Lect.: Deuteronomio 4,1-2.6-8; Santiago 1,17-18.21b-22.27 ; Marcos 7,1-8.14-15.21-23
- Tras un paréntesis de seis domingos, retomamos en nuestra celebración la lectura del evangelista Marcos, con un tema al que podemos verle gran actualidad. Cierto que el escenario es muy distinto y también los actores: ya no tenemos en nuestros días ni a “escribas”, ni a “fariseos” y, probablemente una buena cantidad de lectores no tengan ni idea de quienes eran. En aquel momento, y en el ambiente en que vive Jesús sí se trataba de grupos sociales de importancia. Pero lo interesante, para nosotros, aunque ya no existan, es que personifican diversas actitudes religiosas que curiosamente podemos emparentar con otros comportamientos de nuestra época en materia de religión que, extrañamente, parecen repetir los de entonces. Hay uno, en particular, que sobresale en el relato de hoy gracias a la interpelación que le hacen a Jesús porque sus discípulos “no siguen la tradición de los mayores”.
- Lo que parece, inicialmente, un tema de discusión muy secundario, —incumplimiento de rituales antes de comer,— Jesús lo ve como una crítica muy reveladora de un problema de fondo y, por eso, le provoca una fuerte reacción, dura y radical. En un primer momento, uno podría ponerse del lado de los fariseos como supuestos defensores de la tradición y de las prácticas rituales y litúrgicas tal como habían sido enseñadas desde generaciones anteriores. Jesús y sus discípulos aparecerían como infractores a la tradición.
- Pero el evangelista Marcos, aprovecha la situación para mostrar que no es el mero cumplimiento de ritos lo que muestra la rectitud de corazón y el respeto al mandamiento de Dios. Queda claro para Marcos que detrás de cumplimientos religiosos, aparentemente muy correctos, pueden esconderse una diversidad de motivaciones, muchas de ellas muy cuestionables. El evangelista pone, entonces, en boca de Jesús la referencia a pecados verdaderamente graves que son los que dañan la vida humana y que son los que deberían de preocupar verdaderamente a escribas y fariseos, sobre todo cuando su comisión se oculta tras la apariencia de una vida devota.
- Debemos preocuparnos por superar esa contradicción y divorcio de la que habla Jesús en el evangelio de hoy cuando dice “"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." La prueba de la sinceridad de nuestros ritos, de nuestra liturgia, de nuestro respeto a la tradición es, una vez más, la dedicación de nuestra vida a la práctica del amor al prójimo, concretado en el servicio fraterno y la solidaridad, sobre todo con los hermanos y hermanas más vulnerables.Ω
NOTA. En nuestros días, e incluso en Costa Rica, han aparecido pequeños grupos defensores supuestamente de “tradiciones católicas” de Papas anteriores, tales como la celebración de la misa no solo en latín, sino con una estructura y dinámica ritual de otra época. Algunos de estos pequeños grupos y algún sacerdote al que están ligados, se han manifestado —incluso por la prensa—contrarios y críticos a las nuevas disposiciones del Papa Francisco que buscan la “vuelta a una forma unitaria de celebración”. Curiosamente algunos de estos "disidentes" parecen expresar más respeto y fe por opiniones y prácticas de sacerdotes particulares o de algunos dirigentes laicos, que por la autoridad del Papa Francisco y las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
Puede resultar de ayuda formativa la lectura de la Carta del Santo Padre Francisco a los Obispos de todos el mundo, para presentar el Motu Proprio “Traditionis custodes” sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970. https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2021/documents/20210716-lettera-vescovi-liturgia.html
Comentarios
Publicar un comentario