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8º domingo t.o.: Otra humanidad recreada es posible

Lect.: Eclesiástico 27:4-7; I Corintios 15:54-58; Lucas 6:39-45

  1. El Sermón de Jesús en el Llano, según Lucas, nos dejó el domingo pasado con interrogantes fuertes, que nos desbalancean, sobre lo que nos pide Jesús respecto a los enemigos, a los que hacen daño, a quienes nos ofenden. Varios de Uds. y de otros que leyeron el comentario en mi Blog o en Facebook, tuvieron el sentido fraterno de compartir sus respuestas a esas preguntas. Los invito a que las lean completas por su valor de testimonios. Aquí solo voy a resumirlas. 
  2. Los énfasis recayeron en los siguientes criterios:
    • la necesidad de perdonar para tener paz interior y ser libre uno mismo, 
    • distinguir entre el pecado, que hay que aborrecer, y el pecador, quien siempre es imagen de Cristo,
    • situarnos en la otredad, es decir, comprender al otro como otro, 
    • no convertir la deuda de quien comete el delito en deuda impagable, porque el victimario también debe ser liberado
    •   dejar la justicia en manos de quienes la ejercen socialmente, 
    • reconocer que todos hemos sido víctimas y victimarios en algún grado, en algún momento, 
    • que en todo pecado hay siempre una dimensión personal y otra estructural,  (es decir, de las instituciones, del entorno, de las estructuras sociales de las que somos corresponsables, y  que también determinan nuestro comportamiento en alguna medida, 
    • recordar que el sentido de esta enseñanza de Lucas es el de referir nuestro comportamiento a las actitudes, a los sentimientos, los deseos y al comportamiento fundamental y profundo que debemos tener quienes escuchamos las palabras de Cristo. Es decir, que nuestra guía debe ser el propio comportamiento de Jesús, como lo mostró en la práctica.
  3. Además de agradecer estas reflexiones de varios de Uds. quiero agregar dos aspectos más para considerar, uno de las cuales se deriva de la continuación del Sermón del Llano en el texto que hoy nos presenta la 3ª lectura. Nos pregunta Lucas, «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?Y añade, “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”. Estas frases son una llamada a sincerarnos con nosotros mismos y a descubrir que en cada uno de nosotros existen siempre las dos dimensiones: un tesoro de bondad y una tendencia al mal.y cada uno es libre para sacar de uno u otro para  orientar su vida de una u otra manera.   Creo que Lucas es suficientemente claro como para que caigamos en la cuenta —a no ser que carezcamos de sentido de  autocrítica por completo— de que no hay realmente una distancia enorme entre cada uno de nosotros y aquellos a los que consideramos nuestros enemigos u ofensores, enemigos u ofensores de la comunidad. Comprender lo que somos nos permite, entonces,  comprender a los que llamamos enemigos o victimarios, porque, en alguna medida al “enemigo” lo llevamos dentro. Y nos permite comprender, en nuestra propia experiencia, lo que significa que Dios hace llover sobre buenos y malos, sobre justos e injustos, porque llueve sobre mi persona. No se trata, pues, de dividir al mundo  en dos categorías de personas, sino que se trata de dos dimensiones que todos tenemos dentro de nosotros mismos.
  4. La otra y última reflexión que debemos tener en cuenta es sobre la característica de este Sermón del Llano, en Lucas, como también el del Monte, en Mateo. No se trata de un texto jurídico, de un  nuevo conjunto de mandamientos o leyes, para añadir a las que ya rigen nuestra vida y para que luego demos cuentas a Dios de si las hemos cumplido o no. Se trata, más bien, de un anuncio y una invitación: el anuncio de que otro modo de vivir es posible;otra humanidad es posible; otro mundo mucho mejor que este —que estamos llevando al borde de la extinción con ambiciones y políticas egoístas—, es posible porque el Reino de Dios ya está dentro de cada uno de nosotros impulsándonos a vivir conforme al espíritu de Cristo.  Y utiliza esas expresiones simbólicas extremas y radicales precisamente para motivar nuestra imaginación a pensar que lo que se anuncia es algo verdaderamente nuevo y no más de lo mismo, no meramente reformas parciales de un sistema político y económico injusto, inequitativo. “Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y agregó: «Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de crédito (Apoc 21: 5).
  5. Y el Sermón del Llano nos invita, entonces,  a tener un amor creativo que es lo único que ya nos está haciendo avanzar en esa nueva forma de ser humanos. Cada vez que el amor nos mueve a renunciar al odio, y a la venganza, estamos creando algo nuevo; cada vez que no devolvemos mal con mal, insulto con insulto,  cada vez que ponemos nuestra otra mejilla para que el golpe no caiga sobre el pobre, el débil y el excluido, estamos creando algo nuevo, estamos rompiendo el ciclo de reproducción de esta sociedad y esta economía envejecidas y encallecidas, fundadas sobre un marco de  violencia. Estamos venciendo el mal, con otra lógica, a fuerza de bien (Romanos 12.21) y estamos, aunque no nos demos cuenta de ello con nuestra mirada cortoplacista, creando un cielo nuevo y una tierra nueva (Apoc 21:1).Ω


Comentarios

  1. Excelente reflexión como siempre debemos construir el Reino de Dios aquí en la tierra con nuestras propias acciones

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