Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2020

Domingo dentro de la Octava de Navidad: la familia a la luz de la Buena Nueva

Lect.: Gén 15, 1-6; 21,1-3; Heb 11, 8. 11-12. 17-19; Lc 2, 22-40   1.     Seguimos desgranando los contenidos de la fiesta de Navidad. Lo esencial puede expresarse con la frase del Profeta que nos la recuerda el evangelio de Mateo, “ La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel ", que traducido significa: « Dios con nosotros ». El mensaje profundo de la Navidad encierra esa convicción de que  en la vida humana se ha hecho presente y se manifiesta la vida divina . La tradición teológica para expresar esta convicción ha utilizado el término de “ Encarnación ” del Hijo de Dios.  En el nacimiento de Jesús , “ hijo del hombre ”, como le gustaba autodenominarse a Jesús; “ nacido de mujer ”, como lo recalca Pablo (Gal 4:4),  estamos participando todas y todos , de quienes el propio Jesús se siente hermano e hijo (Mc 3:35). Somos miembros de su cuerpo (Efesios 5:30). 2.     A Lucas le gusta, en su relato de la infancia, presentar a  Jesús inserto en la cul

4º domingo t.o: Apertura confiada a lo maravilloso dentro de nosotros

Lect.: 2  Sam  7, 1-5.  8b-12. 14a.16;  Rom  16, 25-27;  Lc  1, 26-38   1.     Como un “empujón” final para preparar a la comunidad cristiana a la fiesta de la Navidad la liturgia de este ciclo presenta el relato de la anunciación a María. Lucas, con este texto no está interesado en un “relato histórico” que, por lo demás, sería prácticamente imposible, sino que lo que quiere es  transmitir un mensaje teológico :  a María la presenta como un modelo de    confiada apertura y de entrega a    un proyecto de Dios. Una actitud que da paso a “hechos maravillosos ”. 2.     Para los lectores de las primeras comunidades está clara la intención del relato: Lucas les está diciendo que también la actitud abierta y confiada de ellos a la fuerza divina que opera desde su interior más íntimo, va a dar lugar a la experiencia de acontecimientos maravillosos que los llevarán a una realidad nueva, más allá de lo que a menudo parece indicar la cotidianidad gris de su vida humilde y pobre. 3.     A comunid

3er domingo de Adviento: Una alegría que acompaña a un descubrimiento

  Lect.   Is  61,1-2a.10-11; 1  Tes  5, 16-24; Jn  1, 6-8. 19-28 Pienso que en todos los tiempos, en diferentes países y regiones, cuando a la gente le toca atravesar situaciones de crisis muy difíciles para toda la población,   es normal que surjan posiciones extremas. Algunas para protestar y culpabilizar al gobierno de turno por los problemas y soñar con que quizás pueda aparecer un nuevo líder que enderece la dirección que lleva el país. Otros, quizás, desilusionados de toda la clase política, para pensar en la posibilidad de un levantamiento popular que produzca un cambio radical. Otros, en fin, para refugiarse en su fe religiosa pensando en que Dios no podrá abandonarlos y realizará alguna intervención milagrosa.   En este sentido, la cosa no era muy distinta en la Palestina de hace veintiún siglos. A un pueblo abrumado por la pobreza y la indiferencia de los grupos dirigentes; la vergüenza de la ocupación de un poder extranjero y la falta de guía de profetas como los de siglos

2º domingo de Adviento: Una buena noticia

Lect.: Is 40, 1-5. 9-11; 2 Pe 3, 8-14 ; Mc 1, 1-8 Estamos tan acostumbrados, tan rutinizados, a leer las Escrituras como algo archiconocido, que es fácil que cuando abrimos sus páginas una vez más se nos pierdan aspectos fundamentales. Es el caso, me parece, en el texto de hoy de Marcos, cuando leemos la manera como inicia, “Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. La rutina nos hace leerlo como el título de un libro, opacando así la fuerza de la palabra que significa: “Comienza la BUENA NOTICIA de Jesucristo”. Marcos no está escribiendo una crónica histórica, sino la interpretación que su comunidad hace de la vida, mensaje y misión de Jesús de Nazaret como una BUENA NOTICIA. En una época cercana a la destrucción de Jerusalén por los romanos, marcados por situaciones de servidumbre, de sufrimientos y temores, y a pesar de las expresiones amenazadoras de Juan el Bautista (Ver nota 1), esos grupitos de primeros cristianos ven  la persona de Jesús, la manera como vivió, y com