Lect.: Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9
- Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida, afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar. Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida. ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver. Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena, a los Doce o a los discípulos de Emmaús, el texto de hoy de Hechos,… pueden confundirnos, pueden darnos la impresión de que Jesús resucitado era Jesús volviendo a contar con su cuerpo en pleno funcionamiento material, como antes pero, si pensamos así, nos equivocamos, caemos en lectura literalista y perdemos el sentido profundo del mensaje evangélico.
- Las primeras comunidades, Pablo y los evangelistas lo que intentan es compartirnos lo que fue su experiencia de la resurrección, cómo experimentaron ellos, a partir de lo que llamamos la Pascua, la presencia de Jesús en ellos, y la presencia de Dios en Jesús, como se lo había afirmado el propio Jesús y lo escribió el evangelio de Juan. A partir de ese momento de la Pascua, los discípulos testigos experimentan vivo a Jesús, de una manera distinta a como lo habían conocido en su vida histórica, y se experimentan a sí mismos de manera distinta, descubriendo en Jesús y en cada uno de ellos, los horizontes de la vida humana más anchos que jamás podrían haberse imaginado. Unos horizontes en que se experimentan a sí mismos y a Jesús inmersos en la realidad de la vida divina, de lo santo, del amor total, de la plenitud del ser humano. De una realidad que no muere jamás. Pienso que, de alguna manera podemos decir que con esta experiencia de vida y visión, los discípulos que creyeron en él, también resucitan en y con Jesús.
- Nos quedamos cortos en palabras y en imaginación, repito, para poder referirnos a lo que es la culminación de la vida de Jesús como hijo de Dios, como dice Pablo. Pero estos relatos se nos dan no como doctrina, sino para invitarnos a compartir la misma experiencia de resurrección que esas comunidades tuvieron. Por eso, en los próximos domingos intentaremos, sin grandes pretensiones, irnos acercando a lo que puede ser un camino para adentrarnos y vivir aquí y ahora la experiencia de la resurrección.Ω
Estimable Sacerdote de Cristo, esos puntos que sugiere son muy abstractos y de difícil comprensión. Sugiero ampliarlo ya que de primera mano da la impresión de contradecir nuestras verdades fundamentales y caer en una especie de herejía.
ResponderBorrarSi los textos no son argumentos válidos, bien interpretados, diría que mi acta de nacimiento es un pergamino fantástico que sugirió la existencia de alguien pero que no fue real.
Bendiciones.
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ResponderBorrarArmando, la Biblia no es un documento que relata hechos históricos, y no es comparable con su acta de nacimiento.
ResponderBorrarEs bien sabido, por múltiples investigaciones científicas (entre ellas las realizadas por Elaine Pagels, profesora de la Universidad de Harvard y Stanford) que los evangelios son interpretaciones teológicas de lo que las comunidades cristianas del primero y segundo siglo interpretaban sobre el mensaje y vida de Jesús, mucho tiempo después de su muerte.
No fueron los apóstoles Mateo, Marcos, Lucas o Juan, quienes escribieron los evangelios, fueron personas dentro de comunidades cristianas posteriores, quienes se decían pertenecer a la tradición de alguno de estos apóstoles. En este sentido hay evangelios de otros apóstoles que el canon no incorporó dentro de la Biblia, como el Tomas.
Otro gran elemento de riesgo al ver las escrituras de manera literal, también demostrado por estudios serios, es que en las múltiples traducciones de os textos del arameo, al hebrero, griego y latín al español actual, han implicado una pérdida de muchos aspectos del sentido original de esas escrituras. De ahí que su interpretación literal debe verse con mucho cuidado.
En este contexto, interpretar los textos bíblicos de manera literal implica caer el fundamentalismo de muchas tendencias dentro de tradiciones religiosas, que terminan justificando la inmolación personal y la masacre de otras personas por la interpretación literal de las escrituras.
En cuanto al hecho de referirse a la aparente contradicción entre las “verdades” que usted o la “tradición” asume como tales, y referirlas como herejías, lamentablemente remonta a épocas no muy alegres de la historia de la Iglesia, relacionadas con quema de personas en la hoguera y que no creo que sea conveniente rememorar aquí. Esas referencias medievales no son propias de la época moderna donde la libertar de pensamiento son la norma.
