Lect.: I Reyes 17:10-16; Hebreos 9:24-28; Marcos 12:38-44
- De nuevo aparecen en el escenario de Marcos unos actores ya conocidos por nosotros: los escribas, los expertos en la Ley, los juristas. Hoy nos los presenta el evangelista, no para mostrarnos su destructiva actitud legalista, —que ya quedó clara en textos leídos en domingos anteriores. Hoy quiere destacar el comportamiento que tienen como clase social ilustrada, con una posición de privilegio, que no solo disfrutan sino que les gusta exhibirla, para mantener a distancia a quien se atreva a competir con ellos. Un comportamiento centrado en su propio ego, a pesar del supuesto servicio que prestaban a la justicia y a la religión cuando, en realidad, se servían de las leyes y de la religión para sus propios intereses y para mantener su posición de superioridad y para aprovecharse de los bienes que administraban de mujeres pobres. ¡Cuidado con ellos! es la frase tajante que Marcos pone en boca de Jesús. Se ve por esta advertencia que el problema sigue vigente en las primeras comunidades cristianas, no porque todavía siguieran existiendo esos escribas, sino porque el perfil y comportamiento que tipifican aparece en otros ambientes ya no judíos, e incluso al interior de las iglesias.
- En un extraordinario contraste con los juristas y los maestros, aparece una mujer viuda y pobre y también aquí, según Marcos, Jesús hace que la atención de los discípulos se pose sobre ella. Como mujer, viuda y como pobre estaba destinada a pasar inadvertida, a ser invisibilizada,como se dice hoy. Para aquella sociedad, donde no existía clase media, sino solo los poderosos y los desposeídos, aquella mujercita de apariencia insignificante era todavía más pobre que el común de los pobres. En ese medio machista una mujer sin la compañía y la conducción del varón no solo estaba indefensa, sino que estaba sujeta a restricciones y susceptible de acusaciones de mala conducta. ¿Por qué, se preguntarían los discípulos, fijarse en ella, si no era importante como los juristas y maestros que rondaban el Templo? A pesar de ello para la Buena Noticia de Jesús es ella la que representa un modo de vida profundamente humano, que entrega a Dios, según lo que ella cree, todo lo que tiene para vivir. Podía estar incluso equivocada en cuanto al destino de su pequeñita limosna, que se fundiría con el resto del Tesoro del Templo, principal fuente de explotación y dominación. Pero una cosa es el discurso políticamente correcto y otra la carga emocional en la actitud de la mujer, reflejo de su fe, su desapego y capacidad de entrega. No necesita de muchos bienes, ni de grandes aspavientos para dar una lección, ni siquiera buscada, de lo que significa tener dignidad y libertad, y de lo que significa estar movido por ese espíritu de Dios que nos llama y permite vivir fraterna y solidariamente.
- Para aprender nosotros también de esa lección e interpretarla en nuestro contexto actual, hay que trascender la letra del relato, por un lado, no quedándonos en el sentido económico de la limosna. No se discute si la limosna, la beneficencia puede resolver algún problema. Por otro lado, tampoco debemos quedarnos pensando en que se trata de un mensaje solo para determinada clase social o determinada profesión, con la que pueda establecerse paralelismo. La tentación que se nos presenta es la de hacer una “aplicación” demasiado fácil y obvia, con debilidades de muchos de los que ejercen la función judicial en nuestro país. Si bien los problemas en ese campo se han hecho más visibles recientemente, limitarse a lanzar el relato contra estos funcionarios hoy día en Costa Rica, sería recortar el alcance del mensaje Este, en el contexto de Marcos, es un mensaje para todos los cristianos de su tiempo, amenazados con el peligro de construir su vida y ocupación laboral en torno a la construcción y exhibición de su ego.
- Para ellos entonces y también paranosotros hoy, es una llamada de atención quenos presenta dos modos de vivir la vida y vivir la fe y nos alerta ante uno de los dos modos. No importa en que nivel socioeconómico nos encontremos y en qué campo laboral nos desempeñemos, —aunque ciertamente la función judicial y el ejercicio de un cargo político pueden ser más susceptibles a la distorsión. Pero en cualquiera que sea, y en la época del evangelista Marcos o en la de la Costa Rica de hoy, se nos invita, no a convertir leyes y religión en instrumento al servicio de nuestros intereses particulares o gremiales, sino a entregar lo que somos y lo que tenemos, como aquella viuda, al servicio de las metas de la Buena Nueva de Jesús en la línea de construcción de fraternidad y solidaridad.Ω
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