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Domingo de Ramos: Una pasión de toda la vida

Lect.:  en la procesión: Mt 21, 1-11
en la misa: Is 50, 4-7; Flp 2,6-11; Mt 26, 14— 27,66



1.   Esta semana que hoy empezamos con la celebración del “Domingo de Ramos” (ver Nota), se dice siempre que conmemora “la Pasión y muerte de Jesús” y que, por eso, tenemos que vivirla en recogimiento y reverencia. Pero, como nos lo recuerdan varios comentaristas, la palabra “pasión” puede significar, en nuestro idioma, dos cosas: “padecimiento, sufrimiento”, que es lo que mucha gente religiosa piensa en primer lugar, al hablar de Jesús. Pero también significa, “apasionamiento”, ese sentimiento vehemente que nos invade y es capaz de dominar nuestros pensamientos y acciones. En este sentido, de manera más completa y correcta, podemos entender la “pasión de Jesús”.  Aquello que lo apasionó toda su vida, que hacia latir su corazón, que le empujó al servicio a los pobres, a los excluidos y necesitados, que le atrajo un puñado de seguidores en las aldeas campesinas de la Galilea, pero que, también, le creó un grupo hostil de adversarios en la clase sacerdotal, en los funcionarios del Templo y en los asociados a la dirigencia religiosa – política. Esta pasión era, como lo muestran los evangelios, su pasión por el Reino de Dios. Y esta pasión de toda su vida, le generó un conflicto que lo llevó a la muerte.
2.   ¿Y cómo una pasión semejante que alentó su vida, pudo generar una hostilidad tal que llevara a sus adversarios no solo a desear, sino a planear su muerte? ¿qué tenía ese “reino de Dios” por el que estaba apasionado Jesús, para generarle odio y persecución hasta llevarlo a la pena capital en la cruz?
3.   Una respuesta sencilla, casi obvia: El reino de Dios que predicaba y practicaba Jesús significaba la subversión, es decir, el “poner patas arriba” la visión de  sociedad existente en aquel momento, que los sectores dominantes habían construido y organizado, de manera egoísta e individualista, sobre la base de los intereses de grupos locales de poder, al servicio de otros externos, del imperio romano, —éste les permitían tener poder relativo, ganar y acumular a costa de mantener sometidas a las mayorías del pueblo. Por añadidura ese tipo de sociedad, estaba legitimado religiosamente, como si fuera el tipo de sociedad “querido por Dios” o, al menos, el normal, el que debía ser.
4.   Jesús, fiel a lo que le inspira su Padre, no acepta este tipo de sociedad existente que rompe el pacto con el Dios liberador del pueblo de Israel. Lo expresa de muchas maneras, “bienaventurados los pobres, los que trabajan por la justicia, … porque de ellos es el reino de Dios”, “el que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos”, “como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos” Mc 10: 42. 44… Estos principios que predicaba y enseñaba los refrendó siempre con su modo de vida, son su actuar y su modo de relacionarse con el pueblo.
5.   Si esta vida y predicación de Jesús significaba ya, para las autoridades religiosas del Templo y para el gobernador de los judíos, una provocación, se les convertía en una verdadera amenaza para ellos cuando les quedaba claro que marcaba un camino para quienes querían seguir a Jesús. En diversas ocasiones él lo afirma: seguirlo a él significa seguirlo hasta Jerusalén, donde va a confrontarse con el sistema de dominación; significa también aceptar la condena, como él, a la cruz y a la muerte, no por ningún extraño “designio divino”, ni por conformismo, sino por coherencia con los valores que siempre lo inspiraron.  Esa coherencia de comportamiento del “Hijo del Hombre” es lo que le lleva a la resurrección a una vida nueva, es este el camino hacia el reino de Dios, muriendo al reino de dominación existente.
6.   ¿Cómo celebramos este año la conmemoración de la última semana de Jesús de Nazaret? De una manera inusual, para lo que estamos acostumbrados, entre otras cosas porque la pandemia actual nos impide aglomerarnos en templos y procesiones. Pero hay algo más, esa pandemia, como otras situaciones límites de la vida, nos desnuda a todas y todos. Y desnuda, especialmente, el tipo de sociedad que hemos venido construyendo, con sus valores y con sus tremendas deficiencias. Sale a la superficie lo mejor y lo peor de personas, de grupos y de la sociedad existente como un todo. Surge, por ejemplo, la importancia de haber construido en nuestro país, un servicio de salud pública y de Seguro Social sobre principios de solidaridad. Mientras que en otros países, supuestamente “más desarrollados”, se constatan trágicamente ahora los efectos de unas políticas neoliberales que desmontaron los pilares de un estado de bienestar, que dejaron sin fondos a instituciones y medios hospitalarios que ahora escasean. Surgen los valores de actitudes de médicos, enfermeras entregados hasta el borde del cansancio a sus tareas humanitarias. Y las actitudes de muchos, pequeños productores en particular, que se ofrecen para abastecer la demanda de muchas familias confinadas en sus casas, para evitar la expansión del contagio.  Pero, incluso en nuestro país, surge también la división de pareceres sobre la prioridad de las medidas de confinamiento y distanciamiento social, que ciertos grupos y analistas piensan que van a afectar la “salud” de la economía del país.    
7.   Es un momento de decisiones difíciles para todas las ciudadanas y ciudadanos del país, y no solo para las autoridades gubernamentales. Se exige mucha reflexión y diálogo.  Pero, por más que se trate de otra época y otras formas de manifestarse, la decisión de fondo sigue siendo, como lo fue para Jesús: entregarse a la pasión por el Reino de Dios o dejarse arrastrar por el “reino de dominación” en el que los pobres, los más débiles y vulnerables seguirán siendo los nuevos crucificados.Ω


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Nota: sobre el sentido originario de la “procesión de Ramos” puede verse una reflexión que escribí hace dos años en esta misma fecha, "Subida a Jerusalén: una marcha y una contra – marcha”    https://losquequeremosser.blogspot.com/2018/03/domingo-de-ramos-dos-subidas-jerusalen.html

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