Ir al contenido principal

32º domingo, t.o.


32o domingo t.o.
6:13-17;  Tes 4: 12-17; Mt 25:1-13

1.   Mt en su evangelio ha recorrido  en 24 capítulos una serie de reflexiones y recuerdos sobre hechos y dichos de la vida de Jesús, para aplicarlos a problemas y situaciones que estaban viviendo en las comunidades unos 50 años después de la muerte de Jesús. Nosotros hemos hecho el mismo recorrido durante los domingos de este año, pensando en nuestra situación actual, 21 siglos después. Ahora, en el Cap. 25 que vamos a leer estos tres domingos siguientes Mt va a considerar con tres últimas parábolas las actitudes fundamentales que estaban a la base de lo que Jesús vivía y decía. La primera gran actitud fundamental de Jesús la evoca Mt con esta parábola de las doncellas sabias y las necias. Luego seguirán la parábola de los talentos y a continuación la del juicio final.
2.   Las doncellas sabias representan esa actitud fundamental propia de Jesús con respecto al encuentro con Dios. Hay que vivir con la convicción de que el encuentro con Dios se puede producir en cada instante. Y se puede producir en cada instante porque estamos siempre sumergidos en la presencia de la divinidad. Caer en la cuenta de ello nos da la posibilidad de encontrar a quien ya está ahí. En esto consiste la sabiduría de esas doncellas. Tenían la luz para ver esa presencia de Dios, el novio, porque tenían ese aceite de la sabiduría para alimentar su luz, para orientarlas en medio de tanto barullo, de tantos motivos de distracción que nos producen oscuridad.
3.   Un error que ha afectado a los cristianos a lo largo de lo tiempos es confundir el momento de ese encuentro con Dios, que puede ser cualquier momento, con el momento de la muerte, que a todos nos vendrá, pero que no es el momento del encuentro con Dios, sino el momento en que los velos que nos impiden ver esa presencia permanente, desaparecerán.
4.   Todo lo que Jesús hizo y dijo, no fue para ver si lograba el encuentro con Dios, sino que, por tener conciencia de ese encuentro permanente, fue por lo que vivió como vivió. Uno podría pensar, con desaliento, que estamos muy lejos de tener esa conciencia como la de Jesús. Pero la palabra de Dios en la 1a lectura nos dice otra cosa. Esa sabiduría, que nos permite descubrir ese encuentro, que es el aceite que alimenta nuestra luz, la tenemos a mano, está a disposición de todos los que la buscan, se da a los que la desean, nos sale al encuentro en todos nuestros pensamientos, está sentada a nuestra puerta. Es cuestión de quitar obstáculos, trabajarse personalmente y dejarse llevar por nuestros anhelos más profundos, que vienen de Dios, y no por caprichos superficiales, para abrirnos al camino de la iluminación.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

TRES REFLEXIONES PARA RECUPERAR EN LA "FIESTA DE LA TRINIDAD"

  Al repasar mis reflexiones de los últimos años sobre la "celebración de la Trinidad", me parece valioso recuperar, entre otras, las siguientes. La primera,  que l a experiencia nos enseña lo inadecuadas que son las solas palabras para expresar nuestros mejores sentimientos y nuestras profundas convicciones.  En realidad, es algo que ya antes sabíamos que pasaba sobre todo cuando tratábamos de compartir la alegría sentida, el disfrute de la vida, la intensidad del amor… Y es algo que deberíamos también haber constatado al meternos a “hablar de Dios”, porque detrás de esa palabra, ese nombre, “Dios”, tocamos la realidad más profunda de nuestro ser, de nuestra persona, de esa realidad que está en cada uno de nosotros pero que es más grande que nosotros. Lo normal, entonces, es que el lenguaje verbal siempre se quede corto y nos deje insatisfechos. L o primero que aportó la Buena Nueva fue la oportunidad, no de aprender una verdad teológica , sino de vivir la  experien...

Domingo de Pascua

Lect.:  Hech 10: 34-43; Col 3: 1-4; Jn 20: 1-9 Cuando decimos que para los cristianos la fiesta de la Pascua es el acontecimiento central de nuestra vida , afirmamos que estamos hablando de algo de lo que no es fácil hablar . Nos referimos al momento culminante de la vida de Jesús, de la vida de sus primeros testigos y de nuestra propia vida . ¿Cómo poder expresar ese momento culminante de manera fácil? ¿Cómo encerrar en palabras humanas unas realidades, vivencias que tocan lo más íntimo de nuestro ser y del ser de Jesús ? Durante muchos años hemos leído y meditado los relatos evangélicos de la resurrección y probablemente nos hemos quedado pegados en los detalles con que sus autores intentaron comunicar lo incomunicable. La resurrección de Jesús no es la vuelta a la vida en este mundo de un cadáver . Y, sin embargo, por las limitaciones del lenguaje, si los leemos literalmente, los relatos sobre la tumba vacía, sobre las apariciones a María Magdalena,...

CELEBRANDO LA ASCENSIÓN, ¿SE TRATA DE UNA "SUBIDA"?

 Se supone que uno de los propósitos de las fiestas litúrgicas es pedagógico. Se trataría de desglosar diversos aspectos del mensaje evangélico para facilitar su comprensión. Y se suponía también que al asociar cada aspecto del mismo a un "episodio" o dimensión de la vida de Jesús, esto daría más vitalidad y dinamismo al anuncio de la Buena Nueva. No sé en que medida esto se logró en siglos pasados, pero me temo, desde hace tiempos, que hoy en día" el modo de realizar la celebración litúrgica más bien desorienta la formación en la fe de los creyentes contemporáneos. En vez de una comprensión progresiva del Mensaje se produce una fragmentación del mismo y una pérdida de visión de conjunto y, al mismo tiempo, al asociar cada "fragmento" a recuerdos de diversos momentos sucesivos de la vida de Jesús, se crea la impresión de que se está intentando construir y reproducir un resumen biográfico de ésta. Un paso más y caemos en una lectura literalista y fundamentalista...