Lecturas: 2º libro de las Crónicas 36,14-16.19-23; Efesios 2,4-10; Juan 3,14-21
- En el evangelio de Juan de donde se toma el texto de hoy, la misión y voluntad de Jesús de que "todo ser humano se salve" no se confunde con una visión de la Buena Noticia que es indiferente ante no importa cuál sea el estilo de vida que asumirá quien escucha esa Buena Nueva. Por el contrario, esta crea una situación dramática entre quienes la oyen porque los emplaza a que acepten o rechacen la invitación a vivir según el amor sin discriminaciones practicado por Jesús. Aceptar este modo de vida es lo que equivale a aceptar la salvación. Y para Juan esta aceptación podemos entenderla como entrar en el ámbito de la luz. Parece increíble pero Juan constata que no todos optamos por vivir en la luz sino que, como una decisión personal, hay quienes prefieren permanecer viviendo en tinieblas.
- Suena tan extraña y destructiva esta opción que solo podemos comprenderla profundizando en el planteamiento de Juan. Para él, optar por la luz no tiene que ver con aceptar o no un conjunto de doctrinas, ni con practicar o no un conjunto de ritos. La fuerza de Jesús, no está principalmente en las enseñanzas que expone, ni en el culto a realizar en un templo. Lo que está en juego es creer en lo que él mismo es, hijo del Hombre - hijo de Dios y de ahí la luz que irradia su persona, su modo de vida plenamente humana que transparenta divinidad.
- Parece sencilla la expresión pero no resultaba fácil aceptarla en aquella época en la que toda la religión giraba en torno al Templo y a la enseñanza de la Ley, mientras que lo que la Buena Nueva plantea es la centralidad de la persona humana cuyos valores fueron vividos en plenitud por Jesús de Nazaret. Inevitable cuestionarnos si nuestras prácticas religiosas actuales, —sí, católicas y cristianas de tradición— vividas probablemente con toda la buena intención y honestidad posibles, como vivía Nicodemo las suyas, realmente nos conducen a poner en el centro de nuestra vida al Hijo del Hombre. Porque si todavía no hemos aceptado esto, aun viviendo religiosamente, quizás estemos más cerca de las tinieblas que de la luz.Ω
3ª Jesús no es un mero mesías reformador de instituciones y políticas. Va más allá porque lo que pretende es que vivamos y actuemos colocando al ser humano en el centro de nuestro actuat tal como lo revela su propia vida de hijo de Dios, hijo del Hombre. Eso hará posible la transformación social.
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