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Mostrando las entradas de noviembre, 2020

1er domingo de adviento: Alimentamos la esperanza de un nuevo horizonte

  Lect.: Is 63, 16c-17. 19c; 64, 2b-7; 1 Cor 1, 3-9 ; Mc 13, 33-37 Empezamos este primer domingo de adviento, otra vez, lo que la Iglesia llama un “ nuevo año litúrgico” . ¿Qué sentido tiene que cada año, en la Iglesia, hagamos un recorrido de toda la vida y misión de Jesús de Nazaret, a lo largo de doce meses? Por la brevedad de esta reflexión digamos de entrada lo que no es el sentido del año litúrgico . No es, ni puede ser, una especie de representación teatral , de juego imaginario, en el que simulamos, por ejemplo, que los hechos de la vida y muerte de Jesús se repiten: que este 25 de diciembre, Jesús va a nacer de nuevo, que el Jueves Santo realizará de nuevo la Cena con sus discípulos, que morirá de nuevo el viernes santo… y así por el estilo. Esos hechos centrales los vivió Jesús de una vez por todas. Tampoco el año litúrgico es tan solo un ejercicio pedagógico de meditación de todos los episodios que vivió el Maestro de Nazaret, para recordarlos. Aunque puede ser útil,

34º domingo t.o.: Las mejores prácticas para una vida que valga la pena

Lect.:   ;  Ez 34, 11-12. 15-17; 1 Cor 15, 20-26. 28; Mt 25, 31-46 El 2020 ha sido un año especial. Entre otras cosas, casi desde el principio estuvo marcado por un problema serio y global, la pandemia y sus consecuencias. Y este domingo, al final de lo que la Iglesia llama el año litúrgico, nos encontramos girando en torno a las inevitables preguntas: cuál es el mejor camino para reconstruir lo que se destruyó, en economía, en educación, en relaciones sociales. Por dónde ir, hacia adónde y cómo hacerlo; cuáles son las mejores prácticas para una reconstrucción. Hemos oído voces y posiciones distintas sobre política fiscal, sobre inversión pública, sobre cómo hacer más eficientes las instituciones de educación y de salud pública, sobre redes de cuido….¿cómo seleccionar respuestas? En el campo de la producción, de la economía y de la política, por bastante tiempo se ha usado esa expresión “mejores prácticas” para referirse a “un conjunto coherente de acciones que han rendido bien o i

33º domingo t.o: No hay amor sin riesgos

Lect.:  Pro 31, 10-13. 19-20. 30-31; 1 Tes 5, 1-6; Mt 25, 14-30 Aunque una parábola como las de Jesús, se supone que constituyen un medio más pedagógico para transmitir de manera vivencial y clara un mensaje, algunas en los evangelios no resultan fáciles para entender su significado. En parte por la distancia en el tiempo y en el espacio, como lo hemos dicho con frecuencia, que nos condiciona a leerlas desde un escenario muy distinto del que vivían los miembros de las primeras comunidades.   Por eso, no hay que extrañarse de que esta parábola de hoy haya dado lugar a múltiples interpretaciones, algunas ajenas e incluso contrarias al marco de pensamiento de los evangelios. Empecemos por el título con que se le suele conocer, parábola de ”los talentos”.   Ya de entrada puede confundir al lector, haciéndole pensar que se trata de una sencilla comparación para decirnos que  tenemos que poner a producir nuestros “talentos” naturales, nuestras habilidades. Pero, como dice nuestro pueblo, “pa

32º domingo t.o.: Irradiar luz, una responsabilidad a nuestro alcance

Lect.: Sab 6, 12-16; 1  Tes  4, 13-18;  Mt  25, 1-13 Esta parábola del texto de Mateo este domingo puede estar ambientada en las costumbres nupciales de la época. Podría tratarse de la preparación de un cortejo nupcial en casa de una novia. Se suponía que tras un año, al menos, de desposorios —o compromiso de matrimonio diríamos hoy—, se acostumbraba que el novio llegara a recoger a la novia a la casa de la familia de ésta, para conducirla a la casa del novio. Irían acompañados de un cortejo de muchachas que portarían antorchas o lámparas encendidas. Para no perdernos en precisiones sobre las costumbres culturales ni en detalles sobre lo oportuna o no de una historieta en la que no aparece la novia, hay que fijarse en lo esencial: que ante un retraso del novio, siendo de noche, las muchachas se durmieron y al despertarse e intentar encender sus lámparas, la mitad de ellas no contaban con aceite para hacerlo. Y no pueden acompañar el cortejo ni entrar con el novio a celebrar las bo

31º domingo t.o.: No se dejen llamar maestro, ni padre,…

Lect.:  Mal  1, 14b — 2, 2b. 8-10; 1  Tes  2, 7b-9. 13;  Mt  23, 1-12 (en la mayoría de parroquias hoy leen otras lecturas por celebrar la fiesta de Todos los Santos. A nosotros nos interesa la continuidad de lectura del evangelio de Mateo).   1.      Como hemos comentado varias veces, cuando Mateo escribe este texto ya ha pasado la destrucción de Jerusalén por los romanos. Ya no existe, por tanto, el Templo de Jerusalén ni la estructura de autoridad de Sacerdotes ligada a éste. Los cristianos son aún una secta judía, aún no expulsados de la comunidad religiosa de Israel. Lo que está sucediendo ahora es que los fariseos están tratando de reconstruir la comunidad de creyentes judía. Ellos son los que ahora se sientan en “cátedras” para enseñar desde las sinagogas. 2.      En esta nueva situación se explica que las críticas al abuso y distorsión del poder religioso, Mateo las ponga en labios de Jesús dirigidas contra “fariseos y letrados”. El texto critica que los nuevos líderes religios