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Mostrando las entradas de agosto, 2008

22 domingo tiempo ordinario

22º domingo t.o., 31 ago. 08 Lect.: Jer 20: 7 – 9; Rom 12: 1 – 2; Mt 16: 2 – 27 1. Hoy les tengo que pedir que hagamos un esfuerzo especial para captar el mensaje del evangelio, no porque sea especialmente difícil, sino porque es uno de esos llamados de Jesús al que le damos interpretaciones que se quedan cortas e incompletas, pero que repetimos tantas veces que resulta difícil releer el evangelio y recuperar con frescura su mensaje original. El llamado al que me refiero es el que dice: “El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. ¿Cómo hemos entendido esta invitación de Jesús? Hay tres interpretaciones frecuentes que dejan muy corto el sentido del texto. 1ª, entendemos que “tomar la cruz” es asumir mortificaciones —voluntarias e involuntarias— y ofrecerlas por nuestros pecados. No podemos ser mártires condenados a muerte, pero podemos morir a pellizcos. Muchas veces hemos entendido así nuestra vida espiritual. Una 2ª forma: cuando pens

21o domingo tiempo ordinario

21º domingo t.o., 24 ago. 08 Lect.: Is 22: 19 – 23; Rom 11: 33 – 36; Mt 16: 13 – 20 1. A menudo, el ambiente de discusión en torno a un tema, hace que por defender posiciones opuestas sobre el mismo, en el calor del debate se vayan perdiendo de vista aspectos del asunto que, a la larga pueden ser más importantes que lo que se sigue discutiendo. Eso pasa, por ejemplo, en torno a este texto de Mt. Por el interés en dar buena organización a la Iglesia, —importante pero no lo esencial del evangelio—, ha dado lugar a largas e interminables controversias entre católicos, ortodoxos y protestantes sobre el papado y el papel del obispo de Roma que, probablemente no se van a resolver pronto y quizás no tengan tanta trascendencia para nuestra vida espiritual y nuestra acción como cristianos. En cambio hay tres aspectos en el texto de Mt que, independientemente del debate sobre el papado vale la pena subrayar. 2. El 1º es la afirmación de que la Iglesia se construye sobre roca. Se trata de u

20º domingo tiempo ordinario

20º domingo t.o., 17 ago. 08 Lect.: Is 56: 1. 6 -7; Rom 11: 13 – 15. 29 -32; Mt 15: 21 – 28 1. Cuando los de mi generación nos criábamos, CR oficialmente era un país predominantemente católico. Además éramos católicos bastante homogéneos. Abuelos, papás y jóvenes todos coincidían en prácticas y creencias de lo que confesábamos como religión verdadera, aunque falláramos en cumplirla. A la mayoría de los sacerdotes religiosos, españoles, italianos, alemanes y norteamericanos, se les consideraba de mejor preparación que la mayoría de los locales. Y se aceptaba su manera de entender lo católico como la más correcta. Por otra parte, a los protestantes y evangélicos se les veía de manera negativa. A veces se les atacaba, a veces se les tenía lástima. Se pedía por su conversión a la única religión verdadera, como también se pedía para los judíos que eran casi la única otra religión existente en el país, resultado de migraciones desde Europa. De masones y otros grupos semejantes, apenas se

19o domingo tiempo ordinario

19º domingo, t.o., 10 ago. 08 Lect.: 1 Reg 19: 9 a. 11 – 13 a; Rom 9: 1 – 5; Mt14: 22 – 33 1. A menudo leemos tan precipitadamente la SE que más que poner atención a lo que dice, le hacemos decir lo que ya teníamos en mente y que, quizás, se nos ha repetido rutinariamente por años. Eso creo que pasa, por ejemplo, en este texto de Mt hoy. Es como tantos otros, un texto teológico de gran simbolismo. Pero, ¿en qué consiste el símbolo? La mayoría de las veces, incluso comentaristas instruidos nos vienen a decir que aquella tormenta era símbolo de las muchas tormentas que padecemos en la vida, y toman el texto para hablar de cómo Dios nos ayuda a vencer los miedos así como Jesús ayudó a los discípulos a vencer el miedo a la tormenta. Demasiado fácil la comparación. Pero, ¡atención!, leamos más despacio. Esto no es lo que dice al menos este texto. No habla de que aquellos pescadores, hombres de mar, acostumbrados al oleaje y al mal clima, estuvieran aterrorizados por la sacudida de las ol

18o domingo tiempo ordinario

18º domingo t.o., 3 ago. 08 Lect.: Is 55: 1 – 3; Rom 8: 35. 37 – 39; Mt 14: 13 – 21 1. No hay quien, entre nosotros adultos, no se haya dado cuenta de la subida de precios de los alimentos. Los que, además, hayan escuchado la información de la prensa, se han podido enterar de algunas de las causas y dimensiones del problema. En primer lugar, que hay muchísimas familias, alrededor del mundo, unos 290 millones de personas pobres que pueden ser más afectados vitalmente, agudizándose su problema de hambre y desnutrición. Ya en 34 países ha habido motines y revueltas. Se trata de un problema internacional, de subida de precios de alimentos básicos, como el arroz, el maíz y el trigo y, en consecuencia, de todos los demás productos derivados o dependientes de estos alimentos. Los que se han informado del asunto habrán podido entender algo bien llamativo: la subida de precios no se debe esta vez a una escasez, no principalmente. La producción mundial es muy grande. Pero el uso de granos e