Lect.: Jeremías 38:4-6, 8-10; Hebreos 12:1-4; Lucas 12:49-53 ¿En qué quedamos? ¿Vino Jesús a traernos la paz , como decimos en el viejo canto y como interpreta también san Pablo en alguna de sus cartas? ¿O vino a provocar la división?, como dice Lc hoy? ¿Aceptamos la alabanza que hace el Sermón del Monte a los constructores de La Paz y seguimos comprometiéndonos en esa tarea, con el saludo que nos damos en cada Eucaristía? ¿Tiene sentido seguir con esas prácticas después de escuchar el texto de Lc que acabamos de escuchar? No me digan que no es para pensarlo, porque estas palabras que Lc pone en labios de Jesús son contundentes, " no he venido a traer la paz sino la división". Hay que reconocer que este texto es de los más duros del evangelio y que nos plantea un problema . Es probable que la dificultad para resolver el dilema se origine en nosotros, si no nos ubicamos adecuadamente ante el mensaje . Hay que interpretarlo, como todos los escritos evangélicos, en su
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.