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5º domingo de cuaresma: donde los papeles de malos y buenos se invierte


Lect.: Lect.:  Isaías 43:16-21;   Filipenses 3:8-14;  Juan 8:1-11


  1. No se puede saber si la mujer que está enfrente de Jesús es ciertamente culpable. Ante todo porque los fariseos y escribas que la ponen en medio del grupo al que Jesús está enseñando, no cumplen siquiera con las prescripciones de la Ley: ni traen al supuesto compañero adúltero, ni presentan al también supuesto testigo del hecho, como estaba establecido en la Ley. Pero, además, el evangelista comenta que poner a la mujer frente a Jesús y pedir su juicio, lo hacían  con mala idea, para poder acusarlo.  En más de una ocasión estos enemigos de Jesús le habían tendido trampas, proponiéndole problemas legalistas para tratar de  mostrar que no era auténtico Maestro. Pero esta es la primer y única vez que se atreven a poner en riesgo la vida una persona para ver si hacen caer a Jesús en contradicción sus enseñanzas. 
  2. No se puede saber si la mujer que está enfrente de Jesús es ciertamente culpable, pero queda muy claro de que quienes con culpables, son sus supuestos jueces acusadores. Por saltarse las exigencias de la ley que no les convienen y por dar signos claros que no les preocupa para nada la vida humana. En el fondo, dejan claro también, que no tienen el menor respeto por la Ley sino que quieren manipularla para sus propios intereses y, en este caso, no lo sabemos, pero quizás por venganza y por tratar de desacreditar y eventualmente eliminar a Jesús.
  3. Visto desde esta perspectiva, la frase de Jesús: el que esté libre de pecado tire la primera piedra, podría entenderse no como el señalamiento de un ideal imposible, pensando que solo pueden ejercer la función de juez quienes no hayan jamás cometido un pecado. Se trata más bien de devolverles la pelota a escribas y fariseos instándolos a que se examinen y para que tomen conciencia del doble crimen que están cometiendo: traer a juicio delante de Jesús a una mujer contra la que no tienen ni pruebas ni testigos; y exponerla a que pierda la vida, pero sin que pueda achacárseles a ellos la decisión de ejecutarla, sino pasando la responsabilidad al Maestro de Galilea al que quieren desacreditar.
  4. Por lo general, el relato de esta escena nos impacta por la actitud de compasión de Jesús con esta mujer, símbolo de todos nosotros pecadores. En el A. T. los escritores sagrados, en especial profetas,  usan la metáfora del adulterio para simbolizar la infidelidad de parte del pueblo de Israel, sobre todo. Sin embargo, por lo general los comentarios que bien intencionadamente a este relato, se centran en el encuentro misericordioso de Jesús con una pecadora.  A veces hasta se le da un toque machista a la interpretación, en la medida en que se da por obvio que era una mujer pecadora. Ni se menciona al adúltero pecador, ni de su responsabilidad en la situación por la que ahora atraviesa la mujer. . Pero, como vemos, las palabras y actitudes de Jesús son las que nos permiten ver la existencia de problemas más de fondo: el de una sociedad donde son solo varones los que juzgan a una mujer; varones, los que logran escaparse de la aplicación de la Ley y, sobre todo, los que son afectados por el problema de la corrupción en su desempeño como jueces y acusadores. Nos permite echar un rápido vistazo a una sociedad en la que se invierten a menudo las papeles de buenos y malos.  La mujer, débil y sin defensa, es a la que hay que castigar. Los acusadores, prepotentes y manipuladores, los que escapan de todo juicio e imponen las reglas de juego.
  5. A diferencia de la parábola del hijo pródigo, que termina con la transformación del hijo menor y la interpelación del hijo mayor, aquí parece que la actitud y palabras de Jesús acaban produciendo efecto y los acusadores se ve que reconocen su sinvergüenzada al ir abandonando la escena sin chistar, empezando por los más viejos. Algo es algo, aunque esta vez no concluya con el buen final de que los verdaderamente culpables reconozcan su pecado y pidan perdón que es el único camino para su propia liberación.
  6. Una nota final, que quizás tenga también algo que ver con raíces machistas y patriarcales. Este texto que hoy aparece en el evangelio de Juan, no parece literaria ni conceptualmente de este evangelista. Pareciera más de Lucas. No lo comentan muchos Padres de la Iglesia y en manuscritos muy antiguos no lo incluyen. Puede pensarse que se trató de un “texto incómodo”, porque la actitud de Jesús pudieran considerarla en algunos sectores de las Iglesias como “abriendo portillos” para la permisividad de comportamientos sexuales femeninos. Este va y viene del texto nos impide leerlo en un contexto que se desconoce, y que nos ayudaría a una mejor interpretación. Ω

Comentarios

  1. ExcrlExce como siempre Padre una mirada diferente del texto bíblico que nos enseña que no se trata de liberar a la mujer para que continúe en el pecado sino más bien de desenmascarar el pecado de aquellos que la condenaban.

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