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3er domingo de Adviento

3er domingo Adviento, 16 diciembre 2007
Lect.: 35: 1 – 6 a; Sant 5: 7 – 10; Mt 11: 2 – 11

1. Nuestro mundo ha cambiado mucho desde que Isaías escribió el texto que escuchamos hoy. La imaginación no nos da para pensar lo diferente que sería la sociedad de hace 2700 años. Pero hay algo que nos suena conocido. El profeta ve a su alrededor gente con manos débiles, con rodillas vacilantes, dejándose llenar su corazón de cobardía, con temor. Un mundo lleno de problemas que produce innumerables víctimas. Siete siglos después, Juan el Bautista en la cárcel, duda si Jesús es el Mesías que ha de venir y manda a sus discípulos a preguntarle si es él o hay que esperar a otro. Jesús se identifica indicando a quiénes ha venido a traer esperanza: a los inválidos, a los enfermos, a los pobres, a los que están amenazados por la muerte y dice claramente: anuncien a Juan lo que están Uds. viendo y oyendo.
2. El mundo de Isaías, el del bautista, el nuestro, están llenos de víctimas. ¿Qué responderíamos nosotros si, de repente, entrara en nuestro templo un mensajero de todas esas víctimas y nos preguntara: ¿Es a Uds. a quienes estamos esperando? Isaías dijo a los de su tiempo que se fortalecieran porque su Dios llegaba a traerles el desquite, los iba a salvar. Jesús dijo que con su actividad se anunciaba la buena nueva a los pobres; los inválidos y los enfermos recuperaban la salud. ¿Qué podríamos responder nosotros a las víctimas de hoy para que recuperen la esperanza, y se sientan fortalecidas? Hay dos maneras equivocadas de responderles. La 1ª, típica de una teología del pasado, a veces bien intencionada pero incompleta, es decirle a las víctimas: tranquilos, ofrezcan su sufrimiento al Señor, y confíen en que Él les pagará con creces en la otra vida. Repetir hoy este mensaje, sobre todo si se hace desde una posición cómoda, es insultante para los pobres, para los excluidos, para los pisoteados de esta sociedad. La 2ª respuesta errónea es la de decirle a las víctimas:, paciencia, la técnica y la economía tienen todo el poder para resolver sus problemas y los de todos. Es cuestión de más inversiones, productividad, comercio, y luego ¡prosperidad para todos! Esto es erróneo, como lo demuestra la historia y, cuando se hace desde la silla de quienes disfrutan de comodidad y lujo, resulta cínico.
3. Hace pocos días, visito nuestro país el Nobel de la Paz Mohamad Yunus, llamado el banquero de los pobres, por el sistema de microcréditos que diseñó. Cuando la periodista le preguntó si se podía cambiar la situación actual de ricos y pobres respondió: “Sí, por supuesto: es posible replantearla. (…). El concepto actual de economía es muy restrictivo y el negocio es únicamente hacer dinero. El asunto es que se olvida de la gente. Los seres humanos no somos máquinas de hacer dinero, somos más que eso. Somos seres que compartimos y cuya naturaleza es solidaria, y esa parte no es parte de la concepción actual de la economía. Hay que promover una economía donde el negocio esté en hacerles el bien a otras personas. Hay que cambiar el negocio donde a nadie le importa qué pasa contigo, sino solamente qué pueden obtener de ti. Es necesario hacer negocio para hacerle bien a la gente. Eso no es difícil, ese sentimiento está en el corazón de los seres humanos y solo hay que dejarlo aflorar”.
4. La ciencia, la tecnología y la economía son instrumentos muy importantes. Pero si se usan para valorar las personas, así sean los pobres, los discapacitados de nuestras familias, los que son menos apreciados de nuestra sociedad. Son útiles para la sociedad si y solo si son conducidas por unos valores distintos, por una manera distinta de entender y practicar en qué consiste ser humano.. Esta visión de la vida, que ve más allá de la superficie, de lo que es aparente, es lo que construye esperanza con hechos. No se traduce en simples limosnas sino en formas distintas de vivir la vida familiar, laboral, empresarial. Como Yunus así también viven y dan esperanza todos los que han experimentado una espiritualidad profunda y han dejado que aflore y se transforme en sentimientos y éstos en acciones para hacer el bien a la gente. Este es el tipo de respuesta que esperan de nosotros las víctimas. No hay que esperar a nadie más. Aquel que supo con su vida dar buenas noticias a las víctimas, está en cada uno de nosotros. Es cuestión de quitar obstáculos para que él se manifieste.Ω

Comentarios

  1. El ser humano a dado pasos importantes para reinvindicarse a sí mismo, por encima del dinero o de otros "distractores". Pero la lucha es fuerte y desleal, pues nosotros mismos nos hacemos trampas, frecuentemente a causa del egoísmo. Pero más allá de esa tendencia nosiva está esa capacidad de ser solidarios y de saber que si se es capaz de conmover a mucha gente con un correo masivo, podría verse con optimismo y creer que no estamos tan lejos de lo realmente vital, pero es necesario un salto para pasar de la "potencia al acto" y entonces repensar ciertos criterios que empapan los diferentes ambientes del quehacer humano, y así, comenzar a considerar al ser humano (a nosotros mismos) en un plano distinto donde reamelte las cosas estén en función nuestra y no al revés.

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  2. Para los lectores, dos comentarios de forma y uno de fondo
    1. Aunque está claro, al leer la homilía, que la primera lectura está tomada del libro de Isaías, quizá sería conveniente que se corrigiera.
    2. Hay que entender la frase "siete siglos después" como parte de la oración que la precede; y no como erróneamente lo hace creer la puntuación (es sólo un detalle).
    3. Qué bueno sería que muchos leyeran este mensaje, yo personalmente voy a enviar la recomendación a mis amigos cibernéticos. Qué hermoso también que un buen día decidamos losquequeremosser empezar a eliminar, poco a poco, nuestros propios egoísmos que nos impiden que "aflore" en nosotros, esa espiritualidad profunda que quiere ser justa y solidaria con todos nuestros semejantes y con nuestro medio ambiente.

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  3. A Óscar y a Anabelle gracias por sus comentarios.

    Sobre los aspectos de forma, lo que sucede es que en el blog tan solo pego la redacción usada en la predicación de misa. Estas redacciones nunca son acabadas, como si fuera un artículo. Son, más bien, una guía que luego elaboro más en la versión oral.

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