangelio de Juan” se escribe en la novena década del siglo 1. Su autor o autores, por tanto, basados en recuerdos del Maestro transmitidos una y otra vez, ponen en boca de Jesús lo que, en realidad, eran vivencias experimentadas por ellos. Por eso, es maravilloso leer el mensaje que transmiten. Algo breve y sencillo pero que  reta a cambiar de manera radical la manera de creer en Dios a la que estaban acostumbrados .  2.       En los diálogos con Pedro, con Tomás y con Felipe que aparecen en el capítulo anterior, el 13, y en este que leemos hoy, las preguntas que le hacen los apóstoles, consiguen respuestas contundentes

4º domingo de Pascua: La misión de Jesús: que tengamos vida y en abundancia

Lect.:   Hch 2, l4a. 36-41   ; 1  Pe  2, 20-25 ; Jn 10, 1-10 La frase final del texto de Juan hoy para algunos puede resultar sorprendente. Jesús, resumiendo el sentido de su misión, dice: “ yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante ». ¿Por qué podría parecer sorprendente? En primer lugar, porque en un contexto de disputa con algunos de sus detractores, para definir su espacio, no se presenta con la autoridad de un maestro ético, ni de una autoridad religiosa, ni de un dirigente político. Si bien utiliza la imagen del pastor, se trata de un pastor muy particular que pone todo lo que vive y lo que es al servicio del pueblo, para que todos y todas puedan disfrutar de los beneficios de la vida plenamente. En segundo lugar, porque si bien la comunidad de Juan que escribe este evangelio experimenta a su Maestro como alguien que está con ellos, que ha resucitado, en este momento, el evangelio no pone ningún énfasis en relacionar a Jesús con un premio futuro, posterior a