Ir al contenido principal

24º domingo t.o.


Lect.: Is 50, 5-9a; Sant 2, 14-18; Mc 8, 27-35

1.   Leyendo la conversación entre Jesús y sus discípulos y las dos preguntas que les dirige, pienso que la segunda sí es relevante para mí y para todos los que nos encontramos aquí esta tarde. "¿Quién es Jesús para mí?” Ya resulta interesante observar que no se trata de preguntar quién es Jesús en los dogmas de la Iglesia, o en las discusiones de los teólogos. Ni siquiera se trata de preguntar, en general, quién es Jesús para las más de 500 denominaciones y confesiones cristianas que existen hoy día. Lo que me parece importante para nosotros es ser capaces de detenernos un poco y examinando nuestro interior, preguntarnos con honestidad lo que en la vida diaria, —en la realidad en que nos movemos, de trabajo, de familia, de negocios, de amistades, de diversión—, en esa existencia real de cada uno qué es Jesús de Nazaret. Digo “ser capaces de preguntarnos”, porque puede que no sea fácil hacerlo, debido a  muchos fardos que cargamos en las espaldas. El peso de rutinas religiosas, de tradiciones familiares o de inseguridades personales pueden hacer difícil formularnos la pregunta. Puede que creamos que ya  tenemos clara la respuesta desde hace años y que no necesitamos darle más vueltas al tema. Puede que nos incomode y nos desestabilice abrir la posibilidad de revisar nuestras viejas creencias. El caso es que el evangelista Marcos detectó que era importante que en su comunidad se examinaran en este punto y, francamente, pienso que es clave para nuestra condición adulta mantener viva esta actitud de autoexamen.
2.   Desde mi perspectiva, que seguro muchos de Uds. comparten, lo importante es descubrir a Jesús como el referente de mi vida espiritual, de mi realización humana. Descubrir que no veo a Jesús simplemente como el contenido de un dogma, como una definición doctrinal que hay que aprender, sino como alguien muy real y vital de quien bebo un agua que me permite saltar a las dimensiones más profundas de la vida humana. Es importante descubrir que no veo simplemente a Jesús como un súper héroe, —ni un spiderman, ni un Chapulín colorado— que viene a sacarme de enredos; ni como fuerza mágica o "pomada canaria” que puede curarme de cualquier dolencia. Más bien descubrirlo como el revelador de todas las fuerzas vivas que tiene el ser humano, que tengo yo mismo y que me permiten recorrer, como él, un camino lleno de conflictos, como cualquier “hijo de hombre”, como a él le gustaba llamarse, de una manera tal que pueda alcanzar la plenitud de vida humana. Descubrirlo como aquel que me permite descubrirme a mí mismo y, al mismo tiempo, en lo profundo de mí como persona abierta a los demás, descubrir la presencia de la divinidad. 
3.   Es importante, como lo  percibió Marcos, no parar de preguntarse “quién es Jesús para mí”. Eso es lo que nos permitirá  descubrir la calidad de mis prácticas religiosas y nos permite acercarnos cada vez más a descubrir quien realmente fue Jesús, y quién realmente soy yo mismo.Ω

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

3er domingo de Adviento

3er domingo Adviento, 16 diciembre 2007 Lect.: 35: 1 – 6 a; Sant 5: 7 – 10; Mt 11: 2 – 11 1. Nuestro mundo ha cambiado mucho desde que Isaías escribió el texto que escuchamos hoy. La imaginación no nos da para pensar lo diferente que sería la sociedad de hace 2700 años. Pero hay algo que nos suena conocido. El profeta ve a su alrededor gente con manos débiles, con rodillas vacilantes, dejándose llenar su corazón de cobardía, con temor. Un mundo lleno de problemas que produce innumerables víctimas. Siete siglos después, Juan el Bautista en la cárcel, duda si Jesús es el Mesías que ha de venir y manda a sus discípulos a preguntarle si es él o hay que esperar a otro. Jesús se identifica indicando a quiénes ha venido a traer esperanza: a los inválidos, a los enfermos, a los pobres, a los que están amenazados por la muerte y dice claramente: anuncien a Juan lo que están Uds. viendo y oyendo. 2. El mundo de Isaías, el del bautista, el nuestro, están llenos de víctimas. ¿Qué responderíam...

3er domingo de Cuaresma. "EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO ES UN ÚNICO AMOR. Cuaresma: tiempo de actuar y de detenerse ante el hermano herido". MENSAJE DE LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL A LA IGLESIA Y PUEBLO DE COSTA RICA

 Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, reunidos los días 26 al 29 de febrero de 2024, en el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, compartimos nuestro sentir. En su mensaje para la Cuaresma del presente año, el Papa Francisco nos ha recordado que “es tiempo de actuar… de detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo”. La Iglesia, desde su origen en nuestro Señor Jesucristo, es portadora de una buena noticia: “el Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres” (Lucas 4,18). Los discípulos del Señor se dispersaron “anunciando el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo” (Hechos de los Apóstoles 8,12), mensaje que entraña la posibilidad de vivir según el proyecto de Dios, desde las actitudes de amor, justi...