Lect.: Is 6:1-2, 3-8; I Cor 15:1-11; Lc 5:1-11 El domingo pasado comentábamos el momento en que intentan despeñar a Jesús, a la salida de la sinagoga de Nazaret. Es precisamente cuando él proclama e inicia su misión evangélica. Decíamos que, al enunciar su misión en términos de misericordia y no de castigo, de servicio a los pobres y a los marginados, y no de mantenimiento del poder religioso y político nacional, los que lo escuchan en la sinagoga se sienten afectados por este discurso . Jesús toca en ellos “dos puntos débiles que a los seres humanos se nos repiten en todos los tiempos: el temor a los cambios novedosos y el temor a la pérdida de nuestras posiciones privilegiadas, cuando las tenemos . Porque ambas cosas nos producen mucha inseguridad en nuestras vidas .” En esta misma dirección, en el texto de hoy de Lucas, de manera simbólica el evangelista está diciendo a su comunidad, que todas las comunidades cristianas están retadas siempre por esta invitación de Jesús, a
Reflexiones a partir del texto evangélico de la celebración eucarística de cada domingo, considerando su estudio exegético y leído desde algunos de los retos del entorno de nuestra vida actual. Bienvenidos los comentarios.