Lect.: Is 55, 1-3; Mt 14, 13-21
- Debería ser claro para cuantos estamos habituados a leer el evangelio de Mateo que este es un relato cargado de contenido simbólico. No está hablando de la multiplicación física de unos pocos panes y peces, —de hecho no describe ningún momento de multiplicación— sino de la capacidad que tienen los discípulos de Jesús para resolver un problema de necesidad de alimentos, un problema de hambre, de una multitud. Cuando los discípulos le plantean la situación Jesús no invoca un “dios milagrero” para que traiga la solución. No duda ni un instante para decirles con autoridad: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos». El simbolismo del pasaje permite ver que lo que resuelve las necesidades de los hambrientos es la solidaridad, la generosidad y la capacidad de compartir. Son actitudes que aunque las supone en los discípulos, fácilmente contagian y mueven al resto de la multitud que algo habrían traído para pasar el día: un bocadillo, un “gallito”, como decimos en Costa Rica.
- La CEPAL y la OMS nos están advirtiendo ya que, debido a la crisis de la pandemia, 45 millones de personas en América Latina volverán de nuevo a caer en la pobreza como consecuencia de la crisis de la pandemia (Ver NOTA 2ª sobre Reporte conjunto de la CEPAL y la OPS sobre la convergencia entre salud y economía). Y el número de niños que ya mueren de hambre en la región es desgarrador. Frente a esta realidad resuenan las aparentemente utópicas palabras de Jesús en el relato de Mateo, “Denles ustedes de comer”.
- A quienes están leyendo estas líneas, como a mí que las escribo, nos brota una reacción natural, un discurso obvio pero demasiado fácil: afirmar que lo que hace falta es solidaridad y disposición para compartir, sobre todo por parte de quienes tienen exageradamente rentas muy altas y mucho más riquezas que la mayoría. Pero, ¿hasta dónde llegamos con ese discurso que mucha gente repite? Pensemos en que hay un interrogante más de fondo y, por lo demás, más operativo. ¿Cómo se genera una actitud solidaria, una disposición a compartir con quienes sus carencias los lleva al sufrimiento del hambre y otros derivados de la pobreza? Estas actitudes y estas disposiciones no se pueden imponer desde afuera. No se pueden establecer leyes para cambiar el corazón y la mente de las personas. Los procesos educativos éticos pueden ayudar en el largo plazo. Los mecanismos de diálogo social entre los diversos sectores socioeconómicos, si se diseñan de manera adecuada, pueden crear un espacio de intercambio de posiciones que ayude a buscar los intereses comunes, generales pero, de entrada, no eliminan las diferencias entre las visiones e intereses particulares. Más bien harán evidentes los conflictos entre quienes temen perder posiciones de privilegio.
- El evangelio de Jesús ofrece una invitación válida, al menos, para los creyentes. Se trata de descubrir que el Dios que revela Jesús en su vida y compromiso, es Padre de todos por igual, es puro don, total generosidad, gratuidad en la creación de todo lo que existe (Ver 1ª lectura de hoy, Isaías 55: 1 - 3). Quien realiza este descubrimiento, no meramente intelectual, sino en su existencia, descubre que tiene que vivir así porque le sale de dentro vivir y comportarse así a todo nivel. (VER EN NOTA la historieta de “La joya de la mujer sabia”). Ser generoso, solidario y tener una actitud de gratuidad, de desprendimiento, de compartir lo que se es y se tiene, es lo que nos puede definir como cristianas o cristianos. Hombres y mujeres espirituales, más que éticos.
- Quienes no son creyentes tienen otros caminos para llegar al mismo descubrimiento. En su vida y en lo que le rodea va descubriendo que todas pertenecemos a una gran unidad, de la que formamos parte gratuitamente, que es anterior a toda construcción social, política y económica, y que es base para estas; que existe un destino universal de todos los bienes y que todo lo que nos corresponde es gestión, administración, cuidado, que deben estar en coherencia con este destino que todos compartimos por igual.
- Por eso es que se puede afirmar que una economía que no parte del hecho de la gratuidad no solo no es ética, sino que tampoco es científica porque no sabrá manejar los bienes de la naturaleza ni el regalo de las relaciones sociales, con una razonabilidad humana. Por eso no funciona a nivel humano profundo, aunque tenga mucho despliegue técnico, la economía vigente.Ω
Tres notas:
1ª Historieta de La Piedra de la Mujer Sabia
“Una mujer sabia que viajaba por las montañas, encontró una piedra preciosa en un arroyo, la encontró tan bella que la tomó y la guardó en su bolsa.
Al día siguiente, al continuar su camino se encontró con otro viajero, el cual le comentó que estaba hambriento, que no comía desde hace mucho tiempo, así que la mujer sabia abrió su bolsa y le compartió de su comida.
El hambriento viajero vio la piedra preciosa y le pidió a la mujer que se la diera.
Y ella se la dio sin dudarlo.
El viajero se fue, regocijándose de su buena fortuna.
Sabía que la piedra valía lo suficiente para darle seguridad por toda una vida.
Pasaron unos días y el hombre regresó a devolverle la piedra a la mujer sabia.
“He estado pensando” le dijo, “Se lo que vale la piedra, pero te la devuelvo, con la esperanza de que me puedas dar algo mucho más precioso:
-Dame eso que tienes dentro, aquello que te permitió darme la piedra.-”
2ª Reporte conjunto de la CEPAL y la OPS sobre la convergencia entre salud y economía para enfrentar el COVID 19 t retomar la senda del desarrollo sostenible. https://www.cepal.org/es/videos/lanzamiento-infome-cepal-ops-salud-economia-enfrentar-covid-19
3ª Millonarios para la humanidad. https://www.facebook.com/notes/jorge-arturo-chaves-ortiz/millonarios-para-la-humanidad/3527976190555068/
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