Lect.: Hech 13, 14.43-52; Ap 7, 9.14-17; Jn 10, 27-30
NOTAS PREVIAS
- Es muy frecuente, y comprensible, que los que leemos habitualmente los evangelios caigamos en un error general de interpretación: entender algunas palabras, frases y afirmaciones que encontramos en los evangelistas, desde nuestro propio lugar cultural y social. Es decir, desde el sentido actual que reciben en el uso en nuestro ambiente, en vez de hacerlo desde el sentido original que tenían en el contexto y tiempo cuando fueron escritos. Por supuesto que nos resulta más cómodo hacerlo así, nos ahorra esfuerzo de estudio y no nos cuestiona las creencias que ya teníamos.
- Es el caso, por ejemplo, de la palabra “pastor”. En el campo religioso, estamos acostumbrados a escucharla referida al párroco o dirigente de una iglesia local, o al Obispo y, en el más alto nivel, al Papa. En cualquiera de los casos, entendemos que se trata de la “autoridad” establecida por Cristo “desde siempre” a la que le corresponde indicarnos lo que es correcto creer, cómo hay que comportarse, es decir, cuáles son las normas de conducta moral que debemos observar.
- Sin embargo, con poco que estudiemos los libros del Nuevo Testamento, nos daremos cuenta de que los cargos y estructuras de autoridad no existían desde el principio, fueron surgiendo progresivamente en la iglesia primitiva, conforme aparecieron problemas en la convivencia. Así, por mencionar un caso, en el libro de los Hechos (capítulo 6) se ve que para resolver divisiones que se habían producido decidieron crear una “dirección administrativa” para cristianos helenistas. Más tarde Pablo nombrará “presbíteros” para pastorear “el rebaño en el que el Espíritu Santo los ha puesto”. Resulta perfectamente normal que esas personas que reciben autoridad en las comunidades vayan siendo vistos como intermediarios entre los creyentes y Jesús.
- El peligro de distorsión se manifiesta pronto porque Jesús se presenta como “pastor modelo”, nunca como poseedor de un dominio o poder de gobierno, como el Rey en el Antiguo Testamento. Cuando en los evangelios, en especial en el de Juan, se habla de Jesús como “buen Pastor”, es decir Pastor modelo, lo que se recalca es del conocimiento íntimo que tiene de sus ovejas, de la capacidad de llamar a cada oveja por su nombre, de modo que puedan reconocerlo cuando las lleve a pastar. Por eso, a los creyentes se nos pide, en correspondencia, la escucha de su voz y la adhesión personal , “hasta que lleguemos al conocimiento mutuo que refleja el que une al Padre con Jesús”.
- Con estas notas aclaratorias, creo que podemos entender mejor las enseñanzas del papa Francisco y su manera de entender lo que es la actividad del Pastor en la iglesia, conforme a la imagen de Jesús. Hay tres rasgos necesarios que subraya el papa para la vida de los cristianos, sin excepción y sin que se vean como misión de un solo grupo de creyentes: la sinodalidad, es decir, la capacidad de vivir, decidir y trabajar juntos; la superación del clericalismo, a todos los niveles, que está estrechamente unida con el carácter sinodal, y la unión de esfuerzos para hacer de la Iglesia un espacio de acogida, un “ hospital de campaña, donde cuidar servir y amar” especialmente a los más débiles, a quienes más lo necesitan.
- Porque estos rasgos deben ser comunes a todas y todos los cristianos, cuando en un día como este domingo se habla de las “vocaciones” en la Iglesia, esto hay que entenderlo como un reconocimiento de que hay diversidad de funciones, de modos de servicio, como bien lo habla Pablo, refiriéndose al cuerpo de Cristo, pero que las cualidades de Jesús, el “pastor modelo” deben ser visto como cualidades requeridas tanto para los que llamamos “clérigos”, “laicos” o “de vida consagrada.Ω
Nota: por esta vez solo he incluido notas explicativas para interpretar el texto del evangelio. De ser posible, mañana lo complementaré con referencias a la vida personal y comunitaria.
Me convencen los pastores que "huelen a oveja". Los demás no lo son.
ResponderBorrar