Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta calidad de vida

Fiesta de Pentecostés

fiesta de Pentecostés Lect.:  Hechos 2,1-11; I Corintios 12,3b-7.12-13; Juan 20,19-23 Cuando decimos que estamos vivos, ¿qué queremos decir? Parece una pregunta con respuesta muy obvia, pero si nos paramos a pensar un momento estamos hablando de que la vida es una realidad que tiene diversos niveles, incluso si pensamos solamente en la vida humana. Por ejemplo, cuando en el vientre de una madre está un óvulo fecundado, este está vivo, sin duda, pero no es una vida personal, como la que puede tener un niño y, no digamos ya, un hombre o una mujer adulta (no es un “ homunculus", como pensaban en el siglo XVII). En otro nivel, cuando alguien sufre un accidente serio y queda en estado de coma, —como oímos que sucede o quizás hemos conocido casos—, ese paciente puede quedar en un estado vegetativo. Está vivo, pero solo a nivel de funciones muy elementales del cuerpo humano y depende, muchas veces, de una permanente asistencia médica para sobrevivir. Más allá de esto, en los que

Fiesta del Corpus Christi

Lect.: Deut 8,2-3.14b-16a; 1  Cor 10,16-17;   Juan 6,51-58 "Vivir en Dios y para Dios". Innumerables veces hemos repetido, durante el tiempo pascual, esta frase con la que Pablo quiere expresar el significado de la resurrección de Jesús. Se trata de una “exaltación”, una “elevación” a un nivel distinto de la vida humana, al más profundo, el de la vida plena. Y nosotros, con Cristo, dice el mismo Apóstol, hemos muerto con él, hemos resucitado con él, hemos sido elevados con él. Desde esa perspectiva podemos leer todo el evangelio de Juan al que pertenece la 3ª lectura de hoy, como una gran invitación a renacer a esa nueva conciencia de lo que somos como seres humanos . Para entrar en el Reino, —como Jesús trató de ayudar a Nicodemo para que comprendiera—, hay que renacer,  pasando de nuestra limitada conciencia individual, en que habitualmente nos encontramos atrapados, a ese otro nivel más perfecto de conciencia en que nos descubrimos inmersos en la vida misma de Dio

14º domingo t.o.

Lect.: Ez   2, 2-5, 2 Cor 12, 7-10, Mc 6: 1 – 6 1.      Tres pasajes de Marcos, en tres domingos sucesivos, nos muestran tres escenarios de la actividad de Jesús: “la otra orilla”, —tierra de paganos—, la “orilla de los judíos” donde encuentra gente de la institución religioso-política —Jairo   y su hija— y a excluidos de la misma institución —la mujer considerada “impura” por sus flujos de sangre. Y ahora, la “patria chica” de Jesús, su lugar natal, donde tiene que encontrarse con los “suyos”, en sentido cultural y geográficamente más propio y cercano. Pero es aquí, de manera llamativa a primera vista, donde la reacción es peor. Hasta tal punto que “no pudo hacer allí ningún milagro”, y “se sorprendió por su falta de fe”. 2.      De este episodio se ha derivado como dicho popular, al menos en nuestra lengua hispana, aquello de que “nadie es profeta en su tierra”. Pero, ¿a qué se debe en el evangelio de Marcos y en la liturgia de hoy ese rechazo del profeta propio? ¿C

25º domingo t.o.

25o domingo t.o., 18 septiembre de 2011 Lect.: Is 55: 6-9; Flp 1:20 c-24.27 a. Mt 20: 1-6 1. Permítanme empezar hoy con un poco de ficción. Imaginemos que se nos comunica a los católicos, de repente, que el Papa va a hacer una aclaración fundamental que tenía reservada para un momento como este en que la humanidad ya hubiera alcanzado un alto grado de madurez. Benedicto, entonces, comunica que el sentido último del evangelio implica que al final de la vida de cada uno Dios no va a retribuirnos según nuestros méritos, no nos va a recompensar por toda nuestra práctica sacramental, ni por haber sido miembros de la Iglesia, entre otras cosas. Que la Buena Noticia consiste en anunciarnos que Dios, al final de la vida, nos va a cubrir a cada uno con su inmenso amor de misericordia, como lo ha hecho siempre. ¿Cómo reaccionaríamos en esta situación imaginaria? En concreto, ¿Vendríamos a misa el domingo siguiente? ¿Seguiríamos yendo al templo, seguiríamos ejercitando una vida de oración? ¿s

