5º domingo del tiempo ordinario, 6 de feb. de 11
lect.: Is 58: 7 – 10; 1 Cor 2: 1 – 5; Mt 5: 13 – 16
1. Como siempre, esas sincronías, o “coincidencias” me resultan curiosas. Hoy, primer domingo fuera del hospital, a dos semanas de haber sufrido el accidente vascular cerebral, (lo que suele llamarse derrame cerebral”) que me ha afectado la visión lateral izquierda superior, hoy, precisamente hoy, Mt pone en boca de Jesús la advertencia a sus discípulos “Uds. Son luz del mundo”. Mi problema es la luz. El evento vascular cerebral ha hecho que pierda la vista en ese cuadrante. Pero no es, gracias a Dios, una pérdida total. Es decir, no es que en esa zona vea negro. O no vea nada. Es que veo como cuando uno se queda mirando al sol y luego al bajar la vista el reflejo, la iagen solar extrema lo “ciega” al superponerse sobre lo que uno intente mirar. Y, por lo demás, el resto de la visión, en los otros tres cuadrantes, queda como padeciendo encandilamiento, y me molesta la luz del día, el reflejo de esta pantalla de la compu, toda luz. ¡Qué cosas verdad!
2. Sin pretender hacer una homilía como de costumbre, )es mi primer intento de escribir en la compu) puedo compartir algo de lo que mi experiencia del accidente cerebral me hace enfatizar sobre la frase de Mateo. Ese servicio de ser luz para los demás, no puede malentenderse como la ridícula pretensión de colocarse como centro de la atención de los demás. La luz no es para mirarla, porque ciega o, al menos, encandila. No ayuda en nada de esa forma. La luz es para ayudar a que podamos ver la realidad, el mundo exterior, a nosotros mismos. Ninguna persona auténticamente religiosa o espiritual puede malinterpretar la frase de Jesús, en Mateo, y olvidar que la tarea encomendada es la de ayudar, si es del caso, a que las personas puedan por sí mismo ver y descubrir por sí mismas el contorno de las cosas y personas que las rodean. La luz que ayuda no debe atraer la atención sobre sí misma, debe ser suave e indirecta. Por supuesto que esto es un gran reto, sobre todo para los que somos gente de Iglesia y que pretendemos “iluminar”, “comunicar verdades”. Las tentaciones protagónicas con secularmente fuertes.
3. Aparte de eso valdría la pena profundizar en la 1ª lectura de Isaías en donde la iluminación personal y la que uno puede compartir está ligada a partir el pan con los hambrientos y a hospedar a los los sin techo, … Solo así, dice el profeta, romperá tu luz como la aurora e irá detrás de ti la aurora del Señor.
4. Bueno, hay más cosas, por supuesto, pero de momento este es mi primer intento de superar la limitación visual que me ha quedado como secuela. A los amigos y amigas, y familiares, que me apoyen con sus oraciones para tener fortaleza en esta nueva situación y para que no se me repitan los accidentes vasculares cerebrales, valga decir, no aparezcan más coágulos. Ω
lect.: Is 58: 7 – 10; 1 Cor 2: 1 – 5; Mt 5: 13 – 16
1. Como siempre, esas sincronías, o “coincidencias” me resultan curiosas. Hoy, primer domingo fuera del hospital, a dos semanas de haber sufrido el accidente vascular cerebral, (lo que suele llamarse derrame cerebral”) que me ha afectado la visión lateral izquierda superior, hoy, precisamente hoy, Mt pone en boca de Jesús la advertencia a sus discípulos “Uds. Son luz del mundo”. Mi problema es la luz. El evento vascular cerebral ha hecho que pierda la vista en ese cuadrante. Pero no es, gracias a Dios, una pérdida total. Es decir, no es que en esa zona vea negro. O no vea nada. Es que veo como cuando uno se queda mirando al sol y luego al bajar la vista el reflejo, la iagen solar extrema lo “ciega” al superponerse sobre lo que uno intente mirar. Y, por lo demás, el resto de la visión, en los otros tres cuadrantes, queda como padeciendo encandilamiento, y me molesta la luz del día, el reflejo de esta pantalla de la compu, toda luz. ¡Qué cosas verdad!
