Lect.: Isaías 58:7-10; I Corintios 2:1-5; Mateo 5:13-16 En nuestra reflexión anterior afirmamos que Mateo propone el Sermón de la Montaña como un modo de vida realizable y no como algo solamente utópico, en el peor sentido, sin posibilidad de concreción. Esta afirmación dio lugar a una interesante conversación (en Facebook, ya que, lamentablemente no se puede hacer “en vivo” en la celebración litúrgica o, al menos, a la salida de ésta). Lo que conversamos, empezó con la pregunta de una amiga que decía, “¿Que pasos prácticos implementar para vivir esa realidad? Intercambiamos ideas al respecto que pueden Uds. leer al pie de la reflexión. Es solo un comienzo de un tema que podríamos ampliar más. Pero hoy, el texto de Mateo da lugar a que nos planteemos otras preguntas: ¿Qué quiere decir “poner en práctica las Bienaventuranzas? Y, en definitiva, ¿Por qué hacerlo? Como en otras ocasiones, creo que resulta pedagógico empezar mencionando respuestas insuficientes o erróneas desde el
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.