Ir al contenido principal

Jueves Santo: hacer esto, ¿en memoria de qué y de quién?

Lect. Éx 12, 1-8. 11-14; 1 Cor 11, 23-26; Jn 13, 1 -15
leer también la versión del evangelio de Marcos  14: 17 - 25 


1.   El apasionamiento de Jesús por construir el Reino de Dios, que marcó su existencia, lo expresa, poco antes de su muerte, con esa gran parábola de su vida sintetizada en la Última Cena.  Los evangelistas hablan a menudo de las comidas en las que participaba Jesús. Estas comidas son presentadas como distintivas de la vida pública de Jesús. Varios grupos lo criticaban mucho,por supuesto, porque compartía con “pecadores”, con indeseables, socialmente hablando, en una sociedad , marcada por división profunda de clases sociales, en la que era muy significativo ver con quién se sentaba uno a la mesa. Por eso sus comidas eran signos muy explícitos de carácter religioso, eran anuncio del Reino de Dios, que contenían también una significación política, proclamaban una sociedad diferente de la que vivían entonces. Proclamaba la inclusión de todos y todas, y proclamaba el compartir el pan, es decir, el alimento básico para la subsistencia que, junto con el perdón de las deudas como lo refleja el padrenuestro, eran las dos condiciones indispensables para la supervivencia, lo que hoy diríamos una existencia humana digna.
2.   Hay que entender la Última Cena, como la ha llamado siempre la Tradición, en la línea de esta práctica profética de Jesús (ver nota). Pero, realizada con su grupo más cercano de discípulos, a esta Cena de Jueves Santo Jesús le da además el carácter de compromiso de vida, de alianza entre ellos y con el Padre, para que ellos también compartan su misma pasión por el Reino y la hagan real proyectándose en la transformación del mundo. Así lo expresan Marcos 14: 17 - 25 y Lucas, al referirse a su sangre derramada como alianza; pero Juan, para expresar lo mismo, utiliza el otro signo, el del lavatorio de los pies. En ambos casos, está el mandamiento de hacer este signo profético, este compromiso, en memoria de él, es decir, recordando y apropiándose del modo de vida de Jesús.
-->
3.   Desde esta perspectiva, el Jueves Santo, que tradicionalmente recordamos como día de la institución de la Eucaristía, es muy valioso para que tengamos claro y presente el sentido que tiene el hecho de que la Iglesia, las comunidades cristianas, repitamos la Cena del Señor a lo largo de la historia. No se trata de un mero ritualismo practicado por obligación, ni de una devoción piadosa, privada o de grupo. Si lo reducimos a ese tipo de prácticas estamos perdiendo el significado y la fuerza profética de la eucaristía y estamos perdiendo la conexión con lo que fueron las acciones y las palabras de la vida de Jesús, en cuya memoria él nos mandó continuar compartiendo esta Cena simbólica. Celebrar periódicamente la Cena del Señor es la manera de reavivar en cada uno de nosotros, que nos queremos confesar seguidores de Jesús, el compromiso de poner nuestros mejores esfuerzos al servicio de una vida digna para todos y todas. Es inevitable la referencia a un momento de crisis como la que ha provocado mundialmente el corona virus. Para las comunidades cristianas, cada vez que celebramos la eucaristía, es el momento de tomar decisiones para apoyar las soluciones que construyan salidas, no solo eficaces técnica y económicamente, sino, sobre todo, profundamente solidarias con quienes más han sido hasta ahora, excluidos de manera sistemática, de la mesa común.Ω

Nota: Cuando hablamos de "práctica profética" de Jesús no lo entendemos como se dice a veces popularmente, como capacidad de ver el futuro. Más bien, como la capacidad de leer los acontecimientos del presente desde el sentido que le da la perspectiva de Dios.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...