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Mostrando las entradas de febrero, 2017

8º domingo t.o.: Al servicio de la Providencia

Lect.: Isaías 49:14-15; I Corintios 4:1-5; Mateo 6:24-34 Innumerables veces hemos comentado cómo nuestra maduración cristiana nos hace superar la creencia, infantil, primitiva, de que nosotros estamos “ aquí abajo ” y Dios “ allá arriba ” , y de que estamos en un “valle de lágrimas” que es “inevitable”, como si fuera parte de un destino humano, y que solo con la “ayuda de Dios”, —pero siempre un “dios exterior y lejano”— podemos lograr aliviar algo nuestras penas y angustias. Afortunadamente, conforme avanzamos en nuestra formación madura en el Evangelio, vamos aceptando mejor que entre Dios y nosotros no hay ninguna brecha , que desde que fuimos creados, no se nos arrojó a un vacío inhóspito sino que no hemos salido de las manos del Creador, y estamos en ellas permanentemente. Aún más, que nuestra vida es participación en la misma vida divina y que Él actúa por medio nuestro, que somos su imagen y semejanza. Con esta visión más madura de lo que es la creación, la naturaleza, y

7º domingo t.o.: ¿Superar la violencia sin violencia?

Lect.: Levítico 19:1-2, 17-18; I Corintios 3:16-23; Mateo 5:38-48 Continúa Mateo hoy ayudándonos a entender el camino que Jesús propuso en el Sermón del Monte, —y que no es más que un reflejo de su propio modo de vida, y no ninguna doctrina teórica, abstracta. Como en el texto del domingo pasado, en éste también sigue haciéndolo con ayuda de lo que se llaman “ antítesis ”. Ese estilo de hablar en el que frente al modo de pensar y enseñar que se acostumbraba, Jesús contrapone algo nuevo. “ Han oído…, pero yo les digo”…   Las antítesis mencionadas el domingo pasado ya eran duras y parecían difíciles de cumplir: ir más allá de lo que entonces se enseñaba y vivía en la religión judía en el tema del adulterio; en el trato a la mujer propia —a la que se podía dejar “tirada” como una propiedad más de desecho; en el tema del juramento   el uso en vano del nombre de Dios; o en cuanto a subordinar la participación en el culto a la reconciliación con el hermano… Ya todo eso apuntaba a deja

6º domingo t.o, El Sermón del Monte, madurez versus infantilismo cristiano.

Lect.: Eclesiástico 15:15-20; I Corintios 2:6-10; Mateo 5:17-37 Si, como creyentes, lo que queremos es “hacer la voluntad del Padre, una vez más hay que decirlo: esto no se logra apegándose a ningún reglamento, o manual con reglas minuciosas. Ni siquiera apegándose a los 10 mandamientos, aún cuando vayan acompañados por la multitud de preceptos que desarrollaron los rabinos judíos para aplicarlos. Vivir plenamente la vida cristiana, la vida humana, no depende del esfuerzo por cumplir rigurosamente una Ley externa que, supuestamente, nos daría luz para actuar correctamente en cada momento y situación. Si llegamos a creer que ya conocemos bien cuáles son las normas que debemos seguir para ser buenos cristianos, o buenos ciudadanos, tendremos que escuchar de nuevo las fuertes advertencias que en el texto de hoy Mateo pone en boca de Jesús: “Habéis oído que se os dijo…  pero yo os digo:” Expresiones fuertes, en efecto, de Jesús, porque está contraponiendo su palabra, sus enseñanz

5º domingo t.o.: Ser "luz" y ser "sal" no son símbolos de interpretación arbitraria

Lect.: Isaías 58:7-10; I Corintios 2:1-5; Mateo 5:13-16 En nuestra reflexión anterior afirmamos que Mateo propone el Sermón de la Montaña como un modo de vida realizable y no como algo solamente utópico, en el peor sentido,  sin posibilidad de concreción. Esta afirmación dio lugar a una interesante conversación (en Facebook, ya que, lamentablemente no se puede hacer “en vivo” en la celebración litúrgica o, al menos, a la salida de ésta). Lo que conversamos, empezó con la pregunta de una amiga que decía, “¿Que pasos prácticos implementar para vivir esa realidad? Intercambiamos ideas al respecto que pueden Uds. leer al pie de la reflexión. Es solo un comienzo de un tema que podríamos ampliar más. Pero hoy, el texto de Mateo da lugar a que nos planteemos otras preguntas: ¿Qué quiere decir “poner en práctica las Bienaventuranzas? Y, en definitiva, ¿Por qué hacerlo? Como en otras ocasiones, creo que resulta pedagógico empezar mencionando respuestas insuficientes o erróneas desde el