Se me olvidó mencionar que el mismo Papa Benedicto XVI planteó que Jesús no nació en Belén, un 25 de diciembre, ni nació en un pesebre. Un ejemplo más del porque la Biblia no puede interpretarse literalmente.
ResponderBorrarEstimado don Armando, recibí su comentario (por triplicado) y le agradezco su interés y que se tome la molestia de aportar. Es importante para alimentar una conversación rica sobre temas tan importantes. También porque me retroalimenta y me permite hacer aclaraciones. Lamentablemente la estructura de la predicación en los templos no permite este diálogo con los asistentes y, en general, los sacerdotes / predicadores no sabemos si las homilías son comprendidas, aceptadas o no.-- Aunque ya he visto que el amigo Edwin Andrés Zamora ha hecho una excelente aclaración sobre el peligro de las lecturas literalistas, me gustaría que Ud. me aclarara varias de sus afirmaciones para poder precisar los aspectos que no quedaron claros en mi exposición.- 1º De acuerdo en que los puntos sobre el sentido de la Resurrección son de difícil comprensión, pero ¿a qué y cuáles se refiere cuando dice que son abstractos"? 2º ¿en qué punto tiene la impresión Ud. de que se contradicen nuestras verdades fundamentales (católicas, supongo que quiere decir). 3º Cuando Ud. dice "si los textos no son argumentos válidos", ¿quiere decir que cada texto de la Biblia hay que tomarlo como suena, como está escrito, sin ningún trabajo de interpretación? 4º ¿en qué se compara un acta de registro civil con un texto del evangelio? No comprendí la comparación.-- Por lo demás, como suelo hacerlo, en estos tiempos especiales como Pascua, las siguientes homilías tratarán de ir aclarando aspectos del tema fundamental. - Gracias de nuevo.
ResponderBorrarTu comentario, Edwin Andrés, es muy claro, preciso y bien documentado. Ciertamente el riesgo del literalismo, y de ahí su derivación fundamentalista, es un terrible riesgo y lamentablemente no nos libramos de él ni sectores católicos, ni protestantes, ni los pequeños grupos autodenominados "cristianos", evangélicos, pentecostales. Es una pena que no haya medios o espacios para ayudar a los católicos a formarse bien y superar ese problema radical que impide leer bien las Escrituras.
ResponderBorrarPadre, para iniciar y dar respuesta a su comentario, le comento que triplicidad del comentario tuvo que ver con algún problema del dispositivo donde lo publiqué o el sitio al querer publicarlo.
ResponderBorrarEn cuanto al tema de tomar la Biblia de forma literaria, creo que todos estamos claros en ello, de tal forma que hice la acotación de "bien interpretados" no "bien leídos"
También, quiero dejar claro que no estoy juzgando a nadie por su libertad de expresión o pensamiento. Aquí sí quisiera se lea al pie de la letra la frase completa "Sugiero ampliarlo ya que de primera mano da la impresión de..." De igual forma ví que usted comentó en su cuenta del Facebook la importancia de aclarar varios aspectos que consideró quedaron pendientes de aclarar. A este punto es al que yo me refiero con mi comentario. Puede validarlo con la hora de mi comentario previo al suyo en su muro.
Ciertamente, algunos hechos no sucedieron tal como la tradición de la Iglesia lo ha celebrado por siglos y enseñado a los fieles, la fecha del nacimiento de Jesús, la existencia de Adan y Eva, etc. Por lo que lo veo válido, ya que no es de extrañarse que el intercambio con otras culturas y la "tropicalización" de la fe hiciera que se asumieran fechas y eventos que permitieran incursionar la fe en esas culturas.
Don Edwin, tratando de haber quedado claro con mi intensión del comentario, agradezco sus letras y quisiera sugerirle que la hoguera y el fundamentalismo o radicalismo que usted indica pareciera no ser otra cosa que un cierto temor a comentar o discutir puntos de vista, solapado con hechos históricos negros de épocas pasadas que tratan de coaccionar el diálogo.