9º domingo tiempo ordinario

(ES LA HOMILÍA DEL DOMINGO PASADO, CON UN POCO DE RETRASO, DADO EL NUEVO INICIDENTE DE SALUD QUE TUVE EL FIN DE SEMANA RECIENTE). 9º domingo tiempo ordinario, 6 de marzo de 2011 Lect. Deut 11,18.26-28.32, Salmo: 30: Rom 3,21-25a.28, Mateo 7,21-27 1. Aunque a milenios de distancia uno puede intentar imaginar aquel auditorio que rodeaba a Jesús cuando termina el sermón del Monte. Estarían atrapados por la fascinación, la esperanza, algunos quizás por la incredulidad o el escepticismo. Todas aquellas enseñanzas, aquellas promesas de bienaventuranza, aquella cercanía del Reino de Dios que se respiraba, los hacían apegarse a aquel mensaje, a aquellas palabras tan hermosas que, como se lo decía de la Ley el Deuteronomio, quisieran llevarlas pegadas en su frente y en sus muñecas sin alejarse jamás de ellas. Pero al concluir el sermón, Jesús los sacude de sus asientos: ¡Atención! no hay que encantarse con palabras, ni con doctrinas, ni con textos para llevar encima como reliquias. De lo que se

6º domingo del tiempo ordinario

6º domingo t.o, 13 de febrero de 2011 Lect.: Ecles 15: 16 – 21; 1 Cor 2: 6 – 10; Mt 5: 17 – 37 1. (De nuevo, unas reflexiones muy breves, mientras continúo mi período de convalecencia.). Hace unas semanas recordábamos, una vez más, que Jesús no es un maestro teórico, doctrinal, ni siquiera un moralista. Menos aún un legislador.Es un hombre del Espíritu. Creo que con esa clave en mente hay que leer los textos de estos domingos, que prolongan en el cap. 5 de Mt, el sermón del monte —o del llano, según Lc. No viene a sustituir una ley por otra, ni a agregar nuevas reglas u obligaciones. En la traducción del texto de hoy dice que viene “a dar plenitud”. De lo que podemos pensar es de la plenitud de vida humana. Y estas son palabras mayores que habrá que ir desgranando poco a poco. Por lo pronto no puede reducirse el significado de esta afirmación a la tradicional interpretación que se hace de estos pasajes, entendiendo que se trata tan solo de una superación del cumplimiento externo de l

4o domingo de Pascua

4 º domingo de pascua, 29 abril 2007 Lect.: Hech 13: 14. 43 – 52; Apoc 7: 9. 14b – 17; Jn 10: 27 – 30 1. Celebrar cada año la pascua, como fiesta de la resurrección de Jesús pudiera interpretarse de manera muy simplista. Pudiera verse como una proclamación reiterada escrita para fortalecer nuestros ánimos. Algo así como decir: no se preocupen por todo lo que sufren, incluso tampoco por la muerte, porque al final, como Jesús, resucitarán. Esta interpretación pareciera respaldarse por esta promesa de Jesús que hoy sale en el texto evangélico, a mis ovejas les doy la vida eterna. Y antes en la 1ª lectura habla de los que rechazan y los que se interesan en la vida eterna. Si leemos así el evangelio, estaríamos planteándonos enseguida preguntas tales como: ¿hay vida después de la muerte? ¿puede vivir el ser humano para siempre? ¿cómo era el universo antes de la vida y Dios antes del universo? Este tipo de preguntas son más bien filosóficas y pueden ser válidas y corresponder a preocupacio