Lect.: I Samuel 3:3-10, 19; I Corintios
6:13-15, 17-20; Juan 1:35-42
- Independientemente del origen de este pasaje (ver nota # 1), la sencilla narración nos ofrece dos elementos que nos piden poner nuestra atención en temas centrales del mensaje de Jesús. Uno es la pregunta del Maestro a los dos discípulos de Juan que le siguen: ¿qué buscan? , les interpela al verlos venir tras él. Y cuando ellos le manifiestan que quieren saber dónde vive aparece el otro elemento importante: “Vengan y vean”, responde Jesús, y ellos fueron “y vieron donde vivía y se quedaron con él todo aquel día”. Podemos preguntarnos, ¿por qué un diálogo tan sencillo contiene elementos centrales del mensaje evangélico?
- Para un predicador que está empezando su caminata, el hecho de que le aparezcan dos seguidores que, además, eran hasta ese momento discípulos del Bautista, debía ser motivo de satisfacción y no de andar aclarando “detalles” sobre su motivación. Si hoy, en clima electoral, a un candidato le surgen unos cuantos adherentes, no se va a poner a andar con esclarecimientos: votos son votos, dirá. Y eso pasa también, no solo en lo electoral, sino también en lo ideológico, para quien espera seguidores en su línea de pensamiento. Pero no sucede así en Jesús. Él no anda haciendo proselitismo y si alguien le sigue a él le importa que ese alguien se aclare, ante todo, qué es lo que está buscando, en su propia vida y en el momento de seguirle. No todas las motivaciones para seguir a Jesús son buenas, e incluso no todas las buenas dan lugar a una correcta relación con él. Sabemos, —porque la vida diaria nos da testimonio de ello—, que hay búsquedas de Jesús que son para nada espirituales, y sí muy interesadas e incluso manipuladoras. Autoimponerse la etiqueta de cristiano, de católico, puede servir a algunos para abrirse cancha en ciertos medios sociales. Volviendo a lo político - electoral. algunos ondean bandera cristiana y de seguimiento de ciertas causas de la Iglesia, porque eso les puede dar réditos, cierta aparente reputación y conseguir adeptos que se traducirán en votos. Añadamos a esto que muchas veces se nos cuela, “por la puerta de la cocina”, la distorsión de nuestra búsqueda de Jesús, con intenciones poco rectas, como el interés simplemente en la salvación final, o en lograr el éxito individual en la vida, y no en abrazar la misión de Jesús de servicio a los demás .
- El segundo elemento, que nos proporciona la pregunta de los discípulos, ¿dónde vives? completa la idea anterior sobre la motivación correcta para seguir a Jesús. En el lenguaje y el simbolismo del evangelista Juan, la pregunta de los dos discípulos apunta a querer entrar no en la casa material, en el espacio físico donde habitaba Jesús, sino en el ámbito de luz y vida en el que él se movía. Quieren conocer cómo es que vive Jesús, cuáles son sus prioridades, su misión, sus valores, y eso es lo que les interesa abrazar.
- Y la respuesta de Jesús, Vengan y vean, les dice cómo lograrlo. No se trata de darles un folleto informativo, ni una serie de libros explicativos. Vengan y vean es la pista para decirles y decirnos que es la experiencia directa, el compartir y ver la vida misma de Jesús lo que nos puede vincular verdaderamente con él. Hace pocos días decía el nuevo arzobispo de París, que el catecismo nos puede enseñar a hablar de Dios. Pero que lo importante, más que eso, es aprender a hablar con Dios, a relacionarse con él. Y eso se aprende de quienes lo viven, como él lo aprendió de su propia madre (Ver nota # 3). Solamente cuando descubramos por nosotros mismos, y en nosotros mismos, en nuestra propia interioridad, y en el testimonio de quienes lo viven, cómo es vivir como Jesús (ver nota # 2), podremos traducirlo en nuestras acciones y en nuestras relaciones con los demás y con todos los seres de la naturaleza entera, y entonces, solo entonces podremos tener la convicción de que estamos respondiendo de manera auténtica al llamado de Jesús.Ω
Notas:
Nota # 1: Cuando nos ponemos a estudiar el
evangelio de san Juan, en especial el origen del texto, podemos darnos cuenta
de que muchos de los textos que aparecen referentes a Juan el Bautista son
textos introducidos posteriormente al primer autor, de carácter “apologético”,
es decir, de defensa de la figura de Jesús frente a grupos y a un movimiento de
discípulos del Bautista que consideraban la figura de éste como superior a la
de Jesús. Esos grupos seguían existiendo bastantes décadas después de la muerte de Jesús.
Incluso, ¡aunque nos sorprenda!, en nuestros días en supervivientes de la
antigua religión de los mandeanos, que habitaban en Irán e Irak antes de la
represión de Sadam Hussein primero y, ahora, del Estado Islámico, se sigue
considerando esa superioridad de Juan el Bautista sobre Jesús. A los
aficionados de la novela esto les recordará una referencia a este particular en
“El Código Da Vinci” de Dan Brown y el cuadro de Leonardo, “La Virgen de las
Rocas”, del que el autor realizó dos versiones, en una de las cuales es el niño
Juan el que aparece bendiciendo al Niño Jesús.
nota # 2: Un gran hombre espiritual del siglo XX,
Marcel Légaut escribe: “¿Cómo podrían los
hombres pasar, de la creencia en un Dios todopoderoso, cuya existencia ya no es
evidente, a la fe en un Dios que ya está presente en lo más íntimo de ellos
mismos y que, sin ser propiamente causa, actúa, pero no por encima de sus
acciones más personales sino en ellas? (Un
hombre de fe y su Iglesia, AML, pgs. 35 – 36).
nota # 3: Ver resumen de la entrevista al Arzobispo
Michel Aupetit en la página de Facebook del CEDI (Centro Dominico de
Investigación).
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