2. Sin pretender hacer una homilía como de costumbre, )es mi primer intento de escribir en la compu) puedo compartir algo de lo que mi experiencia del accidente cerebral me hace enfatizar sobre la frase de Mateo. Ese servicio de ser luz para los demás, no puede malentenderse como la ridícula pretensión de colocarse como centro de la atención de los demás. La luz no es para mirarla, porque ciega o, al menos, encandila. No ayuda en nada de esa forma. La luz es para ayudar a que podamos ver la realidad, el mundo exterior, a nosotros mismos. Ninguna persona auténticamente religiosa o espiritual puede malinterpretar la frase de Jesús, en Mateo, y olvidar que la tarea encomendada es la de ayudar, si es del caso, a que las personas puedan por sí mismo ver y descubrir por sí mismas el contorno de las cosas y personas que las rodean. La luz que ayuda no debe atraer la atención sobre sí misma, debe ser suave e indirecta. Por supuesto que esto es un gran reto, sobre todo para los que somos gente de Iglesia y que pretendemos “iluminar”, “comunicar verdades”. Las tentaciones protagónicas con secularmente fuertes.
3. Aparte de eso valdría la pena profundizar en la 1ª lectura de Isaías en donde la iluminación personal y la que uno puede compartir está ligada a partir el pan con los hambrientos y a hospedar a los los sin techo, … Solo así, dice el profeta, romperá tu luz como la aurora e irá detrás de ti la aurora del Señor.
4. Bueno, hay más cosas, por supuesto, pero de momento este es mi primer intento de superar la limitación visual que me ha quedado como secuela. A los amigos y amigas, y familiares, que me apoyen con sus oraciones para tener fortaleza en esta nueva situación y para que no se me repitan los accidentes vasculares cerebrales, valga decir, no aparezcan más coágulos. Ω
Muy interesante Jorge lo que comentas. Lo que menciona Isaías se parece tambien a lo que menciona Mt 25, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis,etc...
ResponderBorrarParece, como lo dices, que ser luz del mundo implica reflejar en nuestro diario vivir y en la relación de convicencia con los demás aquello tan grande y pleno que llevamos dentro y que nos hace explotar de amor hacia los demás.
Ser luz es sobre todo irradiarla, pero para hacerlo hay que tener algo dentro que nos encienda, ahí es donde está clave.
Por lo visto ya estas encamidado a la recuperación y me alegra que pudieras compartir con nosotros estas reflexiones.
Un Abrazo.
Me parece que lo de dar pan a los hambrientos también tiene que ver con irle a leer a los que han perdido la cuarta parte de la vista, verdad? habría que hacer horarios...
ResponderBorrarJorge Arturo. Admirable tu fortaleza ante una situación adversa. Esa tenacidad para continuar es expresión de una luminosidad muy propia que irradia tu pensamiento y tu acción.
ResponderBorrarJorge sos testimonio de esa luz con la lucha y la perseverancia, espero que salgas adelante plenamente con el tiempo, y que esta situación siga siendo oportunidad para crecer y no solo dificultad. Estaremos orando por vos.
ResponderBorrarAinsi soit-il. Yo, personalmente, tengo que decir que de alguna manera, sin que vos mismo lo supieras, resultaste ser luz para mi vida. De alguna manera, escucharte desde hace mucho tiempo en las homilias, (desde que volví de Francia en 1990 y te escuché en Cubujuquí; y te seguí por la Dolorosa y Fátima), renació una vieja inquietud teológica que se decantó luego por el estudio bíblico. Por eso le doy gracias a Dios y te las doy a vos. Por eso te tengo muy presente en mis oraciones y buenos deseos.
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