Padre, trato de replantear los puntos:
1) Su parte del texto: "...pueden confundirnos, pueden darnos la impresión de que Jesús resucitado era Jesús volviendo a contar con su cuerpo en pleno funcionamiento material, como antes pero, si pensamos así, nos equivocamos..."
Esta frase, si entiendo bien ¿indica que Jesús no resucitó? Si lo hizo como sugiere usted y de que forma lo hizo?
2) Mi punto de contradicción versa en la aparente negación de la resurrección corporal de Jesús.
3) Expuesto anteriormente.
4) Mi comparación es a qué le doy veracidad y cómo se la doy. Me explico, algunos estudios por más serios o formales que hayan sido han llegado a ser omitidos al refutarse su versión. Caer en un punto de relativismo se podría entrar en una cuerda muy delgada para caminar. No omito la crítica y el cuestionamiento de las verdades, pero sí creo pertinente oler a oveja para que se nos entienda.
Bueno, me parece muy bien que no tome el pie de la letra todo lo que se diga en la Biblia. Esto va más allá de la "tropicalización" como usted menciona. Y aquí creo que no entendió lo que traté de decir. En el momento de la traducción de una lengua a otra, el traductor hace su propia teología o interpretación, no para que sus semejantes la entiendan mejor, sino porque él la entendió así o inclusive, con la intención directa de que se entendiera de esa forma particular. En muchos casos esto ha alterado el sentido original de lo escrito. De ahí es donde se deriva la necesidad de aproximarse a los escritos bíblicos con cuidado.
ResponderBorrarCon el agravante, nuevamente, de que los evangelios fueron escritos no de primera mano por quienes vivieron directamente al lado de Jesús, sino por los seguidores de los seguidores, 100 o 200 años después de la muerte de Jesús. Además su intención era teológica más que histórica, por eso es que los evangelios no son libros de historia, sino de teología.
Las tradiciones cristianas del primero y segundo siglo eran muy diversas y ricas. Había tradiciones con interpretaciones teológicas diferentes sobre quién era Jesús. No todas lo concebían como el Mesías, como Dios Hijo, sino también como Hijo de Dios, y no por ello estaban equivocadas en lo esencial, en la “buena nueva” que nos trasmitió. La vida nueva está aquí y ahora, que tenemos el potencial de ser “perfectos como mi padre es perfecto”, que todos podemos aspirar a vivir en la plenitud que Jesús vivió aquí y ahora en comunión y solidaridad con nuestros hermanos. Esto si es “oler a oveja”.
Lamentablemente mucha de la riqueza de esas interpretaciones se ha perdido, por la hegemonía de algunas tendencias dominantes que terminaron imponiéndose.
Con respecto a que tengo temor del dialogo y la discusión, y que hecho mano a episodios negros de la historia de la iglesia para coaccionar el dialogo, déjeme decirle que es todo lo contrario. Mi intención, por el contrario, era dejar claro que son quienes defienden posiciones fundamentalistas, los que han recurrido históricamente y o siguen haciendo, a la coacción (hoguera incluida) para disuadir a los que piensan distinto.
Entiendo, quedo a la espera de las respuestas.
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ResponderBorrarMás que preguntarnos si Jesús resucitó en cuerpo o no, si hay o no veracidad en lo que los textos bíblicos plantean (en cuyo caso la respuesta es un acto de fe, porque no hay forma de probarlo), lo importante sería preguntarse más bien, sobre el significado para mí de esa resurrección y si debe evocar en mí algo más trascendente. E n el fondo la naturaleza de la resurrección no es lo que está juego aquí, sino sus implicaciones para mí como ser humano.
ResponderBorrarGeneralmente, la interpretación tradicional de la doctrina nos dice que con la resurrección de Jesús obtuvimos la redención, que ya estamos salvos. Esto suena muy bien, muy reconfortante, pero al mismo tiempo plantea una gran interrogante ¿acaso esto implica que ya no debo aspirar a nada más?, que otra persona, Jesús en este caso, hizo todo y yo ya no tengo que mover un dedo. Aquí es donde creo que el mensaje de Jorge quiere llevarnos, independiente de lo que creamos sobre la resurrección física de Jesús, si yo no aspiro a resucitar hoy, aquí y ahora con él de nada me vale todo lo demás. Y no hablo de una resurrección física.
