Ir al contenido principal

3er domingo t.o.




1.   El domingo pasado veíamos a unos discípulos del Bautista preguntando a Jesús "dónde vive", es decir, interesados en saber cómo vivía, cómo es esa vida espiritual de  Jesús, cómo es esa experiencia de Dios que tiene Jesús que  hizo a Jesús ser como era. Y vimos también que Jesús les hace ver que no hay otra forma  de descubrirlo que experimentando por sí mismos lo que él vivía y experimentaba. No mediante libros, doctrinas o intermediarios, sino mediante la experiencia personal. Pero, podemos preguntarnos, ¿Experiencia de qué? De la vida de Jesús, sí, pero ¿Cómo tener esa experiencia?
2.   A lo largo de la historia los cristianos han dado diversas respuestas a ese interrogante. Hay dos especialmente frecuentes. Una, es pensar que para experimentar la vida de Jesús hay que huir del mundo, buscando un lugar apartado para que ahí, libres de todas las preocupaciones del mundo material, Dios se les manifieste. Otra consiste en pensar que como seres humanos la mayoría de los cristianos tenemos que seguir inmersos en la vida material ordinaria, familiar, laboral, económica, política..., pero que debemos reservar un trozo de nuestra vida, de nuestras ocupaciones, de nuestro tiempo, para dedicárselo a las prácticas religiosas en las que se supone que vendríamos a experimentar la vida de Jesús. Estaríamos así viviendo, como quien dice, en dos niveles, al mismo tiempo. En el que llamamos "profano", que consume la mayor parte de nuestro tiempo, y en el que llamamos "sagrado", que consiste en unos pocos ratos por semana de oración y ritos sacramentales.
3.   Pero, como dice Mc desde el comienzo de su escrito, la buena noticia que nos trae Jesús nos dice que la experiencia que él tuvo de Dios la tuvo viviendo la vida humana normal, pero viviéndola a plenitud, en profundidad;  que el reino de Dios, es decir, el encuentro con Dios que todos anhelamos está cerca, a mano, dentro de cada una de las actividades normales de nuestra vida. No hay que huir de lo humano y material para experimentar la vida de Dios. Hay que zambullirse más bien en lo humano, como lo hizo Jesús, para experimentar la vida divina que nos sostiene y nos libera. Esta es la buena noticia, que en el idioma original se traducía con el término "evangelio".
Pero, como dice Mc, para confiar en esa "buena noticia" hay que convertirse, es decir "cambiar de mentalidad", porque estamos demasiado influidos por siglos en los que se nos cultivó una desconfianza de lo humano, a pesar de que con la boca confesábamos que Dios se había hecho hombre. Hay que convertirse, cambiar nuestro modo de ver lo que somos, y distinguir entre lo que construye lo humano, que nos abre a la experiencia de Dios, y lo que destruye lo humano, que nos bloquea a la experiencia de la vida divina. En este sentido, además, ser "pescadores de hombres" no equivale a ser reclutadores, proselitistas, sino que podemos interpretarlo como "recuperadores de lo humano" en cada uno, "despertadores" de lo divino que hay en cada ser humano. Esta conversión de mentalidad es en la que confiamos en avanzar en este año nuevo si lo descubrimos como un tiempo oportuno, único para realizar algo trascendente para nuestra vida.Ω

Comentarios

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...