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33º domingo t.o. El "fin de un mundo" y el nuevo que generamos

Lect.:     Daniel 12, 1-3; Heb 10, 11-14.18; Mc 13, 24-32


  1. Llegamos al final del que llamamos “año litúrgico” y una vez más nos topamos con lo que habitualmente se interpretan como lecturas que se refieren al  “fin del mundo.” Marcos, por ejemplo, hoy nos pinta un cuadro tremendo. “La luz del sol se apagará, —nos dice—, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá.” Quizás nos parezca “normal”  que así se cierre la lectura anual del ciclo marcado por cada uno de los evangelios sinópticos. Lo estaríamos viendo  algo así como una llamada a vivir en serio lo que hemos meditado a lo largo de los doce meses previos.  Casi, casi, como una amenaza si no lo hacemos, al menos como una advertencia verdaderamente dramática, que impacta, aunque no podamos hacerla compatible con los conocimientos de la cosmología contemporánea, y tengamos que entenderla metafóricamente. Se trataría de una llamada de atención sobre lo que “se nos viene encima al final” si no hemos corregido nuestros errores y fallas en nuestra vida.  
  2. Pero también cabe preguntarse si no es un tanto contradictorio concluir así en ese tono catastrofista la meditación anual de cada evangelio. ¿No cabe otra lectura de estos textos que no se refieran al final del mundo como destrucción de todo el universo conocido? ¿Otra lectura que no solo continúe con el mensaje de esperanza evangélico, sino que, de paso, se libere de ese ropaje literario que, aunque sepamos que es metafórico, transmite una visión demasiado anacrónica del universo, de la manera de ver el sol, los planetas, las estrellas…? Si, al menos, pudiéramos conectarla con las amenazas reales del cambio climático, …
  3. La otra dirección para nuestra lectura la podemos descubrir poniendo atención a las metáforas relativas al final del Templo de Jerusalén. A la admiración expresada por alguno de los discípulos ante la belleza y solidez de la esta edificación, Jesús responde afirmando que no quedará de todo eso piedra sobre piedra. Aunque algunos podrían ver en esta afirmación la referencia a la destrucción provocada por la guerra de los años 70, —que ya los lectores de Marcos han conocido—, en realidad en el contexto diríamos que se refiere a una destrucción más profunda, que ya venía sugiriéndose en los cuatro evangelios: se trataría del final de la religión del templo judío, como se había venido viviendo hasta entonces. Es el final de los sacrificios purificadores, como lo evoca la segunda lectura de hoy, la de la Carta a los Hebreos; es el final de la sumisión al poder mediador de los sacerdotes; el final de todo un aparato de culto, mantenido además con dinero extraído del pueblo, y que ha mantenido una división en este mismo pueblo…   Todo este culto, sacerdocio, sistema de perdón, oraciones, constituían esencialmente un Templo  que se levantaba como el centro de la vida del pueblo judío, de la sociedad y de su visión del universo. Todo esto, este “mundo” es el que llega al final con Jesús. 
  4. Pero, con él surge un mundo nuevo, donde la sacralidad no está ligada a una institución, ni a edificios, ni a ritos, sino a una nueva humanidad libre que con el poder de la fe, hacen presente a Dios. Se cumple aquello que Jesús había dicho a la samaritana, del nacimiento de “un culto en espíritu y verdad”. Pero, más aún, es el nacimiento de una nueva humanidad. Este es el inicio del cristianismo como una nueva “religión” que no es, propiamente, religión como solemos entender éstasino el desarrollo de la vida humana en toda su profundidad.
  5. Esta manera de entender el “fin del mundo” antiguo, y el nacimiento de uno nuevo puede dar más miedo que todos los anuncios de transformación cósmica. Porque supone más exigencias de compromiso personal y social en la transformación, nada metafórica, de la sociedad de la que formamos parte, que se construye sobre la plena confianza en Dios y la solidaridad gratuita entre todos los seres humanos y con la naturaleza, hombres y mujeres sin ninguna exclusión.Ω


Comentarios

  1. Siguiendo el libro de Francisco SOÑEMOS JUNTOS pensaría que se trata de desmontar viejos esquemas que no podrán funcionar después de la pandemia. No se puede volver a sistemas caducos en economía, educación y otros. La pandemia demostró que las cosas pueden hacerse manera diferente en salud, educación y otros. En economía es urgente el vuelco.

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