¿Y que significa resucitar con Jesús? Personalmente creo que cada quien debe descubrir lo que eso le significa. No tiene sentido que alguien venga desde afuera (cura, jerarquía o iglesia) a decirnos cuál es su significado. Tengo que describirlo yo mismo, apropiármelo y sobre todo vivirlo. Nadie puede recorrer ese camino por mí. Que la doctrina y la enseñanza de la Iglesia intenta dar pistas sobre ese recorrido está bien, pero lamentablemente muchas veces se malinterpreta que esas guías son un objetivo en sí mismo y no un medio para alcanzar algo más. En este sentido, el ejemplo de vida de Jesús y su mensaje son la mejor pista sobre el tipo de camino que debemos buscar.
Sobre esto, se me viene la mente la conversación de Jesús con Nicodemo, cuando Jesús le plantea la necesidad de nacer de nuevo. Nicodemo lo entiende en el sentido físico, y se asombra de que Jesús proponga regresar al vientre materno. Pero Jesús le corrige y le dice que el nacimiento del que él habla no es físico, sino del espíritu. Cada quién tiene que nacer de nuevo, debe morir a su yo antiguo y resucitar en un ser nuevo. Eso no lo hace nadie por mí, debo alcanzarlo yo mismo.
¿Y como se sabe que alguien ha nacido de nuevo? Bueno el evangelio nos menciona varias pistas. “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fuí huésped, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.” Ó también en frases como “Ama a tu prójimo como a ti mismo” ó “no mires la paja en el ojo ajeno sin sacar antes la viga que llevas en el propio” ó “quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”.
Aquí también, se me viene a la mente la discusión de Jesús con los fariseos sobre la necesidad de lavarse antes de ingerir los alimentos y el temor de estos últimos de mancharse por comer alimentos impuros. En este caso Jesús les responde, que “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.” Igualmente podríamos decir que nada que viene de afuera puede hacer puro al ser humano. En el fondo Jesús nos llama a la coherencia entre lo que somos, sentimos, pensamos, creemos y actuamos. Eso es lo que caracteriza a alguien que ha nacido de nuevo, que ha resucitado.
Hacia aquí es donde tiene sentido enfocar el análisis. Si nos quedamos en la resurrección física y si ocurrió o no, perdemos de vista lo que hoy, aquí y ahora dependen de nosotros y sólo de nosotros, que es buscar resucitar a esa nueva vida.
Excelente la aclaración don Edwin, es bastante válida y oportuna, máxime cuando se expone un comentario como el de Pbro. Jorde Arturo a un público tan amplio. Sin embargo, creo que desde esa experiencia que se expone y comparto la fe nos debe llevar a la razón y viceversa.
ResponderBorrarPor otro lado me hubiera gustado que dejaran los vídeos que publiqué. Pero de igual forma agradezco la aclaración que se hizo del primer comentario.
ResponderBorrarSaludos y éxitos.
Los comentarios que nos comparte Armando son muy útiles en la medida en que nos permite pasar por la tela de la duda nuestra Fe, a partir de las preguntas e inquietudes que genera . Podemos conocer Las Escrituras, tener pruebas científicas de la existencia de Jesús, pero esa información no me asegura el Don de la Fe. Tener la certeza de que Dios vive en mi pasa por una experiencia vital. Y esto da lugar a una sed constante de su palabra a través de Jesús, a una necesidad constante de oración íntima personal y en comunidad .
ResponderBorrarLa Fe es una experiencia de vida en continúa relación dialéctica con nuestro entornó interior y exterior .
Los textos de Jorge Chaves y de Edwin Andrés personalmente me enriquecen y fortalecen en mi Fe . Gracias a los tres .
No cabe duda que esta discusion nos a enriquecido enormemente... Gracias !
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