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Fiesta de Pentecostés

fiesta de Pentecostés
Lect.: Hechos 2,1-11; I Corintios 12,3b-7.12-13; Juan 20,19-23

  1. Cuando decimos que estamos vivos, ¿qué queremos decir? Parece una pregunta con respuesta muy obvia, pero si nos paramos a pensar un momento estamos hablando de que la vida es una realidad que tiene diversos niveles, incluso si pensamos solamente en la vida humana. Por ejemplo, cuando en el vientre de una madre está un óvulo fecundado, este está vivo, sin duda, pero no es una vida personal, como la que puede tener un niño y, no digamos ya, un hombre o una mujer adulta (no es un “ homunculus", como pensaban en el siglo XVII). En otro nivel, cuando alguien sufre un accidente serio y queda en estado de coma, —como oímos que sucede o quizás hemos conocido casos—, ese paciente puede quedar en un estado vegetativo. Está vivo, pero solo a nivel de funciones muy elementales del cuerpo humano y depende, muchas veces, de una permanente asistencia médica para sobrevivir. Más allá de esto, en los que gozamos de un nivel de salud normal, aun con altibajos, nos topamos con que muchos, por limitaciones económicas, sociales y culturales, apenas pueden mantenerse en un estado de supervivencia; están vivos, por supuesto, pero por la situación de pobreza que les afecta, no pueden disfrutar de una vida de calidad adecuada en sus necesidades básicas y en lo cultural, en la educación, en el disfrute del descanso, del entretenimiento, de la belleza. Todos los demás, con un nivel de vida más desarrollado, creemos vivir mejor, porque tenemos solucionada gran parte de nuestras necesidades materiales y nos queda tiempo y capacidad para cubrir otras de índole cultural, deportivas, artísticas. Estamos vivos y lo disfrutamos, pero seguimos siendo seres necesitados, a los que nos afectan muchos problemas, la enfermedad, el dolor, los conflictos, el abandono de otros, el miedo a la muerte. 
  2. En el evangelio de Juan, desde el principio, el autor pone en boca de Jesús la invitación a superar todos esos niveles elementales de vida, y a dar un paso más, a descubrir y a experimentar el nivel más profundo o más alto, como quiera decirse, de vida humana plena, el nivel de la vida en el Espíritu de Dios, en el que seremos capaces de transformar y darle nuevo sentido a todas las demás experiencias humanas nuestras. A ese paso adelante, lo llama a veces, como cuando se lo explica a Nicodemo, “nacer de nuevo”; o dejar que un torrente de agua viva brote de nuestro corazón hasta la vida eterna, como se lo dice a la samaritana. También lo expresa diciendo que se trata de comerlo a él, a Jesús, como pan de vida. Y también lo representa como una experiencia de resurrección. En todos los casos, de lo que nos está hablando es de pasar al nivel más profundo de vida humana, en el cual no solo alcanzamos la plenitud para nosotros mismos, sino que la alcanzamos compartiéndola con todos los demás, para que todos tengan vida en abundancia.
  3. La fiesta que llamamos de Pentecostés es la celebración de ese nivel más profundo de la vida humana, enraizada en la misma vida de Dios. Cuando el autor del evangelio de Juan nos dice que, en el anochecer del día de la Pascua, Jesús sopla sobre sus discípulos y les dice que reciben el Espíritu, lo que está haciendo es revelándoles la presencia de este Espíritu en cada uno de ellos e invitándolos a que lo descubran viviéndolo en el amor como él mismo nos ha amado.
  4. Es la misma invitación que se nos hace a cada uno de nosotros hoy día, en lo que llamamos la fiesta del Espíritu Santo. Igual que en el libro del Génesis que nos habla simbólicamente del Espíritu de Dios dando vida a la creación, e infundiendo el Espíritu en el ser humano el evangelista habla de que el Espíritu de Cristo ha sido infundido en nosotros y que podemos vivir alentados por ese Espíritu, en el nivel de vida humana más pleno al que podemos aspirar. Se trata de un nivel en el que nos identificamos todos con todos, porque como dice Pablo en la segunda lectura, “en cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común” y, "lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros,  todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, somos un solo cuerpo”.Ω

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