Lect.: Éx 22, 20-26 ; 1 Tes 1, 5c-10; Mt 22, 34-40
1. ¿Por qué ha escrito el papa Francisco “Fratelli tutti”, una Carta universal sobre la fraternidad y la amistad social? y ¿qué es lo importante que contiene esta Carta? Lo hace inspirado en Francisco de Asís “que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne” y así pudo sembrar “paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos”. Esa inspiración la toma de un hombre que “no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios”. Una persona que reunió hermanos y hermanas para “proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio”. De esa manera, con ese estilo, Francisco de Asís “fue un padre fecundo que despertó el sueño de una sociedad fraterna”. Y el Papa aquí, expresa con una cita su convicción de que «sólo el hombre que acepta acercarse a otros seres en su movimiento propio, no para retenerlos en el suyo, sino para ayudarles a ser más ellos mismos, se hace realmente padre» . Y desde esta perspectiva nos entrega esta encíclica social cuyas páginas “no pretenden resumir la doctrina sobre el amor fraterno”, sino que las ve como “un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras”.
2. Hoy domingo 30 del tiempo ordinario, hemos leído un texto del capítulo 22 del evangelio de san Mateo que recalca que el principal de los mandamientos recibidos de Moisés consiste en amar a Dios con todo el corazón, con toda alma, con toda la mente. Y el segundo, semejante a este es amar al prójimo como a uno mismo. El Papa estaba escribiendo esta Carta, nos dice, cuando irrumpió de manera inesperada la pandemia de Covid19 que “evidenció la incapacidad de actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existía una fragmentación que volvía más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos”.
3. Es incalculable el número de páginas, de libros, que se han escrito al interior de las Iglesias cristianas sobre la importancia del mandamiento del amor. Y después de siglos de innumerables reflexiones teológicas, doctrinales, catequéticas, sobre la caridad, sobre el amor, nos toca vivir una pandemia que desnuda no solo las desigualdades que atraviesas la sociedad y la Iglesia sino también lo fragmentados que estamos a la hora de enfrentar las crisis provocadas por este virus. ¿Qué puede añadir el Papa a tanto que se ha dicho ya?
4. Quiero compartir, desde mi vivencia personal, algunos solamente (son muchos) de los aspectos que más me han tocado al leer esta Carta para motivar a su lectura y meditación profunda. Lo primero es que, a semejanza de Jesús y de Francisco de Asís, el Papa Jorge Mario Bergoglio, no intenta darnos más elaboraciones doctrinales abstractas, ético religiosas, —ya hay suficientes— sino atraer nuestra atención a testimonios de vida y, a través de estos, a una comprensión más profunda de lo que somos los seres humanos. Por eso construye su mensaje de esperanza en torno a una parábola de Jesús, la conocida como “del buen samaritano”, que el Papa renombra como “Un extraño en el camino”. Con la historieta quedan claras varias cosas: que prójimo no es la persona herida al borde del camino, sino aquel samaritano, extranjero, que se vuelca a atenderla. Y en su comportamiento “se nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor”.
5. Francisco nos recuerda que esta historia se repite y “tiene toda la dinámica de esa lucha interna que se da en la elaboración de nuestra identidad, en toda existencia lanzada al camino para realizar la fraternidad humana.” En la lectura que hago de “Fratelli tutti” me queda claro que compadecerse del dolor de la persona herida en el camino, no tiene por qué ser parte de un mensaje religioso, ni un precepto de una ética determinada. Es el movimiento que brota desde dentro de la naturaleza humana que compartimos con todas las personas heridas, asaltadas, explotadas, descartadas. Y por eso se entiende que el Papa añada que “La inclusión o la exclusión de la persona que sufre al costado del camino define todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos. Enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo”. Es decir, todo lo que hacemos por contribuir a resolver situaciones de desigualdad, de pobreza, de dolor, contribuye a hacernos más humanos, nos ayuda en la construcción de nuestra propia identidad. Y por eso, también aplican a la hora de participar en proyectos económicos, políticos y religiosos. Si nos comportamos como seres humanos, nos debemos adscribir y debemos apoyar a aquellos proyectos que nos permitan comportarnos como prójimos de los más necesitados. Y refiriéndose al momento actual, Francisco nos presenta el desafío, “En los momentos de crisis la opción se vuelve acuciante: podríamos decir que, en este momento, todo el que no es salteador o todo el que no pasa de largo, o bien está herido o está poniendo sobre sus hombros a algún herido”.
6. La Carta insiste en la necesidad de “querer ser pueblo, de hacer el esfuerzo de incluir, de integrar, de levantar al caído.” Sin que importe el círculo, el partido, la denominación religiosa a la que se esté adscrito. Lo que cuenta es el llamado interior que tengo y que me humaniza, “a volverme yo un prójimo de los otros”.
7. Sin duda tenemos aquí un mensaje permanente pero que resulta más urgente en esta Costa Rica que en las últimas semanas se ha visto enfrentada, polarizada, violenta, ni siquiera unida por estar todas y todos amenazados por el mismo temible virus. Esta fraternidad y esta amistad social de las que habla el Papa son una forma de vida, una cultura, una forma de pensar, de ver y de actuar y, sobre todo de sentir. Que es lo que más nos hace humanos, esto tendría que movernos a trabajar con esfuerzo, a cultivar constantemente la fraternidad y la amistad social.Ω
Gracias Jorge, mi corazón se goza y se llena de esperanza, porque en nuestra miseria, Dios nos llama por medio de tu mensaje, para ocuparnos de ser humanos, de ser su creación con sentido y presencia en el hoy y en el ahora. Bendiciones.
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