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4º domingo de Adviento: El protagonismo de una mujer frente a una sociedad patriarcal

Lect.: Isaías 7:10-14; Rom 1:1-7; Mt 1:18-24

  1. Estos textos son muy ricos, aunque la rutina nos los haga ver como muy sabidos. Afortunadamente, siempre hay personas de fe estudiosas, que nos ayudan a descubrir nuevas perspectivas, nuevos ángulos en este relato, en los que quizás nunca antes nos habíamos fijado, o no habíamos valorado lo suficiente. Personalmente, entre quienes nos ofrecen semanalmente comentarios bíblicos, esta vez dos de ellos nos dieron datos interesantes de estudio del texto y de contexto histórico de sus contenidos, que nos inspiraron para este comentario. [i]Así, podemos descubrir en este relato dos detalles que me parecen muy iluminadores para nuestra vida espiritual. Ambos tienen que ver con este escrito evangélico de Mateo que vamos a estar meditando este próximo año.
  2. El primer gran detalle se refiere a lo que la tradición de la Iglesia ha llamado “la concepción virginal de María”. Imagino que nosotros adultos, que hemos tratado de reflexionar y vivir nuestra fe cristiana por muchos años, ya no nos quedamos en una mera discusión biológica del relato. Los evangelistas no intentan ponernos a considerar posibilidades o imposibilidades de la biología. Tampoco intentan enfrentar las acusaciones de adulterio o violación posible, como surgió después en alguna producción literaria. Aparte de que la idea de “virginidad” pueda simbolizar un desprendimiento total, una entrega completa en una vida dedicada a Dios, hay lugar, también para otras interpretaciones. Sabemos que detrás de símbolos y comparaciones implícitas con episodios similares del A.T. lo que hay es el intento de transmitirnos un mensaje profundo para nuestra vida. Pero, ¿cuál es ese mensaje qué se quiere expresar con estas formas de hablar?  Consideremos lo siguiente. Mateo nos está narrando el nacimiento de aquel a quien las primeras comunidades cristianas reconocían como “Mesías”, liberador, salvador prometido. ¿Cómo es posible, entonces, nos hable de semejante evento narrándonos un nacimiento que era “irregular” desde la perspectiva de la Ley  y de la cultura patriarcal. Al hacerlo, ¿no estaba, más bien, manchando la “hoja de vida” tanto de la madre como del hijo? Sin embargo, en vez de mostrar la irregularidad y de tildar negativamente a esa mujer que concibe de esa manera, el evangelista y su comunidad más bien muestran a María como espacio de presencia  y acción del Espíritu de Dios. Es decir, aseveran que Dios confirma que en María, una mujer irregular para la tradición judía, Dios hace presente su obra liberadora. Así desliga la liberación humana de la cultura patriarcal, nacionalista, general en la época y región, en la que el varón era siempre la figura principal y dominadora. Además, en particular, en el caso de Israel, con María Dios desliga la salvación, de la pertenencia formal, según la Ley al pueblo elegido, para convertirse, María y su hijo Jesús, en una presencia de salvación universal para todos los seres humanos, donde el principio de salvación se liga tan solo con la plenitud de la condición humana tal como fue creada por Dios. El propio José, al aceptar a María y a su hijo, supera también el viejo orden patriarcal y se abre al horizonte de la gratuidad divina.
  3. Y esto conecta con el segundo pequeño gran detalle del relato de Mateo. Es notable que en este evangelista el propio nacimiento de Jesús es narrado, más bien, consignado, de la manera más simple y breve que uno podría pensar. En versículo y medio se cuenta que, después de que José escucha en sueños el mensaje de un ángel que le dice que no tema recibir a María como esposa, “al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús”. Cualquiera diría que esta no es la forma de narrar un acontecimiento de importancia extraordinaria, acerca de alguien a quien se acepta como Mesías liberador. ¿No merecería su nacimiento una caracterización un poco más llamativa? ¿un poco más rodeada de milagros, al menos, conforme a la mentalidad de la población de entonces? Por el contrario, el cuadro que pinta Mateo refleja una situación humana de completa normalidad, la venida al mundo de un hijo en una familia pobre. No hay nada que lo diferencie de millones de nacimientos similares en la historia.  No hay, siquiera, otros detalles con los que, por ejemplo, Lucas sí quiso resaltar la importancia del nacimiento de Jesús. No hay, en el relato de Mateo, ni pastores, ni ángeles cantando gloria, ni luces celestiales. Solamente se trasluce la expresión de fe en que la presencia y acción liberadoras de Dios se ven manifestadas en lo sencillo, en lo corriente, en lo ordinario, por medio del amor completamente gratuito. Pero esto no era perceptible  para la visión normal.
  4. Todo esto no es solo una confesión acerca de lo que era Jesús de Nazaret para aquellas primeras comunidades judeocristianas. Es, también, un mensaje para cada uno de nosotros, y para nuestras familias y comunidades, un llamado para que continuemos abiertos a la expectativa de que esta es la forma como Dios viene o, mejor dicho, continúa viniendo, manifestándose en este mundo, —no ligado a un pueblo, o institución ni menos reducido a roles del género masculino. Lo divino viene desde lo hondo de nuestro ser, ahí donde nos sostiene en la existencia, y se expresa en los acontecimientos y acciones más ordinarias de nuestra vida humana, dándonos la capacidad y fuerza, así como lo fue en Belén, para hacer de la historia de cada uno de nosotros, —hombre o mujer sin distinción—, y de nuestros esfuerzos colectivos una historia de liberación, de salvación, de camino hacia la plenitud de vida para este mundo en que vivimos.Ω




[i] Xavier Pikaza, “Así fue la generación de Jesucristo” http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2016/12/17/p393370#more393370
David Lose,  “La versión de Mateo de la Encarnación” (Matthew’s versión of Incarnation)  http://www.workingpreacher.org/craft.aspx?post=2961

Comentarios

  1. Magnífico comentario, especialmente el último párrafo. Saludos

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  2. Magnífico comentario, especialmente el último párrafo. Saludos

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